Redactor de economía y mercados. Doctor en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid (UCM). Un día se preguntó cómo cotizaba un bono y ya no hubo vuelta atrás.

El sector servicios trae malas noticias para la eurozona. Tras meses siendo el puntal que sujetaba la actividad en la región ante la debilidad de las manufacturas, su debilidad empieza a manifestarse mientras que los precios en el mismo evidencian la persistencia de la inflación. La peor combinación posible para la economía del bloque y para el rumbo de un Banco Central Europeo (BCE) -se vuelve a pronunciar el temido término estanflación- al que se le complica aún más determinar el ritmo de los tipos de interés ante el incipiente deterioro económico y unas presiones inflacionarias a las que les cuesta aflojar.

El mercado claramente al alza que han experimentado las materias primas desde que se disipó el shock inicial del estallido del covid ha hecho que recurrentemente se hable de un nuevo superciclo en las mismas. Se usa esta expresión para hablar de un período en el que los precios escalan por encima de lo que se podría considerar normal en un ciclo estándar positivo al ensancharse la magnitud en la que la demanda supera a la oferta.

El sector inmobiliario chino ha vuelto a dejar en las últimas semanas titulares preocupantes que se suman a las dudas sobre las perspectivas económicas del país, con un crecimiento menor de lo esperado y con la amenaza de la deflación plenamente candente. En este contexto, se espera de las autoridades un mayor estímulo y una de las vías en las que se confía es en la senda a la baja de los tipos de interés. Volviendo a abaratar el precio del dinero se espera que la actividad gane tracción poco a poco. El consumo, por ejemplo, es uno de los flancos débiles. Pero el equilibrio no es tan fácil y Pekín sigue dudando.

La economía de Alemania sigue viviendo en una zona oscura entre el estancamiento y la recesión. La estimación preliminar del crecimiento del PIB alemán muestra que la mayor economía de la eurozona se estancó en el segundo trimestre cuando se esperaba un mínimo repunte y no muestra visos de remontada. Aunque el país sale de la recesión técnica (dos trimestres consecutivos de contracción), las sensaciones no son las mejores.

La economía española sigue emitiendo signos de resistencia en este 2023. El producto interior bruto (PIB) real avanzó un 0,4% en el segundo trimestre después de que el consumo de las familias repuntara con fuerza compensando el desplome en las exportaciones de bienes y servicios. Aunque el dato es ligeramente inferior al 0,5% del primer trimestre (revisado a la baja desde el 0,6%), la senda de crecimiento permanece sólida pese al escenario de incertidumbre que afronta Europa y al impacto del año de fuertes subidas de los tipos de interés por parte del Banco Central Europeo (BCE). Otra nota positiva es que el PIB ya está un 0,4% por encima de su nivel prepandémico. Pero también hay datos menos optimistas: en términos interanuales, el PIB ralentizó su avance al 1,8%, frente al 4,2% del trimestre precedente, precisamente por la menor aportación del sector exterior.

La recesión más anunciada de la historia en EEUU no es que no llegue, es que se empieza a no esperarla. Cada dato macroeconómico que se conoce remarca esta lectura y el último ha sido especialmente revelador: el PIB del país avanzó un 2,4% anualizado en el segundo trimestre de este año, según la estimación preliminar de la Oficina de Análisis Económico (BEA por sus siglas en inglés) del Departamento de Comercio de EEUU.

POLÍTICA MONETARIA

Como se esperaba, la presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, ha dejado este jueves todas las opciones abiertas -excepto bajar los tipos de interés- de cara a la próxima reunión que el Eurobanco mantendrá el 14 de septiembre. "Podemos subirlos o podemos mantenerlos", ha dicho Lagarde después de confirmar la subida de 25 puntos básicos en julio, la novena consecutiva de este ciclo.

POLÍTICA MONETARIA

El Banco Central Europeo (BCE) ha cumplido con su palabra y ha vuelto a subir los tipos de interés. El incremento que su Consejo de Gobierno ha decretado este jueves ha sido de 25 puntos básicos, al igual que las dos ocasiones anteriores (en mayo y junio pasados). La institución monetaria sitúa de esta forma el precio del dinero en la eurozona en el nivel más alto desde 2001 en el caso de la tasa de depósito y, por tanto, la coloca en el máximo histórico (en el 3,75%). No obstante, el tipo de referencia principal pasa a su nivel más elevado desde 2008 al situarse en el 4,25%. De cara a su próxima cita, el BCE deja todas las puertas abiertas, excepto la de un recorte de los tipos.

La avalancha de titulares económicos publicados sobre China en las últimas semanas pueden resumirse en un uno: tras la decepcionante recuperación una vez caídos los estrictos protocolos contra el covid se esconde una debilidad subyacente que hará que el crecimiento no sea tan vigoroso como lo era tradicionalmente. La amenaza es cierta y puede tener ramificaciones mundiales tras 45 años de rápida expansión y globalización.

Economía

Después de más de un año de subidas de tipos de interés por parte de la Reserva Federal (nada menos que 500 puntos básicos de endurecimiento) y con permiso de la descontada subida de 25 puntos básicos de este miércoles y de la otra que está en las previsiones de los funcionarios antes de fin de año, es legítimo preguntarse si la desinflación que ya se viene experimentando desde hace meses en EEUU es mérito del empuje del banco central. La última lectura de precios al consumo (IPC) del país, relativa a junio, dejó una tasa interanual del 3% que sembró de optimismo el panorama con un porcentaje que al fin se acerca al objetivo del 2% cuando tan solo 12 meses antes alcanzaba un pico del 9,1% no visto en cuatro décadas. El positivo dato, a falta de que la dinámica continúe en las sucesivas lecturas, ha llamado a hacer balance en la comunidad económica y poner nota a Jerome Powell, presidente de la Fed, y sus colegas.