Hace ya meses que la pandemia dejó de ser la principal preocupación de los inversores tanto por la buena evolución del coronavirus (salvo los últimos casos en China) como por la aparición de otros focos de incertidumbre para la economía, como el repunte de la inflación, la guerra en Ucrania o la aceleración de las subidas de tipos de interés por parte de los grandes bancos centrales.