Escribiendo cosas económicas desde 2018, pero ya he pillado unas cuantas crisis. Di mis primeros pasos en Europa Press y luego en El Confidencial. Ahora sigo el rumbo del dinero y los mercados en El Economista.

La economía sueca es una de las que está saliendo peor parada este 2023. Con una crisis inmobiliaria galopante y una inflación resistente, el país nórdico se encuentra ya, oficialmente, en una recesión técnica al haber acumulado dos trimestres consecutivos de contracción de su PIB (0,8% en el segundo trimestre y 0,3% en el tercero). Con una previsión de cerrar el año con un retroceso del 0,7%, se trata de la segunda peor perspectiva de toda Europa, solo superada por Estonia, según las estimaciones del Fondo Monetario Internacional. En este contexto tan complicado, su moneda ha sido uno de los principales focos de preocupación para el país, pues esta se ha desplomado este año frente a un BCE y una Fed restrictivas, dando alas a la inflación y, en consecuencia, amenazando con extender la sombra de la recesión.

La producción de gas en EEUU está disparada. Tales son los niveles de extracción, que EEUU ha logrado un nuevo récord de exportación, lo que ha permitido, en parte, que los precios del gas caigan en todo el mundo, pero sobre todo dentro de su territorio. No obstante, dentro ya de por sí notable tendencia, hay una curiosidad que enriquece aún más estos datos: buena parte de esta avalancha de producción de gas ha llegado de rebote, gracias al incremento en la producción de petróleo.

La inflación puso de moda los años setenta y hasta el final del ciclo alcista de los tipos de interés, el mercado ha vuelto a resucitar una época salvaje, donde la subida de precios estaba combatida con cañonazos de tipos de interés y luego con recortes bruscos para evitar el desastre económico. Solo en esta clave se puede entender la euforia que se ha desatado alrededor de los tipos de interés. El mercado descuenta recortes de tipos masivos, que podrían llegar tan pronto como a final del primer trimestre de 2024. Según se acercan citas clave como la reunión de la Fed de este miércoles o la del BCE de próximos jueves, los ánimos se están enfriando. Casi ningún experto compra la idea de que en abril el BCE podría ejecutar el primer recorte y en marzo también la Fed. Y quien la compra habla de duras recesiones para 2024. Tampoco está sobre el papel una cascada de recortes. Ahora mismo ese escenario va contra la lógica y la historia de ambos bancos centrales.

Los últimos serán los primeros, o al menos eso es lo que esperan los analistas para los próximos meses. Las pequeñas empresas están siendo los grandes perdedores de un ciclo de subidas de tipos y unas peores perspectivas económicas. Estas firmas de menor capitalización se encuentran con menos recursos para afrontar unos costes de financiación más altos y son las más expuestas a estos problemas, derivados de una subida en el precio del dinero. Al mismo tiempo los tambores de recesión han sonado con más fuerza y el mercado de bonos con unos rendimientos cercanos al 5% han sido veneno para su cotización. Sin embargo, la perspectiva ha cambiado por completo dando esperanzas a que estas estas firmas se conviertan en la gran revelación de cara a los próximos meses.

Un gigante asiático va a comerse el mundo e incluso amenaza la supremacía económica de EEUU. Sin embargo, tras un 'milagro económico' la burbuja inmobiliaria implosionó y, con los bancos golpeados por este evento, los créditos se redujeron, su crecimiento se estancó y comenzó una senda de inflación casi inexistente o incluso, por momentos, deflacionaria. Esto fue lo que pasó con Japón en 1991, una situación que llevó a la conocida como "década pérdida" , un periodo de estancamiento económico que ahogó al país hasta el 2001, pero cuyas implicaciones se siguen sintiendo hasta día de hoy.

Inditex se ha convertido en la estrella más brillante del Ibex 35. Solo superada por Rovi, la empresa gallega se ha disparado en lo que va de año un 52,8%, siendo la quinta firma europea de todo el EuroStoxx 50. No solo se trata del segundo año más alcista de la historia, sino que su avance ha permitido grandes hitos, como el hecho de convertirse en la octava firma más grande en capitalización bursátil de todo el continente, al tener un valor de 118.250 millones de euros. Estas ganancias en bolsa se han sostenido sobre una actividad comercial récord al incrementar un 31% sus beneficios hasta octubre. Sin embargo, esta era dorada podría estar al borde de su fin, según los expertos de Deutsche Bank. El motivo son los nuevos rivales y que los tipos de interés comenzarán a sentirse en sus negocios los próximos meses.

Una de las bases del sistema económico mundial es la bolsa de valores. Los índices, las cotizaciones, los futuros y sociedades anónimas son cosas que vemos todos los días al abrir cualquier diario económico, y se trata de una herramienta fundamental para que las empresas consigan financiación, mientras quien quiera puede sacar provecho, o arruinarse, del buen hacer de la misma, convirtiéndose en el dueño de una pequeña parte.

Un temor se ha adueñado de los mercados: que los 'impuestos temporales' a la banca se conviertan en persistentes y recurrentes, mientras que se están exportando a lo largo de toda Europa como un mecanismo más para que los gobiernos puedan recaudar y cuadrar el déficit. Una perspectiva que preocupa a los expertos que siguen al sector que ven cómo la expansión de esta tasa o fórmulas similares puede elevar la inseguridad jurídica y hacer menos atractivas a las entidades en los mercados frente a sus rivales de EEUU o de otros países.

En lo que llevamos de año, el bitcoin es el activo más alcista de todos. La criptomoneda más famosa del mundo se ha revalorizado un 132% mientras el Nasdaq 100 se ha revalorizado un 46,81%. La divisa digital ha vivido un importante rebote después de que una tormenta perfecta destrozase su cotización durante el conocido como 'criptoinvierno' en el que una suma de escándalos en los principales ex-changes, cambios radicales sobre los tipos de interés, un entorno más complicado y dudas regulatorias provocaron una auténtica sangría. Desde sus máximos de 2021, la divisa llegó a caer un 74% a comienzos del año.

Wall Street se acerca a un punto muerto. Los principales índices de Estados Unidos se encuentran con que el año que viene el mercado espera una cascada de recortes de tipos y, por ello, hay quien cree que esto abrirá la puerta a un nuevo impulso en la renta variable. Sin embargo, el S&P 500 ya ha subido un 18% y expertos como Goldman Sachs y JP Morgan están alertando de que 2024 será un año modesto en sus ganancias porque las buenas noticias ya se están descontando (una Fed más laxa, aterrizaje suave, etc.). Al mismo tiempo, diversos expertos están ya avisando de que hay una montaña de combustible con la que prender la mecha de los mercados: el efectivo.