Aunque la correlación entre los precios del petróleo y los combustibles dista mucho de ser perfecta (márgenes, impuestos, costes laborales... impiden una transmisión perfecta), lo cierto es que al final (con algo de decalaje) una caída del precio del petróleo suele trasladarse, al menos en parte, al precio final de la gasolina y el gasóleo. Sin embargo, en las últimas semanas se está pudiendo observar un fenómeno atípico: la caída del petróleo se está trasladando a la gasolina, pero no al gasóleo o diésel, que sigue cerca de los dos euros por litro. ¿Qué está pasando en el mercado? ¿Por qué hoy cuesta el litro de diésel hasta 20 céntimos más que la gasolina?
Los últimos datos publicados por la Comisión Europea y las páginas especializadas revelan que el diésel se está distanciando de la gasolina. En el caso de España, el litro de diésel aparece este jueves en la zona de lo 1,93 euros por litro, mientras que en el caso de la gasolina 95 es de 1,73 euros por litro, una brecha sin precedentes en España. La gasolina ha bajado de precio con la caída del petróleo, mientras que el diésel apenas se ha movido, es más, en las últimas semanas su precio ha repuntado.
La Agencia Internacional de la Energía (AIE) ha resuelto parte de este misterio en su informe mensual sobre el mercado de petróleo. La AIE argumenta que no hay más capacidad en las refinerías para producir diésel, lo que ha llevado a este mercado a un déficit casi permanente (se consume más diésel en el mundo del que se produce).
La información que ha publicado el organismo es un tanto preocupante, puesto que la situación podría agudizarse en los próximos meses a medida que las sanciones sobre el petróleo y los derivados que provienen de Rusia se ejecutan de forma estricta. Sin la producción de las refinerías rusas, los países avanzados podrían sufrir una escasez real de diésel con la consecuente subida de precio de este combustible.
Rusia es vital en el mercado de combustibles. Moscú es el mayor exportador del mundo de productos derivados (tiene una gran red de refinerías). Según la AIE, Rusia exportaría en condiciones normales unos 2,85 millones de barriles diarios (mb/d) de productos petrolíferos, de los cuales 1,1 mb/d son de gasóleo, 650.000 de fuel oil y 500.000 de nafta y 280.000 de gasóleo de vacío (VGO). Gasolina, GLP, turbosina y coque de petróleo suponen unos 350.000 barriles por día.
Más petróleo no será sinónimo de un diésel más barato
La AIE explicaba que el mercado está entrando en una fase de exceso de oferta de petróleo (se está produciendo un millón más de barriles por día de lo que se consume), lo que está presionando a la baja el precio del crudo: el barril de Brent ha caído en más de 30 dólares en los últimos meses. Sin embargo, esta caída del crudo no se está trasladando de igual forma a los combustibles, en especial al diésel y al queroseno que usan nos los aviones. Mientras que las refinerías están siendo capaces de procesar toda la gasolina que se necesita, no está ocurriendo lo mismo con el diésel.
Por ello, la agencia "espera que los mercados de productos derivados, especialmente el diésel, sigan en déficit debido a la falta de capacidad de refino fuera de China. Los mercados mundiales de diésel están muy ajustados por una demanda sólida, junto a unas cuotas de exportación chinas más bajas, que han reducido drásticamente sus ventas al extranjero".

A día de hoy, solo China tiene capacidad ociosa en las refinerías que tienen maquinaria e infraestructura especialmente dedicadas al proceso de refino de diésel, lo que está poniendo a este mercado en una situación muy tensa que queda reflejada en el crack spread (diferencial entre el barril de diésel y de petróleo) del diésel, que se ha disparado hasta los 40 dólares, mientras que el crack spread de la gasolina ha vuelto poco a poco a zonas normales tras haberse disparado durante parte del verano y la primavera.

La consultora de materias primas JLC espera que las exportaciones chinas de diésel en 2022 se reduzcan en un 74% respecto a 2021, hasta los 4,5 millones de toneladas, mientras que las de gasolina caerán algo menos: un 40% hasta los 9 millones de toneladas. Estas cuotas que ha impuesto China dentro de su plan para reducir las emisiones y preservar el medio ambiente están generando un problema al resto del mundo.
Además, Occidente lleva décadas sin construir refinerías, mientras que la inversión en las plantas activas ha sido escasa, lo que genera límites a la producción de derivados. Por otro lado, los expertos aseguran que no resulta sencillo para estas plantas incrementar la producción de diésel en detrimento de la producción de gasolina (ahora es menos escasa) porque los procesos y los inputs necesarios son diferentes.
Lo peor puede estar por llegar
Hasta ahora, la UE ha mantenido en gran medida los volúmenes de importación de diésel ruso en alrededor de 600.000 barriles diarios, pero a partir del próximo febrero estos volúmenes deberán ser reemplazados por otras fuentes. Se espera que la salvación de Europa llegue de tres grandes proyectos de refinería en Kuwait, Nigeria y México que entrarán en funcionamiento a finales de 2023, lo que supondría un aumento de la producción de diésel.
Por otro lado, la AIE cree que "el mecanismo de tope de precios propuesto también debería funcionar para garantizar que se cumpla el suministro general de diésel para el mercado global y para que los importadores europeos puedan empezar a comprar los flujos de EEUU, Oriente Medio e India. De lo contrario, y suponiendo que Rusia no pueda enviar diésel en cantidades significativas fuera del límite de precio, los importadores europeos, latinoamericanos y africanos podrían verse obligados a competir por adquirir una menor cantidad de diésel".
Además, los inventarios de diésel en EEUU se encuentran ahora mismo en un nivel críticamente bajo, aseguran desde Reuters, lo que no ayudará a solventar la escasez de este destilado en los países avanzados. Los expertos aseguran que esta escasez en EEUU mantendrá la presión alcista sobre los márgenes y precios de refinación de diésel. Las existencias de destilados se encuentran en el nivel más bajo para esta época del año desde 1996.
Para evitar que la escasez de diésel sea más grave, resulta vital que las refinerías en construcción en Kuwait, Nigeria y México lleguen a buen puerto. Aún así, no estarán funcionando a pleno rendimiento hasta finales de 2023, mientras que el embargo total al crudo ruso y derivados entra en vigor a finales de este año. Salvo que se produzca algún evento inesperado, el diésel podría seguir escaseando y, por ende, manteniendo un precio relativamente alto.