China está en camino de convertirse en la mayor economía del mundo. Con un crecimiento del PIB que ronda el 5%, de mantenerse este ritmo o uno similar, es cuestión de tiempo que se produzca el esperado sorpasso a EEUU en PIB en dólares corrientes. Para ello, Pekín está siguiendo unas políticas que buscan reducir la dependencia de China del exterior, intentando estimular el consumo (generar un motor de demanda interna que funcione de forma autónoma) y lograr una suerte de 'autarquía parcial' en la que solo se importe lo que China no pueda producir por causas de motivo mayor (materias primas, algunos alimentos...). Aunque en Occidente parezca extraño, China está teniendo serios problemas con lo primero: no logra que sus ciudadanos consuman al nivel requerido para que este componente gane peso en el PIB desde el lado de la demanda. Los factores que explican esta curiosa 'incapacidad' o carencia económica son múltiples, pero lo cierto es que si Pekín quiere superar esta carencia debería tomar nota de lo que hacen los españoles y su forma de consumir.
Un reciente informe publicado por JP Morgan revela que el gran problema de China con el consumo está directamente relacionado con los servicios. Los chinos consumen muchos menos servicios (restaurantes, noches de hotel, ocio...) que los españoles o los americanos (EEUU), lo que genera esta debilidad cuasi permanente en el que suele ser el motor de crecimiento de cualquier economía desarrollada. Por el contrario, los chinos presentan un consumo relativamente normal de bienes (comida, ordenadores, ropa, lavadoras...), ¡El problema son los servicios!, según JP Morgan.
Ya de por sí, la sociedad china presenta una propensión al consumo relativamente pequeño si se compara con otras economías que se encuentran en su estadio de desarrollo (China ya es una economía avanzada o casi en términos de renta per cápita). La gran carencia, como se señalaba anteriormente, está en el consumo de servicios, que apenas tiene peso dentro del consumo total. En el caso de España, por ejemplo, ocurre lo contrario, el consumo final de los hogares representa alrededor del 56% del PIB y en ocasiones incluso más. De todo ese consumo, más del 50% se dedica a servicios, destacando el gasto en restaurantes y servicios de alojamiento (16% del gasto total), transporte o cuidado personal, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Todos estos gastos tienen un peso elevado en las economías avanzadas, aunque es cierto que en el caso de España suele ser un poco más elevado por las singularidades de nuestro sistema productivo y por unas preferencias diferentes.
China is different
El caso de China es bastante singular, porque parece encontrarse en las antípodas de los países avanzados, pese al potente desarrollo de su economía y a la cantidad de años que lleva ya dominando el ahorro/inversión frente al consumo. El modelo o patrón del PIB debería haber variado hacia el de una economía más avanzada. "El peso del consumo de China en el PIB es bajo, no solo en comparación con las economías avanzadas, sino también en comparación con países en etapas similares de desarrollo. El consumo de los hogares representó solo el 39% del PIB de China en 2023, mientras que el promedio mundial es del 56%. Por otro lado, la participación de la inversión de China en el PIB (41% en China frente al 26% del promedio mundial) y la tasa de ahorro interno (44% frente al 27%) son mucho mayores. El alto nivel de ahorro, la alta inversión y el bajo consumo se perciben ampliamente como características importantes del modelo de crecimiento de China, pero recientemente han contribuido a desequilibrios estructurales entre la demanda y la oferta, y a la continua presión deflacionaria", aseguran desde JP Morgan.
El bajo consumo de China oculta varios hechos importantes. En primer lugar, el consumo de China es bajo, pero no débil. El crecimiento del consumo en China (en términos reales) promedió el 9,6% interanual en 2000-2009 y el 9,3% en 2010-2019 (y se desaceleró al 5,4% en 2020-2023), entre las tasas de crecimiento más altas del mundo. El bajo consumo se observa en términos relativos frente al fuerte crecimiento del PIB (10,4% en 2000-2009 y 7,7% en 2010-2019).
En segundo lugar, el estudio realizado por JP Morgan muestra que el principal impulsor del consumo es el crecimiento de los ingresos de los hogares. El débil crecimiento del consumo en los últimos años es atribuible al débil crecimiento de los ingresos. Pero esto a veces lleva a la percepción errónea de que el bajo consumo de China se debe a una baja proporción de los ingresos de los hogares en el PIB. Esto no es cierto. Los ingresos disponibles de los hogares representan el 43% del PIB en China, una cifra nada baja en comparación con las economías del resto del mundo. Esto se debe principalmente a una tasa de ahorro inusualmente alta, que está relacionada con la deficiencia de la red de seguridad social en China, explican los expertos del banco americano.
La clave está en los servicios
"En tercer lugar, y quizás lo más importante, el bajo consumo de China refleja principalmente un bajo consumo de servicios, más que un bajo consumo de bienes", explican estos expertos. Una comparación entre China y España o Estados Unidos sugiere que la estructura de consumo es muy diferente. "La participación del consumo de bienes en el PIB es prácticamente la misma actualmente. El peso del consumo de servicios (46% en Estados Unidos, más del 50% en España, frente al 18% en China) explica casi por completo la diferencia en la participación del consumo general", señalan los economistas de JP Morgan.
Analizando los datos de largo plazo de las economías avanzadas, se puede observar cómo el consumo de servicios gana peso poco a poco a medida que estos países se van haciendo ricos. Esto también lo confirman los expertos de JP Morgan que han diseccionado el consumo de EEUU: "La historia del consumo estadounidense muestras que cuando un país se enriquece, la participación del consumo de bienes tiende a disminuir y la del consumo de servicios a aumentar. Sin embargo, incluso al realizar una comparación entre países con diferentes etapas de desarrollo económico, el consumo de servicios en China también es significativamente menor que el de países/mercados con un PIB per cápita similar o inferior", aseguran desde JP Morgan, algo que resulta muy sorprendente.
Los servicios en China
Los expertos de JP Morgan ofrecen varias razones coherentes y relacionadas. En primer lugar, algunos componentes de consumo de servicios no están registrados de forma deficiente, y el más conocido es el componente de servicios de vivienda, que hasta hace poco no se incluían en la cesta de servicios. Esto quiere decir que una parte del misterio puede ser simplemente una lectura errónea del consumo chino.
Otra razón que exponen los economistas de JP Morgan es también razonable: como muchos servicios no son comercializables o no se pueden exportar (un corte de pelo o una cena en un restaurante), tienden a tener un precio inferior a su coste real, por ejemplo, la atención médica, la educación, etc. La atención médica solo representa el 2% del PIB de China (frente al 7,6% en EEUU), mientras otros indicadores sociales sugieren que el número de camas hospitalarias y la esperanza de vida de China sí están significativamente por encima del promedio mundial.
En tercer lugar, y más importante, "el sector de servicios de China está subdesarrollado. Por ejemplo, los servicios financieros, servicios legales, turismo, el entretenimiento, los deportes, etc. La proporción del consumo de servicios tiende a aumentar cuando una economía se enriquece", explican desde JP Morgan. En la economía española y buena parte del mundo avanzado, el entretenimiento, la hostelería o el deporte suponen una porción cada vez mayor de consumo. No solo porque este tipo de consumo genere experiencias muy satisfactorias, sino que también porque se pueden consumir casi hasta el infinito.
Mientras que la compra de una televisión o una lavadora presentan ciertos límites de espacio y una utilidad marginal decreciente muy intensa (la primera lavadora ayuda mucho y satisface, pero la segunda no suele ser tan útil ni querida), salir a cenar, ir al teatro o echar un partido de pádel son actividades con utilidades margales decrecientes poco intensas o que incluso presentan utilidades marginales crecientes, algo que puede parecer una auténtica incoherencia en economía. Pero ver una obra de teatro o jugar al pádel puede generar una mayor satisfacción a medida que aumenta su consumo (se logra una mayor comprensión, técnica y disfrute). Es aquí donde la economía china tiene espacio para progresar.
Por lo tanto, "el subdesarrollo en este apartado ofrece a China un gran potencial para impulsar el consumo de servicios, lo cual consideramos una prioridad en sus políticas. De hecho, en declaraciones políticas recientes (por ejemplo, la Asamblea Popular Nacional (APN) de marzo y la reunión del politburó de abril), el gobierno ordenó aumentar los ingresos de los hogares e impulsar el consumo de servicios como dos tareas prioritarias", señalan estos expertos.
El consumo de servicios no solo tiene mayor potencial de crecimiento que el consumo de bienes, sino que también es importante para crear nuevas oportunidades de empleo, mitigar la presión del desempleo y apoyar el crecimiento de los ingresos de los hogares. El capital humano es importante en la mayoría de los sectores de servicios de alto valor añadido, lo que implica que una mayor proporción del valor añadido puede asignarse a los ingresos (más empleos y mejor remunerados) en comparación con la alta intensidad de capital y la baja proporción de ingresos laborales en muchos sectores manufactureros avanzados. "Aún mejor, impulsar el consumo de servicios depende menos del estímulo fiscal. Aunque se necesita apoyo fiscal para la infraestructura social o relacionada con los servicios, lo más importante es un entorno político transparente y coherente. Esto significa que es necesario rectificar los obstáculos políticos generados por la incertidumbre regulatoria de los últimos años, junto con la continua liberalización de los servicios", sentencia el informe de JP Morgan.