La economía sueca es una de las que está saliendo peor parada este 2023. Con una crisis inmobiliaria galopante y una inflación resistente, el país nórdico se encuentra ya, oficialmente, en una recesión técnica al haber acumulado dos trimestres consecutivos de contracción de su PIB (0,8% en el segundo trimestre y 0,3% en el tercero). Con una previsión de cerrar el año con un retroceso del 0,7%, se trata de la segunda peor perspectiva de toda Europa, solo superada por Estonia, según las estimaciones del Fondo Monetario Internacional. En este contexto tan complicado, su moneda ha sido uno de los principales focos de preocupación para el país, pues esta se ha desplomado este año frente a un BCE y una Fed restrictivas, dando alas a la inflación y, en consecuencia, amenazando con extender la sombra de la recesión.