
2024 se perfila como un año histórico para la Reserva Federal. Tras una subida frenética de los tipos de interés de 535 puntos básicos en poco más de un año y medio, el propio presidente de la institución Jerome Powell, ha reconocido que en 2024 esperan comenzar con los recortes. Este nuevo paradigma ha desatado la euforia entre los inversores, que dan por hecho que las bajadas en el 'precio del dinero' serán mucho más extensas de lo que ha anunciado la Fed en su hoja de ruta y, de hecho, apuntan a seis descensos de 25 puntos básicos con posibilidades de incluso siete, llevando el precio del dinero hasta el rango de entre 3,75% y 4%, según el consenso de analistas de Fedwatch.
Ante un Fed en retirada, se espera que los mercados reaccionen positivamente. Sin embargo, diversos analistas discuten esto y la división está siendo encarnizada en Wall Street, donde avisan de que no es oro todo lo que reluce y que detrás de la 'fiebre' de la Fed hay numerosos problemas algo más ocultos que podrían convertir el 2024 en un año complicado. Esto es lo que opinan desde JP Morgan, pues en su último informe alertan de un retroceso del principal índice de EEUU de más del 8%, haciéndolo caer hasta los 4.200 puntos.
Dubravko Lakos-Bujas, analista del banco norteamericano explica que este pesimismo en plena euforia con los bancos centrales se debe a "un contexto macro más desafiante para las acciones en 2024, con tendencias en desaceleración". En ese sentido, Lakos-Bujas señala que las acciones actualmente estarían "valoradas con gran generosidad" en el caso del S&P 500 debido a la baja volatilidad.
Sin embargo, advierte que el impacto de la subida de tipos se empezará a notar especialmente este año haciendo que los mayores costes de endeudamiento "alcancen máximos en décadas". Por su parte, mientras un mayor coste de financiación golpea las cuentas, desde JP Morgan advierten de que "los ahorros de los hogares están disminuyendo y eso se notará en la demanda". Además, los numerosos riesgos geopolíticos pueden hacer más daño del que ya han hecho en 2023, con una menor tensión de la esperada en Oriente Medio tras el ataque de Hamás a la frontera de Israel y con los ataques a buques en el Mar Rojo limitando las rutas a través del Canal de Suez.
"Hay unas expectativas demasiado altas, no hay margen de error"
Desde Morgan Stanley también creen que Wall Street será testigo de un estancamiento que le llevará terreno negativo en 2024. De hecho, su escenario base es de un 2,1% en negativo con el S&P 500 cotizan en los 4.500 puntos para final de año. "Hay unas expectativas demasiado altas", señala Lisa Shalett, analista de la empresa. En ese sentido, la experta explica que se ha creado una idea de recortes muy agresivos por parte de la Fed y de gran resistencia de la economía de EEUU, una "combinación perfecta" que "no deja ningún margen de error a los mercados" y que "puede provocar un gran sufrimiento en los mercados ante cualquier desviación".
En ese sentido, Shalett explica que esta euforia se ha mezclado con un precio de las acciones demasiado alto. "La prima de riesgo de los tipos es muy poco atractiva, solo de 100 puntos básicos". En ese sentido, la experta señala que "hemos visto a los mercados interpretar malas noticias para la economía como buena para las acciones, una tendencia que ha alimentado las esperanzas de una Fed agresiva". Sin embargo, "las malas noticias en la economía pueden ser malas para los mercados y podríamos ver golpes en los márgenes corporativos", a pesar de que la Reserva Federal baje los tipos de interés.
Goldman Sachs por su parte, ve todo lo contrario. A pesar de que hace no tanto no ve definía el año 2024 como "modesto" para las acciones debido a que las buenas noticias (bajadas de tipos, una economía más fuerte de lo esperado… etc) "ya están descontadas para los inversores", todo ha cambiado en su último informe. La firma ha actualizado el potencial del S&P 500 hasta los 5.100 puntos debido, principalmente, al gran retroceso de la inflación y las nuevas perspectivas sobre los tipos de interés.
La inflación de EEUU ha retrocedido rápidamente desde sus máximos anuales de enero (6,5%) y ha terminado el año en el 3,1%. Aunque el dato más sorprendente vino del PIB que, lejos de resentirse, destrozó todos los pronósticos en el tercer trimestre de 2023 con un crecimiento del 4,9%. Una señal de fortaleza que vino tras cuatro trimestre consecutivos de un crecimiento cada vez más débil y que parecía prometer un periodo de estancamiento a medida que los tipos de interés fueran enfriando su economía.
El S&P 500 se ha revalorizado un impresionante 24,73% este 2023 apoyado, principalmente, por los siete magníficos (Apple, Meta, Alphabet, Microsoft, Nvidia, Tesla y Amazon). Estos valores, apoyados por la fiebre de la IA catapultaron al índice cuando los datos económicos y los movimientos de la Reserva Federal estaban golpeando el ánimo de los inversores. Sin embargo, la gasolina de estos gigantes (representan el 28% de la capitalización total del selectivo) parecía agotarse en octubre, cuando las caídas se llevaban imponiendo desde los máximos del verano. Sin embargo, desde entonces, los sorprendentes datos macro y el cambio de la Fed hicieron volar a la renta variable, otorgando una revalorización del 15,8% en apenas mes y medio y permitiendo culminar un gran 2023.
Ahora, que el empuje de estas grandes firmas parece menos fuerte por sí mismo, desde Goldman insisten en un aumento basado en las acciones más débiles y que más sufrieron en el S&P 500. "De cara al futuro, el nuevo régimen de mejora del crecimiento y caída de los tipos debería respaldar a las acciones con balances más débiles, particularmente aquellas que son sensibles al crecimiento económico". En ese sentido, estos expertos dan por hechas al menos tres reducciones consecutivas en marzo, abril y mayo, con más recortes posteriores que lleven el precio del dinero al 4%.
El 'dolor' se concentrará en cinco sectores
Desde S&P Global, por su parte, dudan de que las previsiones de los mercados se cumplan. "El sentimiento del mercado es optimista en medio de las esperanzas con una Reserva Federal laxa, pero es posible que los tipos no caigan tan rápido como esperan". De hecho, desde la firma dan por hecho que 'solo' habrá recortes de tipos que llevará el 'precio del dinero' hasta el 4,7% para finales de 2024. Además, insisten en que el único escenario en el que ven a la Fed yendo más allá es "si se da una potente recesión o un fuerte estancamiento económico". Dos escenarios que "erosionarían los ingresos y afectando negativamente al mercado".
En ese sentido, Nick Kraemer, analista de la firma, explica que esto sitúa en una situación complicada a numerosas empresas que "ven cómo se está agotando el plazo para abordar las grandes necesidades de refinanciación" que se han extendido a medida que las firmas han optado por no acudir a los mercados de deuda a la espera de una rebaja en los tipos de interés.

En ese sentido, dejan claro que han notado como el número de firmas que 'pasan' de renovar sus bonos crece con una caída del 35% en 2022 de las emisiones y, a pesar de un repunte del 10% en 2023, aún se encuentran muy por debajo de sus niveles de 2019. En ese sentido, remarcan que hay algunos sectores concretos donde el tiempo se acaba en los plazos de deuda y, por lo tanto, verán un claro impacto en sus cuentas debido a que los costes de los interés tendrán que ser más altos.
Según S&P Global hay cinco sectores que cuentan con 100.000 millones de dólares en deuda pendiente (cada uno de ellos) que vende en el periodo 2024-2028- En total todos estos suman más de 790.000 millones de dólares, una enorme montaña de deuda que podría cambiar la realidad de estas firmas. Estos son el sector sanitario, el tecnológico, los medios de comunicación y de entretenimiento, los productos de consumo y, por último, las telecos.