Correlación no implica causalidad. Vicente Nieves lleva buscando explicaciones a los movimientos de los mercados y de la economía desde la crisis financiera de 2007. Aún no tiene la respuesta.

El Banco Central Europeo ha cambiado de estrategia en medio de la 'guerra' contra la inflación para mantener a salvo su credibilidad. A finales de 2021 y principios de 2022, el banco central presentó diferentes hojas de ruta bien definidas. Es cierto que estas hojas de ruta sufrieron modificaciones para adaptarse a la creciente inflación, pero siempre aportando datos exactos sobre los próximos movimientos, anunciando el día, la hora y el tamaño de la primera y la segunda subida de tipos. Sin embargo, el cambiante escenario 'macro' ha obligado al BCE a decir digo donde dijo Diego. Para evitar estas contradicciones, el Consejo de Gobierno de la institución ha adoptado una nueva postura que ratificó este lunes Pablo Hernández de Cos, gobernador del Banco de España. Ahora, la cantidad y tamaño de las próximas subidas de tipos son una incógnita que deja. Los expertos y los mercados ya tienen sus apuestas.

El precio de la vivienda ha subido con extrema intensidad en la zona euro en los últimos trimestres. Aunque la tendencia viene de largo, la demanda ganó tracción tras la crisis del covid, con los precios avanzando a tasas interanuales que no se veían desde principios de los 90. Esta demanda de vivienda se ha visto apoyada, entre otros factores, por unos tipos de interés que se han mantenido a la baja durante años. Ahora, la situación se está revirtiendo de forma drástica. El Banco Central Europeo devolvió los tipos a terreno positivo de un solo movimiento en julio, mientras que en septiembre ejecutó la mayor subida de su historia. Esto está desembocando en unas hipotecas más caras, lo que históricamente ha sido la antesala de una corrección en el precio de la vivienda.

Las criptomonedas están sufriendo una nueva jornada de pánico en medio del sentimiento risk-off que domina el mercado y la fusión (merge) de la red ethereum. Los bancos centrales siguen elevando su tono hawkish (subidas de tipos y retirada de estímulos), lo que está vapuleando a los activos de riesgo como las acciones y las propias criptomonedas. El bitcoin cae con violencia y se sitúa en la zona de los 18.400 dólares, mientras que ether (también golpeado por la incertidumbre que genera el merge de la red ethereum) se está hundiendo directamente y está perdiendo los 1.300 dólares por unidad.

La repentina subida del euríbor en España y el resto de países de la Eurozona se ha convertido en la peor 'pesadilla' de millones de familias que cuentan con hipotecas a tipo variable. El tipo medio de estos préstamos ya ha superado el 2%, según los últimos datos del BCE. Pues bien, esta subida de vértigo no se acerca ni de lejos a lo que está ocurriendo en EEUU, donde la Reserva Federal comenzó a endurecer su política mucho antes y el interés medio de las hipotecas ya ha superado el 6%, niveles que no se veían desde 2008, en pleno estallido de la burbuja inmobiliaria.

Nigeria lo tenía todo para ser uno de los países más avanzados de África. Su territorio ha sido bendecido con las segundas mayores reservas probadas de petróleo dentro del continente, además de contar con salida al mar, algo de lo que no pueden presumir todos los países africanos. Sin embargo, Nigeria ha sido incapaz de explotar sus recursos y mucho menos lograr que los pocos beneficios obtenidos sirvan para mejorar la vida del conjunto de la población. Además, la situación de la industria petrolera, en plena caída, parece no haber tocado fondo todavía.

Luis de Guindos, vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE), ha advertido del cambio de tendencia al que se podría enfrentar el mercado inmobiliario en la Eurozona tras años de fuerte crecimiento de precios y del crédito hipotecario. Guindos ha reconocido que se están viendo ciertos cambios (expectativas, tipos y demanda) que podrían conducir a una caída de precios de la vivienda. 

Aunque la correlación entre los precios del petróleo y los combustibles dista mucho de ser perfecta (márgenes, impuestos, costes laborales... impiden una transmisión perfecta), lo cierto es que al final (con algo de decalaje) una caída del precio del petróleo suele trasladarse, al menos en parte, al precio final de la gasolina y el gasóleo. Sin embargo, en las últimas semanas se está pudiendo observar un fenómeno atípico: la caída del petróleo se está trasladando a la gasolina, pero no al gasóleo o diésel, que sigue cerca de los dos euros por litro. ¿Qué está pasando en el mercado? ¿Por qué hoy cuesta el litro de diésel hasta 20 céntimos más que la gasolina?

La marea de la inflación no está remitiendo al ritmo que se esperaba. Las esperanzas de los mercados estaban puestas en el dato de IPC mensual de EEUU, a la espera de que mostrase una moderación suficiente que acercase a la mayor economía del mundo a un aterrizaje suave. Sin embargo, los precios cayeron solo dos décimas (hasta el 8,3%), con la inflación subyacente presentando un preocupante avance mensual del 0,6% (6,3% anual). Este tipo de inflación, que no pondera alimentos frescos ni energía, debe ser atacada a través de los tipos de interés, lo que podría llevar a la Fed elevar por enésima vez su tono. Esto abre la puerta a un alza de tipos de 100 puntos básicos, una posibilidad que empieza a ganar enteros, un movimiento que no se ve desde la era de Paul Volcker, cuyo mandato fue un tanto turbulento para los mercados y la economía.

Los futuros de petróleo parecen alejarse poco a poco de los 100 dólares en uno de los años más convulsos para esta materia prima. La incertidumbre es inmensa por el lado de la demanda (desaceleración económica y covid en China) como por el de la oferta (sanciones a Rusia y problemas de producción en grandes productores). Como señalaba la OPEP en su informe mensual, el mercado de petróleo muestra un comportamiento esquizofrénico. Tras meses de déficit (se producía menos crudo del que se consumía), ahora parece que el mercado ha entrado en un superávit notable por la ralentización de la economía y la resurrección de la producción en Libia.

La inflación ha caído solo dos décimas en EEUU en el mes de agosto, hasta el 8,3%. El dato ha sido decepcionante (se esperaba una moderación hasta el 8,1%) y está provocando un nuevo 'revolcón' en los mercados. Se esperaba un alivio mayor en los precios ante la bajada de los combustibles (gasolina y diésel), pero el fuerte aumento de precio de la comida, los alquileres, los servicios médicos y de los coches nuevos ha impedido que la inflación se modere con mayor contundencia. Además, la inflación subyacente se ha situado en el 6,3%, una subida de cuatro décimas que ha rebasado al alza, también, el consenso del mercado. Este nuevo dato refuerza la postura de la Reserva Federal de EEUU, que seguirá subiendo los tipos de interés a un ritmo de 75 puntos básicos.