Correlación no implica causalidad. Vicente Nieves lleva buscando explicaciones a los movimientos de los mercados y de la economía desde la crisis financiera de 2007. Aún no tiene la respuesta.

La inflación se ha convertido en la gran amenaza para las economías avanzadas. En la zona euro, el IPC se ha situado en el 9,1% en agosto, una tasa histórica, que, sin embargo, no refleja con fidelidad los problemas que están teniendo algunos países que incluso duplican ese crecimiento de los precios. Aunque la zona euro tiene una política monetaria común orquestada por el Banco Central Europeo, las tasas de inflación son extremadamente dispares. Esto es el reflejo de una región compuesta de economías muy heterogéneas, con diferentes ponderaciones en el IPC y con distintos mecanismos internos a la hora de trasladar los costes al consumidor final.

La Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) ha vuelto a los recortes antes de lo esperado. Aunque el movimiento es mínimo, los mercados parecen haber captado el mensaje. La OPEP+ (cuenta con la OPEP, Rusia y otros países satélites de Moscú) ha anunciado que la producción de petróleo volverá a los niveles de agosto, lo que supone de facto un recorte mensual de 100.000 barriles por día. Aunque este es un recorte simbólico en el suministro de petróleo (que se ejecutará en octubre), las intenciones son claras y preocupantes para los países importadores: la OPEP ha dejado atrás los aumentos de producción y ahora podría poner el foco en los recortes, para alcanzar lo que ellos denominan la estabilidad de precios y de los mercados de crudo.

Al yen le está pesando el vuelo casi en solitario de un (Banco de Japón) BoJ acomodaticio cuando el grueso de los bancos centrales del mundo ya se han subido al carro del endurecimiento ante una inflación de tiempos pretéritos. En especial, le duele la notoria divergencia con la Reserva Federal de EEUU, que lleva subiendo tipos desde primavera y que telegrafía más subidas, hablando sus funcionarios de unos tipos en el 4% durante un tiempo prolongado. Todo lo contrario a un banco central japonés que mantiene un tipo de interés negativo del 0,1% desde 2016 y que sigue comprando deuda pública sin límites para mantener en torno a cero el rendimiento del bono a 10 años. El reflejo es un yen en los 140 dólares, niveles no vistos desde 1998.

El Banco Central Europeo (BCE) se reúne este jueves para ejecutar, probablemente, una subida de tipos histórica. A grandes rasgos son dos las razones (cada una de ellas tiene diferentes ramificaciones) que fuerzan al BCE a anunciar la mayor subida de tipos de su historia: una de ellas es una inflación en máximos históricos, que lleva ya más de un año rebasando el objetivo del BCE. La otra es la debilidad del euro, sobre todo en su cruce contra el dólar. Para intentar poner fin a estas dos tendencias, que además se retroalimentan, el BCE tiene que elevar el precio del dinero, al menos, al mismo ritmo que la Reserva Federal de EEUU, es decir, implementar una subida de tipos de 75 puntos básicos, un movimiento sin precedentes en la historia del BCE.

Los precios del petróleo están sufriendo una volatilidad muy intensa en las últimas semanas. Los futuros de crudo Brent está sufriendo variaciones de hasta diez dólares en cuestión de días, moviéndose en una horquilla que tiene el techo en la zona de los 103 dólares y el suelo en los 92 dólares. Esta semana han tocado caídas. La vuelta de Irán al mercado está cada vez más cerca (lo que incrementaría la oferta de crudo de forma permanente), mientras que el tono más duro de la banca central está metiendo el miedo en el cuerpo a los inversores. A ello hay que sumar los crecientes problemas en China, el mayor importador de petróleo del mundo.

La inflación ha superado el 9% por primera vez en la historia de la Eurozona y aún no ha tocado techo, según el consenso de los expertos. Mientras que la tasa de variación del IPC está a punto de alcanzar los dos dígitos, la tasa de depósito (el tipo de interés de referencia) del Banco Central Europeo (BCE) está en el 0%. Los tipos de interés reales siguen en territorio muy negativo. Ahora, todas las miradas están puestas en Frankfurt, a la espera de que el BCE anuncie una subida de tipos de interés histórica. Estas expectativas quedan reflejadas en el rendimiento de los bonos soberanos. El interés del bono alemán a diez años ha sufrido la mayor subida mensual que se recuerda desde principios de 1981. La deuda más segura de Europa ya paga un 1,6%, lo que deja entrever que los mercados esperan mucho del BCE en esta y las próximas reuniones.

La inflación sigue marcando récords en la Eurozona. El IPC interanual se ha situado en el 9,1% en agosto (la primera vez que la inflación supera el 9% en la historia de la zona euro), dos décimas por encima de la lectura de julio. El fuerte incremento de precios en Alemania e Italia han pesado más en la inflación europea que las sorpresas a la baja en Francia y España. De este modo, el IPC se sitúa en un nuevo máximo histórico en la zona euro pese a la caída de los combustibles este mes de agosto. La inflación mensual ha avanzado un 0,5% mensual, también por encima del 0,4% que esperaba el mercado.

El mercado de la vivienda en EEUU sigue mostrando evidentes signos de enfriamiento, que pueden desembocar en un retroceso o corrección. La subida de los tipos de interés hipotecarios, que se mueven al son de las alzas del precio del dinero de la Reserva Federal, están enfriando un mercado que estaba muy caliente. El gran riesgo para el inmobiliario es que, al igual que está ocurriendo en otros mercados, se produzca una reversión total de la tendencia que había predominado hasta la fecha. Es decir, que la oferta supere con creces a la demanda y ello provoque una corrección de precios. Ya hay algunos indicios de esta tendencia, según los expertos.

Durante años, las bolsas y el precio del petróleo se han movido al unísono. No forman una correlación perfecta, pero sí se le aproxima bastante. Cuando la economía va bien, las expectativas de beneficios de las empresas mejoran y con ellas el precio de las acciones. A su vez, una economía mundial sana también beneficia al petróleo gracias a una mayor demanda, lo que queda reflejado en unos precios del crudo más altos. Sin embargo, en los últimos meses se ha roto esta especie de correlación. La explicación es relativamente sencilla: el crudo tiene la capacidad de subir incluso con una demanda a la baja y una economía al borde de la recesión, lo que puede agravar los problemas en los países que son importadores netos de petróleo.

ECONOMÍA

El Banco Central Europeo (BCE) no quiere quedarse más rezagado. Tras ejecutar la primera subida de los tipos de interés en casi 11 años y poner fin a los tipos negativos de un plumazo (con un incremento de tipos de 50 puntos básicos), ahora podría ir más allá. Las palabras que sobrevuelan en Frankfurt y que plasman los medios económicos son una pista nítida de lo que puede estar por llegar: A big rate hike ('una gran subida de tipos'). Los mercados han comenzado a dar credibilidad a un aumento de 75 puntos básicos, que de implementarse en los tres tipos clave (como en julio) supondría un movimiento histórico y sin precedentes en la eurozona.