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Investidura fallida de Sánchez: lo que pudo ser y lo que fue

Pedro Sánchez, este jueves tras su investidura fallida. Foto: EFE

El Gobierno de Sánchez pudo tener un ministerio de Justicia Fiscal. Solo quienes propusieron semejante idea saben cuales eran sus verdaderos objetivos, aunque pueden llegar a imaginarse. La justicia, según la entiende el partido que lo propuso: Podemos. Pero hay más.

El Gobierno de Sánchez pudo tener a Irene Montero de vicepresidenta. Una vicepresidenta sin la más mínima experiencia de gestión para un cargo de primer nivel ejecutivo, con competencias en áreas que se denominan sociales pero son en el fondo más ideológicas que el resto.

El Gobierno de Sánchez ha podido tener dos Gobiernos en uno, dos almas no tan irreconciliables en cuestiones de fondo, pero separadas por el ansia de poder de sus dos componentes hasta el punto de no poder ceder al otro la más mínima competencia que hiciera ver vencedores o vencidos en este insólito combate que ha dejado alucinada a la opinión pública española. Y que ha tenido sus tiranteces y sus ofertas de saldillo final desde la mismísima tribuna de oradores en la que articularon brillantes e históricos discursos grandes mentes políticas de este país.

Los españoles han salido ganando con esta derrota sonora del presidente en funciones, aunque nunca lleguen a saberlo bien porque todas esas cosas (de momento) no ocurrirán.

De todo eso ya sólo podemos escribir y opinar, porque no se plasmará en la realidad en gestión de Gobierno alguna. De poco serviría darle más importancia a lo que pudo ser y no fue. Pero sí tiene un cierto interés desnudar aquellas situaciones que sí ocurrieron en realidad en este capítulo digno de ser borrado de los libros de historia.

El Gobierno de España que ha presidido Sánchez estos últimos 13 meses se ha apoyado en los votos de una fuerza política que rechaza la Constitución, ataca constantemente a la figura del Rey, quiere que se conceda el derecho de autodeterminación a cualquier territorio que lo pida y considera que en España hay presos políticos. Con ese partido con el que ahora no ha sido capaz de llegar a un acuerdo, ha negociado el PSOE y dado el visto bueno a unos Presupuestos Generales del Estado que el Congreso derrumbó por decisión de otros partidos que iban a ser decisivos en esta investidura finalmente rechazada.

Todo eso sí ha pasado aunque pareciera que a todos se nos hubiera olvidado. Por eso el bloque de la abstención de hoy volverá a intentarlo antes de que cumpla el plazo legal de dos meses desde la investidura fallida. Hay todavía una mayoría Frankenstein que puede activarse con la reflexión que proporcionan dos o tres semanas en éste o aquél Parque Nacional, en unas acogedoras vacaciones en funciones.

Mientras tanto, y cerrando con el capítulo de lo que ocurrirá. Los ciudadanos de todas las sensibilidades seguirán asistiendo atónitos al espectáculo de una política posmoderna en la que lo esencial no es lo que ocurre sino lo que parece que ocurre o lo que se hace creer a todos que ha ocurrido. Seguiremos en funciones, con presupuestos prorrogados ya dos años y descubriendo lo confortable que es que no pase nada.

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