
Los bonos se han convertido en uno de los grandes temas que han monopolizado los mercados mundiales. Tras la escalada de sus rendimientos al 5%, de la mano de las subidas de tipos de la Reserva Federal, los inversores han puesto su atención en el potente incremento para sacar partido. Las entradas en estos activos han aumentado con fuerza y los expertos lo tienen claro, los altos rendimientos son un gran escudo ante las pérdidas, mientras que unas nuevas caídas ante una Fed en retirada o tambores de recesión económica, podrían desatar jugosas rentabilidades que nadie quiere perderse.
Los últimos en avisar de este repunte han sido los expertos de Bank of America. Según los últimos datos de la firma, en las últimas semanas se ha vuelto a máximos de marzo en lo que respecta a demanda de renta fija. De hecho, solo en una semana (la previa a la reunión de la Fed), hubo 7.200 millones de dólares en entradas netas a medida que los rendimientos se mantenían en máximos y las empresas veían su oportunidad ante un 2024 plagado de incertidumbre.
Uno de los últimos en hablar del tema ha sido Guggenheim. Durante un podcast publicado por la compañía para sus clientes esta misma semana, el economista Matt Bush explicaba que "hay un contexto muy claro que podría provocar un recorte de 150 puntos básicos de los tipos de interés de cara a 2024 , obviamente, habría más bajadas en 2025". En ese sentido, el experto apuesta por un retroceso del 'precio del dinero' hasta el 3%.
De este modo, el analista explicaba que este nuevo paradigma ha cambiado por completo la perspectiva de la compañía respecto a la renta fija, pues cree que, habiendo tocado máximos al conquistar el 5%, ahora el T-Note (deuda a diez años), se muestra como un activo clave para comprar ahora a la espera de que los actuales precios baratos (pues son inversamente proporcionales a la rentabilidad) suban con fuerza mes a mes ante los movimientos de la Fed.
A pesar de que el último mes el bono a diez años tocó estos niveles, ya está retrocediendo ante un discurso más moderado de la Fed. Su presidente, Jerome Powell, ha encendido la ilusión del mercado en que ya se haya llegado al techo de las subidas de tipos y que ahora todo dependa de mantenerlos altos suficientemente tiempo para devolver la inflación al objetivo del 2%. Debido a ello, la rentabilidad ha caído con fuerza y ya está en el 4,58%.
Además, al margen del propio discurso de la institución monetaria, los últimos datos económicos han puesto en tela de juicio la resistencia de la economía de EEUU y vuelto a poner sobre la mesa la posibilidad de un recorte anticipado para evitar un golpe económico demasiado duro para la potencia norteamericana. Uno de los principales indicadores que ha alertado a los inversores ha sido el mercado laboral que, aunque aguanta aún con fuerza, la creación de empleo se desinfló, llevando la tasa de paro al 3,9%.
"Obviamente, el proceso por el que hemos llegado hasta aquí ha sido doloroso para los inversores en renta fija", explicaba Adam Block de Guggenheim Partners, pero "es como el resultado tras un incendio que, a pesar de todo lo perdido, lo que queda es un amplio territorio de tierra cultivable". En ese sentido, Block concluía que "ahora estamos centrados en asegurar los rendimientos récord que se están dando y los inversores deberían hacer lo mismo".
Especialmente en un momento en el que los desafíos macroeconómicos parecen atenazar a la renta variable, unos bonos con este nivel de rendimientos representarían una oportunidad de reducir riesgos apostando por estos activos más seguros sin sacrificar de forma muy sensible la rentabilidad. Desde Charles Schwab remarcan esto afirmando que "agregar bonos a una cartera ofrece diversificación y hoy ofrecen los rendimientos más altos en años".
"Estas altas rentabilidad otorgan un colchón mucho mayor en caso de nuevas subidas que sigan haciendo caer el precio de los títulos"
Cooper Howard, analista de la empresa, explica en su último informe que ahora buscarán incrementar su exposición al mercado de bonos, eso sí, a los de largo plazo, para aprovechar los grandes retornos y bajos precios, pero escapar de los riesgos de reinversión. "El inversor que no haga esto tendrá que recomprar repetidamente nuevas letras con un tipo de cambio que (según esperan) será peor en los próximos meses".
Sin embargo, Howard deja claro que hay que moverse ahora y que esperar sería un error. "Algunos están esperando un poco más, pero nos parece un error, los rendimientos ya han aumentado considerablemente". Según el experto, "estas altas rentabilidad otorgan un colchón mucho mayor en caso de nuevas subidas que sigan haciendo caer el precio de los títulos" incluso si los rendimientos aumentara otros 50 puntos básicos, desde Charles Swab calculan que el rendimiento de 12 meses seguiría siendo positivo. Por contra, ante unas eventuales caídas estos rendimientos podrían irse hasta retornos a doble dígito.
Vanguard Asset Management es un ejemplo de una de las empresas que más se ha lanzado a la renta fija el último mes, en particular a la compra de títulos a cinco y diez años. En su último informe, el analista Roger Hallam dejaba claro el plan de su firma, "vamos a comprar más si los rendimientos aumentan" porque "a estos niveles la ecuación riesgo recompensa es mucho mejor". Los expertos de UBS también creen que una rebaja en los rendimientos "debido a os vientos de cola y los altos niveles actuales" es deseable para los inversores.
Desde Fidelity también lo tienen claro, "cuando empiecen los recortes habrá margen para las ganancias". En ese sentido, el analista Graham Smith explica que "la situación actual ofrece rendimientos muy atractivos para los inversores que busquen ingresos". Además, el experto señala que una menor inflación también puede favorecer a la renta fija porque "las subidas del IPC dañan fuertemente a la deuda porque hace que los pagos futuros valgan menos y son algunos de los activos que más pierden con los efectos de la inflación".
Gigantes como Pimco o BlackRock también han anunciado un retorno a los bonos a largo plazo en sus carteras. "Estamos añadiendo deuda a largo plazo", explicaba Pimco que añadía que "estamos sobreponderando la duración, y la renta fija sobre las acciones". BlackRock, por su parte, explicó que, a pesar de que a largo plazo sigue infraponderando estos activos, "los rendimientos se han ajustado y el proceso está lejos de terminar".
Este punto de vista no ha parado de replicarse y diversos fondos, como Ruffer Smith, comentaban en una reciente entrevista en Reuters el hecho de que han duplicado su exposicion al 'T-Note' porque "nos están brindando una oportunidad única en términos de precios ante un posible aterrizaje forzoso".
¿Bajará la Fed los tipos?
Toda esta apuesta con los bonos depende de los movimientos que haga la Reserva Federal los próximos meses y, a pesar de los augurios, apostar a favor de una Fed más laxa en su lucha contra la inflación no ha sido buena idea durante el último año y medio. En este periodo la institución ha ejecutado una subida de 550 puntos básicos con una sola pausa (en junio de este año) y este ciclo no se ha visto alterado en ningún momento a pesar de que algunos apostaron que la economía no resistiría y obligaría a bajar el ritmo.
En ese sentido, el mercado se cree a pie juntillas que no habrá movimiento en un largo periodo de tiempo. Concretamente, hasta mayo de 2024, según el consenso de FedWatch, cuando las posibilidades entre un ligero recorte de 25 puntos básicos y un mantenimiento del 'precio del dinero' están casi empatadas. En cualquier caso, en junio dan por hecho que sí se producirá este ajuste a la baja.
Fitch da por hecha una recesión leve en 2024
En cualquier caso, la teoría de un aterrizaje suave pierde adeptos. Un ejemplo de ello es el informe de Fitch que volvió a apuntar en su último informe a una recesión leve para EEUU en la segunda mitad de 2024. La agencia calificadora hablaba de que las peores perspectivas de China y el endurecimiento monetario tendrán un impacto más serio del que habían previsto en primer lugar.
Por su parte, la inflación parece haberse estabilizado en el 3,7% tras tocar suelo en junio (3%), pero muy lejos de los máximos de 2022, donde la subida generalizada de los precios llegó a situarse en el 9%, haciendo saltar todas las alarmas. Sin embargo, la subyacente sigue marcando un punto más peligroso al haberse quedado en el 4,1%. En cualquier caso, la Fed da por hecho que, aunque el objetivo parezca cercano, este último paso es realmente el más complicado y creen que hará falta tiempo para volver de forma sostenida al 2%. De hecho, las previsiones de la institución apuntan a un 3% "en el horizonte a medio plazo", 2,8% en el largo.
En cualquier caso, el PIB de EEUU muestra de momento una gran resistencia que da cierto margen a la Reserva Federal. Según los últimos datos, EEUU destrozó todos los pronósticos con un crecimiento del 4,9% anualizado tras cuatro trimestres de estancamiento a la baja en el entorno del 2%. Además, en lo que respecta a los bonos, existen importantes desafíos, como el hecho de que compradores clave como Japón, China o la propia Reserva Federal estén vendiendo a marchas forzadas. Los primeros para sostener sus propios títulos y divisas y la segunda como parte de su lucha contra la inflación a través de la reducción de balance.