
Los mercados financieros anticipan que los primeros recortes de tipos de interés para el BCE y la Reserva Federal se ejecutarán en marzo del próximo año. Pese a que los últimos datos de inflación son favorables para comenzar un ciclo bajista, hay piezas que no terminan de encajar. Sobre el BCE planea las mismas incertidumbres que atraviesa la Fed con el mercado laboral. El milagro de que el desempleo esté en mínimos históricos y la amenaza real de más subidas de salarios.
El último asalto en el eterno pulso entre el mercado y los bancos centrales se saldó con una derrota inesperada para la Reserva Federal. La institución llegó a comprometer hace dos meses una subida adicional al 5,5% actual. A falta de dos semanas de la última reunión del año, ese aumento queda prácticamente descartado.
Los mercados financieros comenzaron el pasado verano a diseñar la futura hoja de ruta de 2024 para la Fed y el BCE con recortes de tipos. Y desde entonces no han parado de presionar, primero, para que se frenasen la mayor subida de tipos en cuarenta años a ambos lados del Atlántico y, segundo, para que comience cuanto antes los recortes, según se van desinflando la inflación. El problema es que los mercados siempre suelen pedir demasiado a los bancos centrales, con expectativas disparadas.
Los inversores, con sus posiciones sobre futuros y swaps financieros, descuentan bajadas de tipos cada vez más grandes y más rápidas, dibujando un panorama de inflación derrocada, pero a la vez unas caídas estruendosas de las economías. ¿Pero de dónde salen esas previsiones y por qué dan tanto respeto? Principalmente del mercado opaco Overnight Indexed Swap (OIS, por sus siglas en inglés) donde los grandes inversores mueven miles de millones cubriendo sus posiciones contra los probables escenarios sobre los tipos de interés.
Los terminales financieros, como Bloomberg o Reuters, ofrecen un modelo de previsiones basadas en el cruce este tipo de operaciones. Los resultados están influenciados por muchos factores, principalmente, por la propia dinámica de los tipos de interés en los mercados de bonos, pero también por datos económicos, como cifras de inflación, o los propios movimientos de los bancos centrales. Al final se trata de ofrecer perspectivas fiables sobres miles de expectativas que van y vienen de los propios agentes del mercado.
El problema es que son muy volátiles, pero a la vez son muy seguidas por los inversores, e incluso por los propios bancos centrales para tomar la temperatura de sus decisiones y declaraciones. Y ahora mismo se han vuelto a calentar después de los últimos datos de inflación.
Para el BCE incluso ya valoran que el primer recorte de tipos de interés se produzca para la reunión del próximo mes de marzo de 2024, algo que no se contemplaba la semana pasada, y descuentan tres recortes durante el resto del ejercicio. Pero la realidad económica suele ser más tozuda que los deseos de los mercados financieros.
No solo que muchos miembros del BCE están haciendo un llamamiento a la calma antes de que el banco comience a dar pistas oficiales para girar su política monetaria, la presidenta, Christine Lagarde, lanzó un par de días un serio aviso de que los salarios ya están siendo la principal palanca de crecimiento de la inflación. Las estimaciones del banco japonés de Nomura calcula que en la zona euro están creciendo a un ritmo del 4,6% anual .
Para los bancos centrales, principalmente la Fed, la evolución de las nóminas y la resistencia del mercado laboral se han convertido en un quebradero de cabeza para dar pasos seguros con los tipos de interés. El BCE parece que no escapará del mismo problema, con el paro de la zona euro actualmente en mínimos históricos en el 6,4%. La situación todavía puede ser más complicada, teniendo en cuenta que en Europa muchos salarios están vinculados a convenios, mientras en EEUU se determinan entre las partes.
En el caso de la Fed, el mercado tampoco da tregua para bajar los tipos lo antes posible. El primer descenso, según los futuros de los Fed Funds y el OIS, apunta para marzo del próximo año. Para EEUU este escenario no era una novedad hace un par semanas, pero sí lo es que marquen un nivel del 4% para comienzo de 2025, cuando los tipos se encuentran actualmente en el 5,5%.