Opinión

Empresas con freno y marcha atrás

  • Cada vez se crean menos empresas y las que nacen lo hacen con menos capital para invertir
  • La esperanza de vida de las empresas españolas es de 11 años
Logotipo de Telefónica en su sede, una de las empresas españolas más importantes
Madridicon-related

Camuflado entre la vorágine de WhatsApp repulsivos, escándalos sexuales y presuntas corrupciones que enfangan al gobierno, al presidente y a su entorno, esta semana hemos conocido un dato que no sólo ensombrece la engañosa euforia económica del Ejecutivo y sus acólitos sino que también deja al descubierto los agravios y perjuicios de la política antisocial y de acoso a las empresas del sanchismo gobernante.

Como los cuatro corazones de Enrique Jardiel Poncela los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE) muestran como el panorama empresarial en España ha experimentado un notable retroceso en marzo con solo 10.596 nuevas sociedades mercantiles constituidas, la cifra más baja desde 2020. Un descenso del 0,8% respecto mismo mes del año pasado que se suma a una tendencia alarmante acumulando tres meses consecutivos de caídas.

Y tan preocupante o más que este descenso en la actividad emprendedora, es la fuerte caída del capital suscrito que asciende a 372,5 millones de euros para la constitución de las citadas 10.596 empresas, lo que supone una caída interanual del 21,2%. Dato que tiene aún mayor gravedad al comprobar que el capital medio suscrito también ha disminuido hasta 35.157 euros, un 20,5% menos. Es decir que las nuevas empresas que nacen lo hacen con menor capacidad para invertir, innovar, hacer frente a las subidas fiscales y de costes laborales y para crear empleo. Problemas que se hacen más palpables cuando se observa que la mayoría de las empresas creadas, prácticamente 35% se concentra en sectores tradicionales y no estratégicos como las actividades inmobiliarias, financieras y el comercio lo que aumenta la vulnerabilidad de una economía frágil y cada vez más dependiente.

Paralelamente la mortalidad empresarial crecía un 8,5% en términos interanuales, alcanzando un total de 1.984 sociedades que han cerrado sus puertas en marzo lo que supone un promedio promedio de 64 empresas disueltas cada día. Y aunque dicen que las comparaciones son odiosas también son reveladora y muestran como la tasa de mortalidad empresarial en España es del 9,2% una cifra superior a la de países como Italia, Alemania y Portugal al tiempo que la esperanza de vida de las empresas españolas es de 11 años, menor que la media europea que tiene 19,6 años??.

Un desfase que refleja la situación de incertidumbre, el asalto fiscal y las subidas desmedidas de los costes laborales y de producción en que viven hoy las empresas españolas deteriorando la productividad y la competitividad no sólo de nuestro tejido empresarial sino de la economía española en sus conjunto. Empresas a las que ahora se quiere agraviar aún más con una reducción de jornada laboral impuesta de forma dictatorial y al margen del diálogo social.

Fiscalidad abusiva que junto a la inseguridad jurídica y la rigidez laboral están generando rechazo entre los inversores lo que ha provocado que la inversión nacional no haya recuperado aún los niveles de 2018 y que la inversión extranjera en comparación con la llegada de Sánchez al Gobierno sea 15.410,86 millones de euros menor que hace seis años. En España tenemos un impuesto de sociedades que es un 16% más alto que la media UE.

Las cotizaciones empresariales a la Seguridad Social suponen un 25,2% del total de la recaudación, mientras que en la UE la media es del 17,7% y consecuencia de toda este despropósito es que el último Índice de Competitividad Fiscal (ICF) de la Tax Foundation sitúa a España entre las economías dentro de la OCDE con "peor competitividad fiscal y con un fuerte retroceso de este indicador en la actual legislatura". Recordar que las empresas son el motor de la economía que genera riqueza y crecimiento y que, como afirma el empresario teatral y presidente de honor de la patronal madrileña CEIM el empleo lo crean las empresas mientras que las administraciones sólo crean funcionarios.

Por cierto que hablando de los WhatsApp del presidente, a los que me refería al inicio de estas líneas, confesar que conociendo al personaje ni extrañan ni sorprenden. Su contenido y las formas de los mismos son fiel reflejo de una personalidad ególatra, petulante, resentida y dictatorial. Podrían firmarlos Putin o Maduro. Pero retratan también el adocenamiento, la sumisión o la cobardía de quienes aceptan disciplinadamente los calificativos y las descalificaciones sin marcharse. ¡País!

WhatsAppFacebookFacebookTwitterTwitterLinkedinLinkedinBeloudBeloudBluesky