
EEUU ha amenazado con una ronda de sanciones sin precedentes contra Rusia. Si bien ya lo había puesto encima de la mesa, el presidente de EEUU ha anunciado ya una fecha. Según defendió este lunes Trump, Putin tendría 50 días para negociar una paz con Ucrania y, de no hacerlo, impondrá unos gravámenes del 100% al país y a sus socios comerciales y sanciones a cualquier empresa que compre su petróleo. Si bien lo primero podría tener poco impacto dado que el comercio China EEUU apenas roza los 3.500 millones de dólares en total (entre importaciones y exportaciones) las sanciones energéticas y los aranceles secundarios sí pueden tener profundas consecuencias… para Rusia y para Europa.
El petróleo, de momento, no parece tomarse en serio la amenaza, pues el brent cae un 0,38%. El país euroasiático produce el 10% del petróleo mundial y cerca de 10 millones de barriles diarios saliendo de las entrañas de Rusia. Si bien hasta ahora se ha buscado dañar al crudo ruso, nunca se había llegado tan lejos. Estas nuevas medidas penalizarían a terceros países, empresas y bancos. En resumen, cualquier firma que sea descubierta comprando energía rusa encontrará cerrado todo el sistema financiero de EEUU.
Esta táctica ya se usó contra Irán pero, dado el peso de Rusia en la arquitectura global de la energía, no se pulsó este botón nuclear energético. Al margen de las empresas, estas nuevas sanciones ponen en el centro a la 'flota fantasma' (los navíos que Rusia usa para reexportar crudo en alta mar, escapando de las restricciones) atacando directamente a las aseguradoras marítimas que cubran estos envíos (la mayoría tienen su sede en países occidentales como Reino Unido) y a las que vendan tecnología, piezas y mantenimiento. En resumen, un asedio por tierra, mar y aire a la logística del crudo, un elemento clave en la estructura financiera rusa.
Sin embargo, hay muchos argumentos para pensar que el mercado de crudo está sobreabastecido y existe la idea de que la OPEP aprovecharía cualquier subida de precio para aumentar más su producción. En resumen, el cártel tiene grandes incentivos para 'regular' el mercado, un factor estabilizador que permite a los precios manejarse incluso frente a la amenaza de un enorme productor como Rusia bajo presión.
Pero el gas es otra historia. Desde Capital Economics comentan que "las medidas propuestas por Trump provocarán una enorme caída de los flujos energéticos pero el impacto será mayor para el gas que para el petróleo". La firma explica que la clave está fuera de las sanciones al petróleo, sino en los aranceles secundarios 100%. Esto no se aplicará, presuntamente, solo al comercio EEUU-Rusia, sino que serán aranceles que se impondrán a un país que comercie con Rusia. Es decir, si Europa compra gas a Rusia, EEUU le subirá los gravámenes para que pague el equivalente a esa operación, pero a EEUU.
En ese sentido, si bien Rusia es un elemento clave para sostener el mercado global del crudo, donde no hay argumentos para minimizar la caída de un 'titán' energético como este es en el gas. El país representa cerca del 8% de las exportaciones mundiales de GNL. Según datos de la Comisión Europea, en 2024 los gasoductos rusos supusieron el 11,6% del abastecimiento total de gas del Viejo Continente y el GNL el 7,3%. Si bien esto se ha reducido con el corte del gasoducto Soyouz (ya solo llega gas por tierra a través del Turkstream) la realidad es que los pedidos de GNL han aumentado y desde IEEFA dan por hecho que aún representaron un 10% de las importaciones de gas de la UE el primer trimestre.
"Actualmente hay poco o ningún margen para absorber una pérdida aún mayor del suministro ruso"
"Podría decirse que persiste un déficit de suministro de gas natural. Los precios siguen siendo altos en comparación con los de antes de la invasión rusa de Ucrania" comentan desde Capital Economics. "En otras palabras, actualmente hay poco o ningún margen para absorber una pérdida aún mayor del suministro ruso. La inminente oleada de suministro global adicional de GNL, que se prevé que aumente un 30 % para finales de 2027, podría llegar demasiado tarde. Esto ocurre especialmente mientras se siguen anunciando retrasos de gran repercusión, como el del proyecto North Field de Qatar".
La UE está inmersa en un proceso para desconectarse al 100% del GNL ruso, pero estas medidas podrían ser demasiado agresivas. El Parlamento Europeo ha recibido una propuesta para ir prohibiendo los contratos a largo plazo e ir dando argumentos 'de fuerza mayor' para que los compromisos se puedan ir rescindiendo. Este es un proceso que se irá dando entre 2026 y 2028 pero acelerar de esta manera puede tener un serio impacto en los precios actuales.
Europa tendría que recurrir al mercado global del GNL donde sigue habiendo una competencia estrecha, en particular contra los compradores asiáticos. Una mayor demanda incentivaría los precios. Algo que comentaba S&P Global en su último informe alegando que "la reducción gradual de las importaciones de gas natural ruso incrementará la demanda europea de GNL estadounidense, ejerciendo presión al alza sobre los precios globales del gas y pudiendo provocar una escasez de suministro". Si esta se produce más rápidamente, el proceso con los precios irá de la mano.
Dentro de los perjudicados está claramente España, que ha emergido como uno de los destinos clave del gas ruso para reexportarse hacia el resto del continente. Por detrás de otros destinos como Francia, pero sin duda, como un pilar de los mismos. El primer trimestre de 2025 los envíos de gas superan en todo el continente los 9,9 BCM. "Los puertos de España, Bélgica y, especialmente, Francia, reciben más gas ruso que incluso se reexporta a Alemania y llega mucho de Turquía, que tiene gasoductos operativos", comentan desde IEEFA.
En cualquier caso, esto llegaría en un momento de cierta tensión en el mercado europeo. Si bien los precios TTF (referencia para todo el continente), cotizan en los 34,69 euros por megavatio hora y llevan en esta zona, estabilizados, un largo periodo de tiempo. El suministro es más estrecho de lo que podría parecer. Las reservas están al 62% tras una potente demanda de invierno y una producción muy baja en aquellos meses. Son más de 15 puntos menos que hace un año por estas fechas.
Si bien se han tomado medidas para calmar los precios, como relajar el límite de llenado para noviembre en 10 puntos (80%) y darle flexibilidad. La realidad es que de momento se han encontrado con una importante oferta que está permitiendo abastecerse rápidamente. "Un clima más cálido y la menor demanda de Asia (con redirecciones de cargamentos por clima y menor crecimiento económico) está generando presiones a la baja en los precios", comentan desde Fitch. Una cierta tregua tras la enorme volatilidad y subidas a comienzos del año, pero que estas medidas contra Rusia podrían cambiar de forma crítica.
El golpe para Rusia
Además, desde Capital Economics explican que la medida tendría un impacto clave en la propia Rusia. Si solo fuera en el comercio Rusia-EEUU "no habría casi consecuencias" pero si se imponen los mencionados aranceles secundarios se produciría "un golpe sensible en sus exportaciones energéticas". La firma incluso habla del supuesto de una pérdida del 50% (como escenario más dramático del impacto de las sanciones), algo que "podría generar un golpe de 75.000 millones de dólares".
Además de empeorar su ya complicada situación fiscal. "Los ingresos por energía representan un 30% de todos sus presupuestos y una caída del 10% añadiría un 0,3% al déficit federal". Si bien no ven nada parecido a un colapso económico pues "todavía puede sostener un déficit importante sin grandes problemas", creen que la situación puede empeorar si esta acelera muy rápidamente. "La posición externa de Rusia se ha vuelto más sensible a un bajo superávit por cuenta corriente". En consecuencia, "el agotamiento del Fondo Nacional de Riqueza, el aumento de la emisión de deuda, el aumento de los rendimientos de los bonos… podrían llevar al Kremlin a una crisis fiscal".