Correlación no implica causalidad. Vicente Nieves lleva buscando explicaciones a los movimientos de los mercados y de la economía desde la crisis financiera de 2007. Aún no tiene la respuesta.

El bitcoin ha vuelto a perder la zona de los 20.000 dólares tras un fin de semana marcado por las caídas. La banca central ha dejado claro en el cónclave de Jackson Hole que los tipos de interés van a seguir subiendo de forma notable y por un tiempo relativamente prolongado, ahogando las expectativas de los activos de riesgo, que habían visto un rayo de luz ante la mejora de algunos indicadores de inflación.

Política monetaria

El ciclo de subidas de tipos de interés en Estados Unidos que ha empezado este año está siendo acelerado. En julio la institución subió los tipos de interés por cuarta vez en el año, y este último incremento, de 75 puntos básicos, repitiendo la misma subida del mes anterior, confirmaba que la Fed había tardado sólo tres meses en subir los tipos la misma magnitud que le llevó 3 años en 2016.

El petróleo ha sido uno de los activos estrella en la primera parte de este convulso 2022. El crudo de tipo Brent, referencia mundial, llegó a rozar los 140 dólares por barril al comienzo de la invasión de Ucrania. Esto llevó a varias firmas de inversión a lanzar previsiones para el precio del crudo históricamente altas (200 dólares o incluso más).

La bolsa de Europa y EEUU están disfrutando de un mini-rally que dio comienzo a mediados de julio. Algunos índices como Ibex 35 español se anotan casi un 10% desde entonces, llegando a protagonizar una racha de once sesiones alcistas (se rompió esta semana), la segunda más larga del siglo. Por su parte, los bonos también han cotizado con cierto alivio en las últimas semanas (el precio sube y el interés cae). Muchos inversores se preguntan qué está pasando en los mercados. La guerra en Ucrania sigue su curso, la inflación se mantienen en cotas históricamente elevadas y los bancos centrales están subiendo tipos de interés al ritmo más rápido en décadas. Esta combinación debería ser letal para los activos de riesgo.

El mercado de petróleo se mueve en una cuerda muy fina, tal y como ha repetido en varias ocasiones la Agencia Internacional de la Energía. La oferta y la demanda se encuentran muy ajustadas y cualquier cambio (para arriba o para abajo) en una de ellas puede mover el precio del petróleo en varios dólares. Por ello, la vuelta de Irán al mercado puede jugar un papel clave en los próximos meses. Los futuros de petróleo ya han cotizado con bajadas parte de la posible vuelta de Teherán, pero de hacerse realidad (si hay Acuerdo Nuclear) el vuelco aún podría ser mayor, según los expertos.

Los futuros de petróleo estaban viviendo una jornada de respiro después de varias sesiones dominadas por la volatilidad. Sin embargo, este año parece que no va a ser tranquilo para el crudo. Los futuros de petróleo han comenzaron a moverse al alza a media tarde, después de que el Departamento de Energía de EEUU haya publicado una caída inesperada de los inventarios de petróleo crudo y de gasolina. Sin embargo, pese a la drástica caída de las reservas comerciales, el crudo ha vuelto a hacer otra 'pirueta' para cotizar una vez más en rojo y acercarse a los 90 dólares por barril. Los futuros de petróleo vienen viviendo varias jornadas teñidas de rojo (correcciones) por la baja demanda en China y la posible vuelta al mercado global de Irán, ambos factores amenazan con crear un exceso de oferta que presionaría a la baja el precio del crudo.

economía

¿Ha llegado la hora de la desinflación? La extraordinaria subida de los precios ha abrasado a las economías de medio mundo durante parte de 2021 y 2022. En este periodo hubo momentos de gran tensión e incertidumbre, puesto que, pese a las optimistas previsiones de la banca central, la inflación no paraba de subir en términos mensuales y anuales, impulsada por los diferentes shocks en la energía, los problemas en la cadena de suministro, la escasez de algunos inputs o la falta de mano de obra (coste laborales). Ahora, la situación podría estar cambiando. Aunque aún estamos muy lejos de cantar victoria, todo hace indicar que la marea inflacionista podría haber comenzado a bajar.

La economía de China sigue tocada. Mientras que medio mundo sube los tipos de interés para domeñar la inflación, Pekín está haciendo todo lo contrario. China tiene un problema mucho mayor que la inflación: el sector inmobiliario (un tercio de la economía del país) se está resquebrajando por varias zonas, poniendo en peligro la estabilidad social. Buena prueba de ello es la rebelión o boicot de las hipotecas, un movimiento que gana fuerza y que puede acelerar este proceso de corrección en la vivienda y generar una implosión en los balances de la banca, desatando una crisis total en un país que lleva décadas creciendo sin parar. Una crisis total puede desembocar un aumento de la inestabilidad social, probablemente el mayor temor de Pekín.

La fuerte y continuada subida de algunas materias primas clave está teniendo un impacto más que notable en las balanzas de pago de las grandes economías. Países que en las últimas décadas han destacado por presentar grandes superávits comerciales (y por cuenta corriente) han comenzado a arrojar déficits. Mientras que los países que exportan las materias primas que más se han encarecido están disfrutando de superávits comerciales y por cuenta corriente históricos.

La incertidumbre económica y el miedo a una recesión han provocado una drástica caída de los precios del petróleo en los últimos meses ante el riesgo de que se materialice un descenso del consumo. Sin embargo, en las últimas semanas ha aparecido un aliado inesperado para el crudo en el lado de la demanda: la quema de petróleo para producir energía, una técnica casi abandonada en los países desarrollados (es muy contaminante), está cobrando fuerza ante la escasez de gas natural y su elevado precio, según revela la Agencia Internacional de la Energía en su informe mensual. Esto dará un impulso importante a la demanda de crudo.