
El Senado de EEUU ha empezado a debatir la reforma fiscal de Donald Trump, la "gran y bella ley", en una sesión que se prevé maratoniana y que puede terminar bien entrada la noche o en la mañana del martes. Este es el penúltimo gran obstáculo del texto, y el presidente ha ordenado a sus legisladores que aprueben la ley antes del viernes. Pero el texto sigue fluctuando cada hora, con negociaciones permanentes para intentar sacarlo adelante con los márgenes minúsculos con los que cuentan los republicanos. Y los mercados están pendientes de cada uno de los cambios, que pueden tener efectos de cientos de millones de dólares sobre la economía.
Después de que la Cámara de Representantes aprobara por un solo voto el texto, el Senado aprobó la toma en consideración por apenas dos votos, 51-49, después de que un republicano cambiara su voto a última hora tras unas negociaciones al filo de la navaja. Y ese era solo el primer paso: media docena de los senadores que votaron a favor de abrir el debate han advertido de que quieren más cambios en el debate de enmiendas, o votarán en contra en el momento definitivo.
En las últimas horas, los senadores han atacado algunos de los puntos que han afectado a los mercados. Primero, han eliminado la llamada "sección 899", que permitía aprobar un impuesto a las inversiones financieras extranjeras. También han modificado el reglamento del Senado para poder hacer permanentes las bajadas de impuestos que se aprueben pese a que aumenten el déficit, algo que no estaba permitido hasta ahora. En la práctica, esto abre muchísimo el abanico de leyes que se pueden aprobar: los demócratas podrían utilizar este mecanismo en el futuro para instaurar la sanidad pública universal por mayoría simple, por ejemplo.
Otro de los puntos clave es que se ha endurecido el recorte de inversiones en energías renovables, ante la insistencia de Trump de que la energía eólica es "fea y tonta". En su lugar, se aumentan las partidas a combustibles fósiles y energía nuclear, lo que han hecho hundirse a las renovables en bolsa. Elon Musk, que llevaba varios días callado desde que 'hizo las paces' con Trump, ha vuelto a criticar el texto por este motivo.
Precisamente, el tema más polémico es el de la Sanidad, dado que los republicanos han decidido recortar masivamente el seguro público de salud para los ciudadanos más pobres para compensar parcialmente los 4 billones de dólares en bajadas de impuestos. Así, una enmienda presentada a última hora eliminaría las subvenciones federales para ese seguro, dejando en manos de los estados su financiación, algo que probablemente implicaría unos recortes muchísimo mayores.
Esta decisión ha llevado a un senador republicano de Carolina del Norte, Thom Tillis, a anunciar su retirada de la política el próximo año para poder votar en contra sin que le importen las represalias políticas que Trump pueda desatar contra él. Otras dos senadoras centristas que también deberían renovar su escaño en 2026 han propuesto subir el tramo más alto del IRPF del 36% al 39% para evitar los recortes a la sanidad.
Todas esas propuestas se votarán en la 'maratón de enmiendas' que empieza hoy, y que probablemente dure más de 10 horas. En todo ese tiempo, los republicanos seguirán negociando entre sus filas, con el objetivo de poder aprobar algo para el miércoles como muy tarde. Si saliera adelante, el texto volvería a la Cámara de Representantes. Para cumplir con los plazos de Trump, los diputados tendrían que aprobar el texto tal y como saliera del Senado, o con cambios minúsculos y acordados con la Cámara Alta.
Pero allí, el problema es similar: en la última votación apenas tenían un solo voto de margen, y hay una serie de diputados que quieren cambios o están en contra de algunas de las modificaciones del Senado.
En la práctica, las bajadas de impuestos que Trump aprobó en 2017 seguirán vigentes hasta diciembre, y la prórroga de la deuda pública no será imprescindible hasta agosto, cuando el Tesoro calcula que se agotarán los fondos para pagar los gastos del país y el país entraría en 'default'. Aún hay tiempo para negociar y encontrar la cuadratura del círculo, pero Trump quiere un gran evento ceremonial el día de la Independencia, el 4 de julio, que culmine en la firma de esta ley. Y prefiere retar a sus congresistas a votar que no al texto, si se atreven.