Este Gobierno que tanto presumía del acuerdo entre los agentes sociales para justificar el incumplimiento de su promesa de derogar la reforma laboral, que se quedó en alumbrar un clon apenas maquillado de la reforma del Gobierno de Rajoy, opta ahora por el ordeno y mando autoritario para imponer una subida del salario mínimo interprofesional relegando y castigando a las empresas, que son quienes crean empleo y riqueza en la economías de mercado.