Economista jefe para Europa de The Conference Board

En sus últimas previsiones, publicadas el 16 de mayo, la Comisión Europea espera que la inflación en la zona euro sea del 6,1% y el crecimiento del 2,7% en 2022. Las últimas del BCE, auguran una inflación y un crecimiento del 6,8% y del 2,8% respectivamente. Se trata de grandes revisiones para un periodo de tiempo tan corto y, por supuesto, reflejan las implicaciones de la guerra en Ucrania. Las perspectivas de inflación y crecimiento del PIB en la zona del euro plantean al BCE tres problemas.

La guerra de Ucrania ha puesto fin a un periodo de 60 años en el que Europa ha disfrutado de un dividendo que podríamos llamar de paz, una cantidad liberada por la reducción de los gastos de defensa para invertirla en actividades económicas beneficiosas. Pero no sólo es lamentable la pérdida de este dividendo de la paz; con ella viene una reordenación de las prioridades y una mayor precariedad en el orden mundial.

La prioridad del mundo es poner fin a la guerra. Sin embargo, cuando un miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU invade un país, hay más en juego que la destrucción inmediata. Si el protector se convierte en agresor, ¿cómo será la paz el día después?

En la revisión de la estrategia de política monetaria de 2020, la Reserva Federal de EEUU ajustó la búsqueda de una tasa de inflación del 2% a una inflación que "promedie el 2% a lo largo del tiempo". A muchos les preocupa que utilizar la inflación media a lo largo del tiempo para decidir la política del futuro sea problemático.

Los Estados miembros de la UE utilizaron la política fiscal para hacer frente a la crisis sanitaria y contener las repercusiones económicas posteriores. Pero la UE, de forma colectiva, también ha previsto un plan de recuperación con la creación del Mecanismo de Recuperación y Reactivación (MRR).

El descubrimiento de la última variante de ómicron de la Covid-19 hizo que los mercados bursátiles cayeran en picado en el famoso Viernes Negro. Sin embargo, los mercados se han recuperado desde entonces y se han desprendido de ómicron. Los economistas también parecen tener mucha fe en la capacidad de adaptación de las economías.

La economía europea está repuntando más rápido de lo previsto, según las cifras publicadas por la Comisión Europea en sus previsiones económicas de otoño para 2021. Sin embargo, la Comisión también advierte que el aumento de nuevos casos de Covid-19 supone un riesgo a la baja para las optimistas previsiones de crecimiento.

El apoyo prestado a las empresas para proteger la actividad económica y el empleo durante la pandemia no ha tenido precedentes en la mayoría de los países de la Unión Europea. Esto ha contribuido a mantener el empleo en los niveles anteriores a la pandemia.

En este mismo mes, el Gobierno de El Salvador se convirtió en el primero del mundo en reconocer al Bitcoin como moneda de curso legal. Esto significa que ahora puede utilizarse para realizar pagos y saldar deudas, si las empresas disponen de tecnología para manejarlo. Es importante destacar que una de las implicaciones de este cambio legal es que si los acreedores no aceptan la liquidación de deudas en Bitcoin, entonces esa deuda se cancela.

Según el Instituto de Medio Ambiente de Estocolmo, las emisiones anuales de carbono en el mundo crecieron un 60% entre 1990 y 2015. En este periodo, por tanto, los gases de efecto invernadero acumulados en la atmósfera se duplicaron aproximadamente. Casi la mitad del crecimiento de las emisiones fue causado por el 10% más rico del mundo. El 5% más rico fue responsable del 35% del crecimiento.