Economía

Los PMI confirman la peor amenaza para la eurozona y el BCE: una "fea estanflación" en el sector servicios

  • El sector servicios alemán se desploma mientras sus precios persisten
  • Esto complica el margen de maniobra para el BCE pese a los vientos recesivos
  • Los PMI avanzan una caída del 0,2% del PIB de la eurozona este trimestre
Un bar a orillas del río Spree, en Berlín (Alemania). Imagen de archivo. Fuente: iStock.

El sector servicios trae malas noticias para la eurozona. Tras meses siendo el puntal que sujetaba la actividad en la región ante la debilidad de las manufacturas, su debilidad empieza a manifestarse mientras que los precios en el mismo evidencian la persistencia de la inflación. La peor combinación posible para la economía del bloque y para el rumbo de un Banco Central Europeo (BCE) -se vuelve a pronunciar el temido término estanflación- al que se le complica aún más determinar el ritmo de los tipos de interés ante el incipiente deterioro económico y unas presiones inflacionarias a las que les cuesta aflojar.

El gran culpable ha sido el sector servicios alemán. El índice de gestores de compras (PMI), la encuesta que tradicionalmente elabora la firma S&P Global, ahora con Hamburg Commercial Bank (HCOB), sobre sentimiento empresarial y que sirve como termómetro de la actividad privada y anticipo de la evolución de la economía, ha caído en su lectura preliminar de agosto relativa al sector terciario del país a zona de contracción (menos de 50 puntos) hasta los 47,3 respecto a los 52,3 previos. Es la primera lectura contractiva en ocho meses y la más baja desde noviembre del año pasado.

El pequeño repunte de 38,8 a 39,1 puntos en el hundido PMI manufacturero no es un consuelo y no evita la caída del PMI compuesto de los 48,5 a los 44,7 puntos, que retrocede por cuarto mes seguido y ofrece la peor lectura desde mayo de 2020. Las empresas se muestran pesimistas, ya que el aumento de los tipos de interés (425 puntos básicos de subida en apenas un año), la incertidumbre de los clientes y la elevada inflación siguieron lastrando la demanda de bienes y servicios.

Los datos de la encuesta en Alemania reflejan una reducción de las entradas totales de nuevas empresas en todo el sector privado en agosto. El descenso siguió estando liderado por la caída en picado de los nuevos pedidos en el sector manufacturero, con una combinación de reducción de existencias por parte de los clientes y reticencias a la inversión que impulsaron el mayor descenso de la demanda de bienes desde mayo de 2020. Los nuevos pedidos del sector servicios también cayeron a un ritmo más rápido, el más veloz desde noviembre del año pasado, en medio de informes de reticencia entre los clientes y una restricción en los presupuestos tanto de los hogares como de las empresas.

"Cualquier esperanza de que el sector servicios pudiera rescatar a la economía alemana se ha evaporado. En su lugar, el sector servicios está a punto de unirse a la recesión del sector manufacturero, que parece haber comenzado en el segundo trimestre", señala Cyrus de la Rubia, economista del HCOB en el informe con el dato, haciendo hincapié en lo "inusitado" de esta caída. "En el sector manufacturero, las empresas alemanas reducen su producción a un ritmo mucho más rápido que las francesas. Esto no hará sino avivar el debate de que Alemania es el enfermo de Europa", remarca el analista.

En cuanto a los precios, las tasas de inflación de los costes de producción y de los insumos aumentaron en agosto por primera vez en once y siete meses, respectivamente en Alemania, impulsadas en parte por la subida de los precios de los carburantes. Debido a la fuerte caída sostenida (aunque ligeramente más lenta) de los precios de compra de las manufacturas, la tasa global de inflación de los costes de los insumos se mantuvo por debajo de su media a largo plazo, a pesar de subir hasta un máximo de tres meses. Sin embargo, esto enmascaró un aumento pronunciado y acelerado de los gastos de explotación de las empresas de servicios, que no sólo acusaron el mayor coste del combustible, sino también las presiones salariales sostenidas.  

"La estanflación es algo feo. Sin embargo, es exactamente lo que le está ocurriendo a la economía de servicios en Alemania, ya que la actividad ha empezado a contraerse mientras los precios se han disparado de nuevo, incluso acelerando su ritmo. Cuando la inflación no puede domarse en la mayor economía de la eurozona, son malas noticias para el BCE", subraya De la Rubia.

"La presidenta del BCE, Christine Lagarde, dio la voz de alarma ante la posibilidad de que la economía se enfrentara a un aumento de los salarios y una menor productividad, lo que provocaría un aumento de la inflación. Parece que esas preocupaciones están a punto de convertirse en realidad, al menos para el vasto sector de los servicios. En efecto, en este sector los precios de los insumos y, por tanto, los salarios aumentaron a un ritmo acelerado en agosto", explica el experto ampliando la óptica a toda la eurozona.

En julio, el BCE dejó en duda el movimiento para su reunión de septiembre, deslizando que podría ser de una nueva subida de 25 puntos básicos en los tipos de interés (lo que dejaría el tipo de depósito en el 4% y el principal de refinanciación en el 4,5%) o decretando la primera pausa en este intenso ciclo de subidas. Analizando los datos de este miércoles, "el estancamiento del empleo se combina con la disminución de la producción, lo que se traduce en una menor producción per cápita. En consecuencia, el BCE podría mostrarse más reacio a pausar el ciclo de subidas en septiembre", vaticina De la Rubia.

"La principal preocupación que tendrá el BCE con esta lectura es el efecto inflacionista de las presiones salariales. La economía se está enfriando significativamente, pero los halcones del BCE se verán tentados a presionar para que se produzca una subida más, ya que las presiones salariales se están traduciendo en elevadas presiones inflacionistas para los servicios. El hecho de que el indicador de inflación de los precios de venta del PMI haya aumentado este mes deja claramente la puerta abierta a otra subida de tipos del BCE", apunta Bert Colijn, analista de ING.

"Los datos de hoy también son un argumento en contra de otra subida de tipos del BCE. Hasta ahora, las proyecciones del banco han supuesto que la economía de la zona euro seguirá creciendo notablemente en la segunda mitad del año. Debido a las cifras de hoy, es probable que el BCE revise esta expectativa y rebaje significativamente sus proyecciones en septiembre", discrepa Christopher Weil, economista de Commerzbank.

"El informe de hoy refuerza la posición de las palomas del Consejo de Gobierno (CG) de cara a la reunión de septiembre, cuyo resultado sigue estando muy reñido. Como hemos sostenido en repetidas ocasiones, la decisión dependerá de si el BCE decide volver la vista hacia el futuro. Si lo hace, es probable que pause los tipos porque las perspectivas de crecimiento están resultando mucho más débiles de lo que esperaba en sus previsiones de junio. Si no lo hacen, volverán a subir porque para la próxima reunión la inflación subyacente no habrá mostrado el "giro a la baja sostenido" que el CG quiere ver para estar tranquilo sobre la convergencia de la inflación al 2%", indica Tullia Bucco, economista de UniCredit Research.

"La decisión de hacer una pausa en septiembre y subir en una de las siguientes reuniones se vería cuestionada por el hecho de que el descenso de la inflación subyacente se acelerará después del verano. Seguimos pensando que una subida el mes que viene es más probable que no. Si, por el contrario, mantienen los tipos, es probable que hayan terminado este ciclo", añade la analista.

El mercado parece haberse acercado a esta última lecturas tras conocerse los datos. El euro ha empezado a perder un 0,2% frente al dólar marcando mínimos de junio. La caída se ha acusado después por encima del 0,3% hasta los 1,08 'billetes verdes'.

Del lado de la renta fija, esta coyuntura ha hecho subir el precio de los bonos soberanos y, por ende, bajar su rendimiento. El bono alemán a dos años, el más vinculado a la trayectoria inmediata de los tipos de interés ha bajado rápidamente del 3,1% al 2,98%, mientras que el bund a 10 años, la nota de referencia en Europa, ha pasado del 2,65% al 2,53%. Los descensos han sido similares en los bonos a 10 años de Francia (hasta el 3,05%), España (hasta el 3,55%), Italia (hasta el 4,18%) y Grecia (hasta el 3,81%).

Las últimas lecturas de índice de precios al consumo (IPC) de la eurozona han mostrado relajación y hay datos positivos para el BCE como el índice de precios al productor (IPP) de Alemania que cayó un 6% en julio en comparación con el mismo mes del año pasado, según informaba la Oficina Federal de Estadística (Destatis) este lunes. Se trata de la primera lectura con deflación mayorista en la potencia europea desde noviembre de 2020. 

Sin embargo, los últimos disponibles tanto en Alemania como en la eurozona, del mes pasado, también apuntan a la inflación en los servicios de la que advierten los PMI de agosto. Algo preocupante para un BCE muy vigilante de esta métrica. Por un lado, la inflación de los servicios en el país germano fue del 5,2% en julio en comparación con el mismo mes del año pasado, según informó Destatis hace dos semanas. Este dato implica que la tasa interanual se mantuvo en el mismo nivel que junio. O lo que es lo mismo: no se relajó.

Por otro lado, en lo que respecta a toda la zona euro, el IPC de los servicios escaló dos décimas al 5,6% interanual, según confirmó Eurostat el pasado viernes. Y en un informe de esta semana Marc de-Muizon, economista senior de Deutsche Bank, pronostica que en agosto escalará otra décima al 5,7%.

La recesión, siempre al acecho

A los pesimistas datos de Alemania hay que sumar los de Francia, que también ha tenido lectura flash. En el caso galo, el PMI de servicios también ha retrocedido más de lo esperado pese a estar ya en zona de contracción (de 47,1 puntos a 46,7). A su vez, el PMI manufacturero también remonta algo (de 45,1 a 46,4 puntos), pero permanece en zona contractiva. El PMI compuesto sigue también por debajo de 50 permaneciendo en los 46,6 puntos.

Al ser Alemania y Francia las dos mayores potencias de la eurozona, los mencionados datos no permiten pintar un panorama halagüeño para el conjunto de los 20 países que usan la moneda única. Esto se ha trasladado a los datos avanzados para el global de la región.

El PMI compuesto flash de la zona euro se sitúa en 47. Se trata del peor dato desde noviembre de 2020, lo que supone que la economía de la eurozona sufre su mayor revés en casi tres años. La peor parte se la sigue llevando la industria, aunque el subíndice PMI manufacturas mejora a 43,7 desde los 42,7 de julio, lo que contrasta con el nuevo descenso que esperaban los analistas (a 42,6). Aun así, es el décimo cuarto mes consecutivo de contracción.

No obstante, el sector terciario, con más peso en el producto interior bruto (PIB), ha dado un disgusto a los expertos al situarse en terreno contractivo: el PMI servicios preliminar de agosto es de 48,3 frente al 50,9 del mes pasado y el 50,5 (estancamiento) anticipado. Representa la primera caída de la actividad en lo que va de año y la más fuerte desde febrero de 2021.

"El sector servicios de la eurozona está mostrando, por desgracia, signos de desaceleración, a la altura de los malos resultados del sector manufacturero", lamenta De la Rubia en la nota publicada de S&P Global. En la misma se calcula, basándose en los mencionados datos preliminares de agosto, que el PIB "se contraerá un 0,2% en el tercer trimestre" en el comparación con el anterior (para Alemania se estima una caída del 1%). Ello implicaría que la eurozona volvería a verse amenazada por una recesión técnica, un escenario que se da cuando el PIB se reduce en dos trimestres consecutivos y que la eurozona evitó por la mínima en el inicio de 2023, para después repuntar un 0,3% entre abril y junio.

"A diferencia del semestre de invierno de 2022/23, la debilidad económica no se concentra en Alemania, que se ha visto especialmente afectada por los altos precios de la energía. El aumento del tipo de interés oficial del BCE en 425 puntos básicos está desacelerando la economía en todos los países del euro", argumenta el experto del banco alemán.

"Tampoco es probable que las exportaciones proporcionen mucho estímulo, ya que no sólo el BCE sino también todos los demás bancos centrales occidentales han aumentado masivamente los tipos de interés, lo que pesa sobre la demanda. Además, la demanda de China se está debilitando. Igualmente, la apreciación del euro ha empeorado la competitividad de precios de la economía de la zona euro", remata Weil.

"El panorama económico es bastante preocupante. El crecimiento en el bloque fue decente, del 0,3% intertrimestral entre abril y junio, pero el fuerte crecimiento irlandés enmascaró mucha debilidad subyacente. Aunque esperamos que el turismo haya contribuido positivamente al crecimiento del tercer trimestre, las encuestas empresariales, como el PMI de agosto, muestran un panorama de deterioro de la actividad. Esto hace que una recesión sea un riesgo realista para las perspectivas", pondera Colijn, de ING.

"La magnitud de la caída del PMI de Alemania en agosto es difícil de explicar, dado que no ha cambiado mucho desde julio, por lo que es posible que se invierta parcialmente en septiembre. Sin embargo, hay muchas razones para esperar que la economía de la eurozona entre en recesión en la segunda mitad del año, y es probable que Alemania sea el país con peores resultados", suscribe Andrew Kenningham, de Capital Economics.

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