opinión
17/06/2019, 11:01
Mon, 17 Jun 2019 11:01:23 +0200
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Nadie ha confirmado el supuesto acuerdo para que Vox presida dos o tres Juntas Municipales de Distrito de Madrid, pero se da por hecho. No sería magra contrapartida para Ortega Smith a cambio del apoyo al alcalde popular Martínez Almeida, que empieza a desgranar sus proyectos municipales: recuperar el sueño olímpico de la capital, impulsar el distrito norte con la prolongación de la Castellana y derogar aunque sea parcialmente todas las medidas restrictivas contra el tráfico privado que ha dejado la ex alcaldesa Carmena. Pero las JMD son un bocatto di cardinale para quien no tiene más resortes de poder que echarse a la boca. Sin ir más lejos, quien presida la Junta de Chamberí con sus seis barrios administrativos va a implementar las primeras medidas políticas que afectarán a una población de 137.000 habitantes. Más que veinticinco de las cincuenta y cuatro capitales de provincia de nuestro país. Más que Cádiz, Santiago de Compostela, Toledo o Zamora. 145.000 tiene el distrito de Salamanca, donde el partido de Abascal quedó en cuarta posición pese a lo que pueda creerse. Nadie ha protestado allí por las noticias que sitúan a Vox en la Junta del Distrito, aunque sí se han escuchado ya las primeras críticas indignadas ante la posibilidad de que este partido presida la Junta de Usera, un barrio obrero en el que fue la quinta opción.