Escribiendo cosas económicas desde 2018, pero ya he pillado unas cuantas crisis. Di mis primeros pasos en Europa Press y luego en El Confidencial. Ahora sigo el rumbo del dinero y los mercados en El Economista.

Una tendencia está pasando bajo el radar en España. Los supermercados españoles se están llenando a marchas forzadas de frutas y verduras marroquíes. Los menores precios han empujado a que el país magrebí crezca de forma exponencial en la península ibérica ganando cada vez más terreno y quitando cuota de mercado a las firmas españolas, que están buscando crecimiento fuera de nuestras fronteras. Según la Federación de Productores Exportadores de Frutas Hortalizas, Flores y plantas vivas, Marruecos ha aumentado sus envíos a España un 23% solo en el primer trimestre del año. Según la cámara de comercio, esto forma parte de una 'machada' en la que este país ha pasado en 2021 de enviar solo 805 millones de euros a superar la barrera de los 1.071 millones. Pese a todo, el campo español vive una época dorada con exportaciones crecientes y mostrando cierta progresión en una economía dominada por los servicios.

Con Trump en la Casa Blanca los pulsos, los giros de guion cargados de dramatismo y los movimientos arriesgados con marcha atrás se han convertido en la nueva realidad de los mercados. Si bien esto solía aplicarse a las negociaciones arancelarias, este miércoles se vivió una hora cargada de volatilidad. En cuestión de 60 minutos, Jerome Powell, presidente de la Fed, pasó de rumores de despido a ser ratificado de nuevo en su cargo hasta mayo del próximo año. Unos instantes en los que los mercados de renta variable y el dólar cayeron un punto de golpe y el oro repuntó un 2% para luego deshacerse de todas estas fluctuaciones con las palabras de Trump. Lo que ocurrió ha llevado a una profunda reflexión de los analistas que se ha centrado en dos puntos: Lo primero, que el final de Powell se acerca y es ya inevitable, llegue más pronto o más tarde. Y lo segundo, que las consecuencias de su marcha parecen claras.

Oriente Medio ha sido 'bendecido' con gran parte de las reservas mundiales de petróleo. Países como Irak, Irán o Arabia Saudí tienen cientos de miles de millones de barriles bajo tierra o bajo el mar que prometen alimentar el mix energético global durante años (pese a la transición hacia las energías renovables). Sin embargo, esa región es un avispero. Las disputas no son solo entre países, también dentro de los propios Estados existen curiosas luchas intestinas que pueden poner en peligro el suministro de petróleo global. Esto es lo que está sucediendo en los prolíficos yacimientos del Kurdistán iraquí, una región semi-autónoma (son independentistas) que acostumbra a tener problemas que el Gobierno del país al que pertenece: Irak, una de las piezas clave de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP). Los ataques sobre estos yacimientos se han convertido en una nueva amenaza para el precio del crudo.

Los precios del cacao viven una auténtica espiral de descensos agresivos ante una realidad: los clientes están reduciendo los pedidos finalmente de forma muy sensible debido a los ya elevados precios de la materia prima. Estamos hablando de que solo en el transcurso de la semana el precio del componente base del 'alimento de la felicidad' se ha desmoronado un 22,45%, pasando de los 8.950 dólares por tonelada a un mínimos a los 7.309 (hoy ha rebotado a los 7.440). En definitiva, este descenso forma parte de un hundimiento mayor del 60% desde sus máximos de enero (11.684 dólares).

Si bien todos los países de la Eurozona forman un bloque económico único, la realidad es que siempre ha habido dos 'mundos' (como mínimo) muy diferenciados. El norte que sostiene la economía de la región y un sur relajado que va a rebufo. En pocos frentes se puede notar más esa diferencia que en la tasa de desempleo donde países como España, Italia y Grecia tenían casi permanentemente desde 2008 cifras superiores al 15% de paro mientras que Alemania, por ejemplo, no pasaba del 9% en su peor momento. Dos mundos totalmente diferentes… que ahora se ven amenazados por una dinámica económica totalmente nueva.

Si hay una crisis de deuda que ponga en juego a toda Europa, Francia es el destino más probable. Con una verdadera montaña de 113% sobre su PIB, el país que era una de las anclas financieras del Viejo Continente ahora está en una situación crítica. Su elevado déficit y la falta de reformas profundas han convertido a París en la gran alerta de la región . El déficit público del país está en el 5,8% actualmente y si bien está por debajo del 6% que superó en 2024, la situación sigue siendo crítica.

EEUU ha amenazado con una ronda de sanciones sin precedentes contra Rusia. Si bien ya lo había puesto encima de la mesa, el presidente de EEUU ha anunciado ya una fecha. Según defendió este lunes Trump, Putin tendría 50 días para negociar una paz con Ucrania y, de no hacerlo, impondrá unos gravámenes del 100% al país y a sus socios comerciales y sanciones a cualquier empresa que compre su petróleo. Si bien lo primero podría tener poco impacto dado que el comercio China EEUU apenas roza los 3.500 millones de dólares en total (entre importaciones y exportaciones) las sanciones energéticas y los aranceles secundarios sí pueden tener profundas consecuencias… para Rusia y para Europa.

La deuda alemana a 30 años ha visto como los rendimientos alcanzaron este lunes su nivel más alto desde 2023. Concretamente su 'coste' aumentaba hasta el 3,25% y por momentos ha llegado a tocar el 3,263%. Parece que no hay grandes diferencias pero esta última cifra llevaría esta métrica hasta máximos desde 2011, cuando la crisis del euro todavía estaba en su punto cumbre. Una situación prácticamente idéntica en los títulos a diez años que han pasado de estar en negativo hace solo 3 años a cotizar en máximos de 2023 y en niveles comparables a 2011.