El sector asegurador en España enfrenta un año clave, en el que las aseguradoras, tras varios ejercicios de volatilidad y presión sobre los resultados, deberán centrarse en recuperar la rentabilidad. La inflación, el aumento de costes, la digitalización y el impacto del cambio climático han redefinido las reglas del juego, forzando a las compañías a ajustar sus estrategias para asegurar su sostenibilidad financiera y la confianza de los mercados.

Que pagar por lo que se necesita no sea un reclamo, sino una realidad, es lo coherente o debería serlo, especialmente en el momento actual de disrupción en que nos encontramos. Cualquier colectivo de usuarios de cualquier sector reclama esto y, es más, pide contar con alternativas más flexibles, ágiles, transparentes y socialmente comprometidas. Es la tendencia que se está imponiendo en el mercado, aunque existen sectores que pecan más de inmovilistas y se resisten a evolucionar, o al menos, a hacerlo al ritmo que demanda la sociedad. El de los seguros podríamos decir que es uno de ellos.

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