Economía
Se suele decir que la inflación es el impuesto de los pobres y en esta ocasión no parece que vaya a ser diferente. El IPC se ha situado en el 7,4% en febrero, máximos de los últimos 33 años, y todo hace indicar que los precios seguirán subiendo ante la crisis de materias primas que puede provocar la guerra entre Ucrania y Rusia. Como ha señalado el presidente francés Emmanuel Macron, "lo peor está por llegar". Este lúgubre vaticinio puede extrapolarse a los precios con facilidad. Un recrudecimiento del conflicto puede desembocar en una interrupción total del gas y del petróleo ruso que lleva a la inflación hasta el 10%, golpeando de lleno a los bienes de la cesta que mayor peso relativo tienen en los hogares de renta inferior.