Madrid
Los agricultores españoles llevan años preocupados y quejándose por la cada vez mayor presencia de frutas y verduras marroquíes en las tiendas españolas. Una tendencia que, lejos de detenerse, avanza cada vez más. La última muestra, los datos correspondientes al primer trimestre, cuando la importación española de frutas y hortalizas frescas procedentes del reino alauí crecieron un 24% en volumen y un 23% en valor.
En total, se superaron las 188.000 toneladas importadas y el gasto fue de 481 millones de euros, según datos de Aduanas analizados por Fepex. De esta forma, como recuerdan, se convierten en el país proveedor que más creció en el mismo periodo.
El producto más importado, no podía ser de otra forma, es el tomate. Que es, además, la hortaliza que más ha crecido en los tres primeros meses de año. Ha pasado de 24.000 toneladas importadas a más de 32.300 toneladas. En cuanto al valor, ha pasado de 33 millones a 52.
En segundo lugar se encuentra el pimiento, con 32.000 toneladas importadas, en línea con los registros anteriores; y después la judía verde, con 19.000 toneladas, aunque en su caso se ha reducido tanto el volumen importado como el valor del mismo.
Disparidad normativa
Desde Fepex ponen el foco en la disparidad existente en la normativa entre ambos países, tanto a nivel fitosanitario, laboral o social. Medidas exigidas en los países de la Unión Europea, pero que no son requeridas para los países terceros. Una situación que hace que los productores de los estados miembro sean cada vez menos competitivos.
Además, el crecimiento de las importaciones de tomate de Marruecos también ha provocado el desplazamiento del producto nacional. Entre otras cosas, porque los precios de entrada, establecidos en el Acuerdo de Asociación de la Unión Europea con Marruecos, no han cumplido con su función de proteger el mercado comunitario. Se han quedado obsoletos, favoreciendo la importación frente al producto nacional.
Por ello, Fepex exige una reforma del tratado, que permita asegurar la viabilidad de este cultivo, de gran importancia social y económica en las regiones que lo producen. Buscan, en definitiva, asegurar la soberanía alimentaria.
Fenómeno europeo
Hay que tener en cuenta que no se trata de un fenómeno en el que la víctima sea solo España: afecta a toda la Unión Europea. Marruecos, en su camino hacia convertirse en la huerta del mundo, también está tratando de conquistar el Viejo Continente. El valor de la importación de frutas y hortalizas procedentes de Marruecos creció un 14% en el primer trimestre. Y, de nuevo, el tomate aparece como el producto más importado desde terceros países.
En cuanto a la fruta, a nivel comunitario, sorprende el crecimiento de la importación de aguacates, que se han duplicado en un año, hasta alcanzar las 62.000 toneladas, según datos de Eurostat.
A los agricultores no les queda más remedio que seguir exigiendo una normativa más justa, que se apliquen clausulas espejo y medidas para evitar la competencia desleal de Marruecos. Que se imponga a las importaciones las mismas normas que a los productos autóctonos. O el campo europeo, y sobre todo el español, estará cada vez más marginado.