Ya es oficial, ya sea subir hasta el 2,1%, el 3,5% o el 5% del PIB, una cosa es segura: España tendrá que gastar ostensiblemente más en defensa. Con esta realidad sobre la mesa hay una pregunta clave a tener en cuenta: ¿en qué invertir todo ese dinero? Esta es una duda que lleva ya meses instalada en el sector militar, en particular, por las dificultades de trasladar todo este gasto a una industria y que no se conviertan en importaciones, especialmente de fuera de la UE. Sin embargo, este gran desafío choca con una realidad incómoda, en el caso de España, la obsolescencia de todo tipo de frentes dentro de las tres ramas militares.