
Confirmando la gran distancia que existe entre las Musas de las previsiones del Gobierno y del FMI sobre la economía española y el Teatro de la realidad de los ciudadanos, las familias y las empresas de este país, el Banco de España anunciaba hace unos días que el crédito al consumo se ha disparado durante el primer trimestre de este año, subiendo un 20% hasta 10.656 millones de euros, la cifra más alta desde 2008 en los albores de la crisis financiera. Un aumento espectacular que lejos de ser una buena noticia como algunos interpretan certifica que el triunfalismo artificioso del Gobierno sobre las optimistas previsiones del crecimiento nominal del PIB no se corresponden con la realidad económica, social y laboral de un país que vive inmerso en eso que los economistas definen como la recesión silenciosa. De hecho, lo que demuestra este crecimiento del crédito al consumo es que los españoles no se endeudan para invertir, para crear empleo o generar riqueza. Se endeudan por falta de liquidez para compras domésticas, para reformas en la vivienda, para poder ir de vacaciones o, lo que es más grave, para poder devolver créditos anteriores.
Cierto que los menores costes de financiación, con un tipo medio de interés en marzo del 7%, ocho décimas menos que un año antes, favorece la realización de estas operaciones, pero como advierte la Agencia Negociadora de Productos Bancarios "estamos asistiendo a un cambio estructural en la forma en que las familias españolas gestionan su presupuesto. La financiación, que antes se reservaba para compras extraordinarias, se ha convertido en una herramienta habitual para afrontar gastos esenciales, lo que compromete muy seriamente la estabilidad financiera familiar o personal". Eso, además de un aumento potencial del riesgo de impagos y morosidad para las entidades financieras.
Añadido a esto también el último Panorama Económico de la CEOE alerta de que tanto el consumo privado como la inversión han mostrado una notable desaceleración en el primer trimestre, más intensa en el caso de la inversión con una caída del -0,6% respecto al trimestre anterior, consecuencia del menor dinamismo de todos sus componentes, en especial maquinaria y bienes de equipo, que aumentó sólo un 0,6%, frente al 7,6% del cuarto trimestre de 2024. En la misma línea el PMI de manufacturas se ha situado por debajo del nivel 50 por tercer mes consecutivo en abril, registrando su deterioro más pronunciado desde finales de 2023, desde el 49,5 de marzo al 48,1 del último dato, registrando un fuerte declive de los pedidos debido a la inestabilidad y la incertidumbre vinculadas a los aranceles.
Incertidumbre que unida a la inseguridad jurídica, el expolio fiscal, el aumento de los costes laborales y de producción se traduce en el notable descenso en la creación de empresas que, con datos del INE, en marzo ha sido de sólo 10.596 nuevas sociedades mercantiles, la cifra más baja desde 2020 y un 0,8% inferior a mismo mes del año pasado, que se suma a una tendencia alarmante de 3 meses consecutivos de caídas. Y más alarmante aún es la fuerte caída del capital suscrito que asciende a 372,5 millones de euros un 21,2% menos en comparación interanual.
Variaciones negativas que se traducen en el descenso continuado de la contratación que reflejan los datos del SEPE registrando 1.140.733 contratos en abril que suponen un descenso de 126.707 un 10 % menos que en el mismo mes de 2024. Y si miramos la contratación acumulada en los cuatro primeros meses de 2025 vemos que se eleva a 4.619.730, lo que supone 94.205 contratos menos que en igual periodo del año anterior. Siendo también negativa la variación de la contratación indefinida. Como afirmó en sede parlamentaria Alberto Núñez Feijóo, el PIB no se come. Y hablando de la organización empresarial reseñar que la Fundación CEOE, que preside la ex ministra Fátima Báñez ha hecho públicos los resultados de la campaña Digitalización que registra sus mejores resultados desde que se puso en marcha en 2021. Más de 34.700 personas accedieron a la tecnología gracias a las 130 empresas que donaron sus dispositivos electrónicos a 180 entidades, contribuyendo así a reducir la brecha digital. Además, con dichas donaciones se evitó la emisión de 560.000 kg de CO2 a la atmósfera. La iniciativa privada si funciona en este país.