El Banco Central Europeo ha cambiado de estrategia en medio de la 'guerra' contra la inflación para mantener a salvo su credibilidad. A finales de 2021 y principios de 2022, el banco central presentó diferentes hojas de ruta bien definidas. Es cierto que estas hojas de ruta sufrieron modificaciones para adaptarse a la creciente inflación, pero siempre aportando datos exactos sobre los próximos movimientos, anunciando el día, la hora y el tamaño de la primera y la segunda subida de tipos. Sin embargo, el cambiante escenario 'macro' ha obligado al BCE a decir digo donde dijo Diego. Para evitar estas contradicciones, el Consejo de Gobierno de la institución ha adoptado una nueva postura que ratificó este lunes Pablo Hernández de Cos, gobernador del Banco de España. Ahora, la cantidad y tamaño de las próximas subidas de tipos son una incógnita que deja. Los expertos y los mercados ya tienen sus apuestas.
El gobernador español se negó a realizar cualquier tipo de previsión sobre los futuros movimientos del BCE, más allá de confirmar que la dinámica seguirá siendo la de subir tipos de interés. De este modo, el BCE busca evitar los errores del pasado más reciente. En 2021, el BCE aseguró que no se subirían los tipos de interés en 2022 porque la inflación era temporal. En 2022, el BCE anunció una que subiría los tipos en 25 puntos básicos en julio y quizá una de 50 puntos básicos en septiembre, que han terminado siendo 50 y 75 puntos básicos respectivamente.
Ahora, el BCE prefiere mantener la incertidumbre. De Cos sostuvo durante un discurso en Washington que los próximos movimientos del Banco Central Europeo dependerán totalmente de los datos 'macro' que vayan surgiendo: "Nuestras próximas decisiones se basarán en la nueva información de la que dispongamos y sus implicaciones para el cumplimiento de nuestro objetivo de inflación en el medio plazo, en coherencia con el enfoque 'reunión a reunión' que hemos adoptado".
El banquero español mantuvo que "en todo caso, los tipos de interés deberán alcanzar un nivel que nos permiten asegurar una convergencia progresiva a nuestro objetivo de inflación de medio plazo y la velocidad a la que lleguemos a ese nivel estará condicionado por el mismo objetivo", sin concretar en ningún momento cuál es ese nivel, que en última instancia depende del tipo de interés neutral (el coherente con la inflación al 2% y el pleno empleo). Mientras tanto, el Riksbank de Suecia ha subido este martes los tipos de interés en 100 puntos básicos de una sola tacada.
Aunque el BCE ha adoptado esta nueva estrategia de comunicación, todavía se pueden extraer algunas pistas de las intervenciones de los miembros del Consejo de Gobierno. De Cos señaló durante su discurso que la subida de 75 puntos básicos de julio fue algo "excepcional", producto de "anticipar la senda de subida de tipos respecto de la que incorporaban las proyecciones". Es decir, el BCE sabe, en teoría, hasta dónde quiere llevar los tipos de interés, lo que no sabe es cómo de rápido necesita llegar ahí.
¿Hasta dónde puede llegar el BCE?
Por ahora, los mercados están empezando poco a poco a considerar la posibilidad de que el BCE suba en otros 75 puntos básicos los tipos de interés en la reunión de octubre. Aunque la subida de 50 básicos es todavía la más probable para los futuros sobre tipos de interés, la de 75 está empezando a ganar fuerza y ya recibe una probabilidad que no se puede ignorar.
Por otro lado, estos mismos futuros están estableciendo el tipo terminal (terminal rate) en el 3%. Los mercados consideran que el Banco Central Europeo tiene que subir el precio del dinero en 225 puntos básicos más para controlar la inflación. Ese tipo terminal debería llegar durante el verano de 2023. De ahí en adelante, el BCE podría dar inicio a un ciclo de bajadas de tipos ante la posible llegada de una recesión económica que ayude a enfriar la inflación presente y las propias expectativas.
Eric Dor, director de estudios económicos en IESEG School of Management de París y Lille, explica que "el tipo de interés terminal de equilibrio es un tipo de interés nominal igual a la suma del tipo de interés real neutral y el objetivo de inflación del BCE. Para la zona euro, estaría, por tanto, entre el 1% y el 3%... Si la inflación, observada y prevista, ya estuviera estabilizada en el 2%, bastaría con que el BCE fijara su tipo medio de referencia igual al tipo de interés terminal de equilibrio. De esta forma, la política monetaria del BCE sería neutral, sin ser acomodaticia ni restrictiva, y mantendría una situación de equilibrio de pleno empleo con una inflación del 2%", explica este experto. Pero lo cierto es que la inflación se encuentra a años luz del 2%.
Este economista francés calcula que dada la situación actual (con la inflación en el 9,1% interanual en la zona euro), los tipos de interés tendrían que subir incluso más de lo que prevé el mercado: "Inicialmente, dada la magnitud del exceso de inflación a reducir, y dado que es probable que persistan los factores que lo provocan, el tipo de interés terminal transitorio podría superar el tipo de interés neutral en al menos un 1,5 puntos. Por lo tanto, el BCE podría tener que llevar los tipos a una zona entre el 2,5% y el 4,5% en el horizonte de proyección, con un promedio de 3,5%", sentencia este experto.