Escribiendo cosas económicas desde 2018, pero ya he pillado unas cuantas crisis. Di mis primeros pasos en Europa Press y luego en El Confidencial. Ahora sigo el rumbo del dinero y los mercados en El Economista.

Un viejo conocido ha vuelto a España por todo lo alto. Gotham City Research es un bajista conocido por sus poderosas apariciones, con polémicos informes que han provocado la implosión de empresas en cuestión de horas. Sin embargo, toda su historia, y en particular sus orígenes, están plagados de misterio. La propia compañía se define así misma como una auténtica 'justiciera' de los mercados cuya labor se centra en destapar malas prácticas y delitos. La última de ellas ha sido su ofensiva contra Grifols, que cae un 26% después de acusarla de "manipular la deuda y el Ebitda para reducir artificialmente el apalancamiento".

2024 no ha arrancado precisamente como un año de ensueño para los mercados. En lo que va del mismo, el S&P 500 cotiza en negativo. La Reserva Federal está en el centro de todas las miradas y, de hecho, la euforia entorno a una agresiva campaña de recortes de tipos fue un factor clave para explicar la buena recta final de 2023 en Wall Street. Sin embargo, este optimismo desatado ha encontrado su primer gran obstáculo y los ánimos comienzan a enfriarse. Un cambio de perspectiva hacia una Fed más calmada está haciendo emerger una amenaza que muchos ya daban por terminada, el despertar de los bonos.

Los problemas en el Mar Rojo están sacudiendo el mercado de petróleo. Con los rebeldes hutíes atacando embarcaciones y obligando a las empresas de transporte a tomar rutas alternativas. Este bloqueo en un estrecho clave (pues conecta con el canal de Suez) está provocando retrasos de más de 20 días y un encarecimiento del transporte. Ante esta situación, lejos de lo que podría parecer, parece haber surgido un ganador inesperado ante este problema: EEUU, o al menos, su potente industria petrolera, que ha visto cómo las exportaciones se disparan.

El cobre se ha convertido en una de las materias primas con más fluctuaciones desde la guerra de Ucrania. Con uno de sus principales suministradores cerrando sus puertas y la demanda incrementando debido a que se trata de un componente clave para la transición energética, su valor se disparó. Ahora, los expertos creen que otro 'boom del cobre' podría repetirse, haciendo que su valor se dispare un 75% en los próximos dos años ante una sucesión de factores. En ese sentido, un país se ha perfilado como el máximo beneficiado de este explosión de la materia prima y puede vivir una auténtica revolución en su economía debido al nuevo papel del cobre en el mundo. Este es el caso de Chile.

Alemania se encuentra ante un contexto complicado. Su economía se encuentra al borde de la recesión técnica y su músculo industrial está fuertemente lastrada por una desaceleración mundial y unos mayores costes. Ante esta situación, los socios de Gobierno del actual canciller, Martin Scholz, han pedido abiertamente que se acabe con la regla sagrada de la deuda. El país tiene un límite constitucional que, resumiendo mucho, solo permite un incremento del déficit inferior al 0,35% del PIB nominal.

2024 se perfila como un año histórico para la Reserva Federal. Tras una subida frenética de los tipos de interés de 535 puntos básicos en poco más de un año y medio, el propio presidente de la institución Jerome Powell, ha reconocido que en 2024 esperan comenzar con los recortes. Este nuevo paradigma ha desatado la euforia entre los inversores, que dan por hecho que las bajadas en el 'precio del dinero' serán mucho más extensas de lo que ha anunciado la Fed en su hoja de ruta y, de hecho, apuntan a seis descensos de 25 puntos básicos con posibilidades de incluso siete, llevando el precio del dinero hasta el rango de entre 3,75% y 4%, según el consenso de analistas de Fedwatch.

El gran perdedor del año ha sido la industria renovable. A escasas semanas de que este 2023 termine, pocos dudan de que será recordado como un punto de inflexión clave para el sector, que puso contra las cuerdas a sus empresas y las llevó al límite. A pesar de una gran inversión y una demanda récord, unos tipos de interés más altos han hecho que les sea más caro financiarse. Estas empresas, fuertemente apalancadas, no solo se han visto expuestas a un incremento del precio de su deuda, sino que la inflación ha elevado sus costes. Una situación que ha llevado a las principales empresas, según la Agencia Internacional de la Energía a "una situación financiera extrema".

La guerra ha vuelto a ser uno de los grandes temas para los mercados. Tras años de una mayor tranquilidad, los conflictos se han ido amontonando, amenazando a las economías del mundo y disparando la tensión geopolítica. Las espadas siguen en todo lo alto entre Rusia y Ucrania y, por otro lado, el conflicto entre Israel y Hamás ha tomado al mundo desprevenido este 2023. Mientras estos enfrentamientos siguen amenazando al mundo, las tensiones entre China y Taiwán siguen latentes y una posible invasión sigue sobre la mesa.

El yen es el gran problema de Japón. La moneda nipona arrastra serios problemas debido a la postura ultralaxa de su banco central, que lleva ocho años de tipos negativos y al borde de la deflación mientras los bancos centrales del mundo han subido tipos de forma agresiva justamente para contener una oleada inflacionaria. Estas dos realidades enfrentadas han provocado que las caídas del yen ya se extiendan durante tres años, desde sus máximos de 2020 ya retrocede un 27% frente al dólar, un 10% desde sus máximos del año, en enero. En sus mínimos del año el billete llegó a estar en su peor momento desde 1990.

Nadie puede decir que la Fed no ha dicho alto y claro cuáles son sus planes. La Reserva Federal publicó este miércoles, junto con su decisión de no tocar los tipos de interés, el famoso 'dot plot', la hoja de ruta en la que sus miembros muestran sus estimaciones para los tipos, la inflación, el PIB y el desempleo. Los mercados acudían a la cita con dos grandes preguntas, cuándo se bajará el 'precio del dinero' y hasta dónde. En ese sentido muchos pensarían que este 'dot plot' habría desatado una decepción generalizada en Wall Street, pues el consenso de los analistas esperaba cinco recortes de tipos empezando en marzo y la 'guía' de la institución dio una estimación mucho más humilde: tres recortes de 25 puntos básicos. Sin embargo, lejos de calmar las aguas, esto encendió por completo a los mercados.