Un repaso a la prensa, a los medios de comunicación económicos o al debate político en materia económica muestra que lo coyuntural domina sobre lo estructural. Las cuestiones del momento, la situación del ciclo económico o la última cifra publicada llenan las portadas, los telediarios y los debates parlamentarios. Sin embargo, muchas de esas noticias, gran parte de esos acontecimientos que en esos momentos parecían importantísimos pasan a la irrelevancia en un muy corto espacio de tiempo. Esto no es nuevo; siempre el debate económico siempre ha estado presidido por lo coyuntural. Pero, a medida que pasan los años, se acrecienta su dominio ante la saturación informativa que ha acompañado al desarrollo de las nuevas tecnologías. La reflexión pausada ha pasado a un segundo plano.