Periodista económico

¿Quousque tandem abutere, Catilina, patientia nostra? Hasta cuando, Catilina, vas a abusar de nuestra paciencia. Esta frase de Cicerón, conocida por ser la primera oración de la Primera Catilinaria en el año 63 antes de Cristo, cobra hoy todo su sentido cuando vemos que apenas transcurridos siete días desde el gran apagón tercermundista los españoles nos desayunamos con otro lunes negro debido a un nuevo caos ferroviario, que ha dejado tiradas literalmente en las estaciones o en medio de la nada a más de 10.000 personas, con niños incluidos, paralizando a 30 trenes. Una red de alta velocidad que ha pasado de ser la admiración de Europa a estar literalmente hundida.

Mientras Sánchez y sus ministros se rasgan la vestiduras por la demencia arancelaria de Donald Trump, aquí en España ese mismo gobierno plantea, en un alarde de populismo y sin hacer la preceptiva memoria económica asociada, la reducción de la jornada laboral a 37 horas y media. Medida que en la práctica supone un arancel interno por su efecto directo sobre los resultados y los márgenes de las empresas, especialmente de las pequeñas y medianas, y con un impacto indirecto negativo sobre la creación el empleo y la caída de la producción.

Septiembre de 2022 en el Senado y en plena tormenta energética por la invasión rusa de Ucrania Sánchez dixit:"nunca va a haber apagones en España". 28 de abril de 2025: España sufre el mayor apagón eléctrico de su historia.

Entra dentro de la lógica y lo comprensible que el ciudadano de a pie ponga cara de póker y no preste la atención debida cuando se le habla de deflactar. Por insuficiente información sobre su significado y sus consecuencias en muchos casos y por desconocimiento en otros.

Es sabido que en esta España nuestra el absentismo laboral es prácticamente un deporte nacional. Y para dar ejemplo la Presidencia y la Mesa del Congreso han decido dar un mes de vacaciones pagadas a los diputados pensando, tal vez, que con un presidente del Ejecutivo que ya anunció que iba a gobernar sin el Parlamento y un gobierno incapacitado para presentar y sacar nuevos proyectos legislativos para qué van a perder el tiempo y la energía.

Mientras el gobierno sigue deshojando la margarita sobre prorrogar la actividad de la nuclear de Almaraz al menos hasta 2030, la madrugada del Miércoles Santo las dos unidades de la Central dejaron de aportar electricidad a la red. No por razones técnicas o de seguridad, sino porque en un contexto en el que las condiciones climatológicas hicieron desplomarse los precios de la luz por la elevada penetración renovable, la inasumible carga impositiva que soporta esta tecnología llevó a tomar la decisión de parar ambos reactores.

A medida que la UCO, la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil, va revelando más datos, cada vez más graves y más sórdidos, sobre la presunta corrupción de Ábalos, Koldo y demás presuntos implicados del PSOE, se suscitan muchas sospechas y más certezas sobre las contrataciones de las empresas públicas de este país. Empresas, colonizadas por el sanchismo gobernante y sobre las que no existen luz, taquígrafos y la transparencia exigible a unas entidades que se financian con dinero público, es decir el de todos los españoles, a los que se deben y para los que deberían trabajar.

Recién iniciada la campaña de renta, este año adornada de aranceles, seguimos asistiendo a la reiterada e inveterada negativa del gobierno a deflactar el impuesto en función de la inflación. Es decir, ajustar los tipos del gravamen en la misma proporción que suben los precios. Una negativa que en sus efectos sobre el contribuyente equivale a una especie de arancel interno en lo que se refiere a inflación, precariedad laboral y empobrecimiento general del país y la ciudadanía.

Dice la sabiduría popular que los extremos se tocan, y posiblemente pocas veces en la historia se ha cumplido con tanta exactitud como en el caso de la extrema derecha y el sanchismo gobernante en esta nuestra Celtiberia Show como la definió el maestro Luis Carandell. Porque si no tuviéramos ya suficiente con el apoyo argumental y electoral que Pedro Sánchez recibe permanentemente de Vox y de Abascal, ahora viene desde EEUU Donald Trump, que tanto monta, para echarle un cable y ofrecerle la baza del enemigo exterior en forma de aranceles para difuminar ante la opinión pública y la publicada los problemas judiciales y la presunta corrupción en los negocios de su esposa, su gobierno, su partido y su gobierno.

Aún con la duda de que sea una apuesta de máximos, la tormenta arancelaria desatada por el extravagante, por ser generosos, presidente norteamericano Donald Trump, castigando con impuestos a un centenar de países que van desde un mínimo del 10% a las exportaciones de países amigos, del 20% a los productos de la Unión Europa, el 24% a Japón y un máximo del 34% a China supone una medida sin precedentes que podría sembrar el caos en las economías y el comercio global.