Europa se construye a través de sus crisis y esta vez no iba a ser la excepción. La pandemia que comienza a principios de 2020 ha evolucionado hacia el peor de los escenarios previstos, varias oleadas que obligan a restricciones económicas periódicas en las que las autoridades de todos los países tengan que guardar un difícil equilibrio para preservar la salud de sus ciudadanos y el tejido económico. La pandemia está causando la mayor contracción mundial de producto interior bruto desde la Segunda Guerra mundial y está afectado de forma especialmente importante a los países europeos, y entre ellos, a los países del sur. Este choque asimétrico ponía en peligro la Unión Monetaria y la propia existencia de la Unión Europea, y parecía necesaria una respuesta conjunta y contundente por parte de los países miembros.