Opinión

En tiempos de tribulación, no hacer mudanza

La economía más que la pandemia es la que originará los cambios de Gobierno en el mundo

Habitualmente las recesiones no son buenas noticias para los gobiernos que aspiran a ser reelegidos. Ante una situación de reducción de la actividad económica e incremento del desempleo, los electorados suelen imputar, de forma justa o injusta, una parte de la situación a la incapacidad del gobierno para encontrar soluciones adecuadas. De esta forma las recesiones, en muchas ocasiones, preludian el cambio de ciclo político.

El caso español es paradigmático. Desde la transición, las recesiones se han saldado con cambios en el color del gobierno (aunque no todas las alternancias se han debido a recesiones). La crisis económica del segundo choque del petróleo en 1979 ayudó a la victoria socialista de 1982, la crisis del sistema monetario europeo de 1993-1994 propició la victoria del Partido Popular de 1996, y la gran recesión, a partir de 2008, también fue un elemento decisivo en el cambio de color del gobierno en 2011.

Ante una situación de descontento, los electorados buscan cambio, con independencia de la ideología del gobierno del momento

Este fenómeno es universal. La recesión de 1979 fue un factor determinante en los cambios de gobierno que se produjeron a principios de los años ochenta: en EE.UU., Ronald Reagan (Republicano) venció a Jimmy Carter (demócrata) tras un solo mandato del segundo. En Gran Bretaña, Margaret Thatcher inauguró en 1980 un largo mandato conservador. En Alemania, la CDU de Helmut Kohl desplazó a los Social Demócratas de Helmut Schmidt y, en Francia, los socialistas de la mano de Mitterrand vencieron por primera vez en la V República.

También en los países más afectados por la crisis de 1993 o por la Gran Recesión se produjeron fenómenos semejantes. Esto no quiere decir que la economía sea el único factor que explica los cambios de gobierno; hay muchos ejemplos de derrotas electorales de gobiernos en plena expansión económica. Pero, cuando la recesión es profunda, es difícil para los Gobiernos convencer a los electorados de que han hecho todo lo posible para limitar su impacto y acelerar la recuperación. Es, además, significativo que no existe un patrón de cambio. Como se ve en los ejemplos anteriores, el fenómeno afecta por igual a gobiernos de distinto signo político. Ante una situación de descontento, los electorados buscan cambio, con independencia de la ideología del gobierno del momento.

La pandemia está provocando la mayor contracción en la economía mundial desde la Segunda Guerra Mundial. Cabe preguntarse si esta situación está provocando inestabilidad en los gobiernos actuales. Es decir, si se está observando un descontento creciente de los ciudadanos con sus gobernantes que se pueda traducir en una ola de cambios de gobiernos cuando se celebren las elecciones correspondientes.

La respuesta a la pregunta anterior es negativa. En casi todos los países, se observa un mantenimiento de la situación política o un reforzamiento de la mayoría de gobierno. El ejemplo más claro es Alemania. Antes de la aparición de la pandemia, los partidos de la coalición de gobierno (los cristianodemócratas de la Canciller Merkel – CDU - y los socialdemócratas del SPD) estaban teniendo dificultades. La CDU, que en las elecciones anteriores ya había perdido una parte de su electorado en favor de un partido más a la derecha (Alternativa para Alemania, AfD), no conseguía mantener su ya escaso 33% del voto y se situaba por debajo del 30% en intención de voto. Un derrumbe sin precedentes para el partido dominante de la política alemana desde la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, la situación del SPD era aún peor. En 2018, tras el acuerdo con la Canciller Merkel, fueron perdiendo base electoral y estaban siendo sustituidos en su espacio electoral de centroizquierda por los Verdes. En enero de 2020 se encontraban luchando con AfD por ser el tercer partido de Alemania.

A partir de la aparición de la pandemia, y ante la percepción del electorado de que Alemania ha gestionado la pandemia mejor que otros países, se produce una recuperación espectacular del voto ambos socios de gobierno, especialmente para la CDU. En estos momentos, la intención de voto para los cristianodemócratas alemanes se situaría en torno al 36% del voto (por encima de la elección de 2017) y los socialdemócratas han recuperado posiciones respecto a los verdes y vuelven a luchar por ser el primer partido de la izquierda.

En Portugal también se refuerza la mayoría de gobierno. Las elecciones del 6 de octubre de 2019 dieron como resultado la renovación del gobierno socialista de Antonio Costa con apoyo externo de otros partidos de izquierdas. El Partido Socialista obtuvo el 36% del voto. Las encuestas de intención de voto permanecían bastante estables desde el proceso electoral, manteniéndose la distancia entre socialistas y el principal partido de la oposición, el Partido social Demócrata (PDS) de centro derecha. En el mes de marzo, con la irrupción de la COVID, se produce una tendencia a incrementar la intención de voto del partido gobernante, que rozaría el 40%, mientras que el PDS se situaría en el 25% frente al 28% que obtuvo en las elecciones de octubre.

En la siempre compleja política italiana lo que se ha producido a partir de la epidemia es una estabilización del voto de la extraña coalición de gobierno. Las elecciones de 2018 dieron lugar a un parlamento fraccionado resultando ganador el Partido Cinco Estrellas (M5S) con el 33% del voto, seguido por el Partido Democrático (19%) de centroizquierda, la Liga (17%) y Forza Italia (14%), estos últimos derecha y centroderecha. En un primer momento, se formó un gobierno de coalición entre Cinco Estrellas (M5S) y la Liga, que fue sustituido el 5 de septiembre de 2019 por una coalición entre Cinco Estrellas y el Partido Democrático. Desde entonces, y hasta la aparición de la COVID, la nueva coalición de gobierno no dejaba de perder paulatinamente apoyo electoral en favor de los partidos más a la derecha.

La economía es un factor fundamental para explicar los cambios de gobierno

Sin embargo, con la epidemia, se produce una estabilización del voto de la coalición de gobierno. Esto es una novedad en la cambiante política italiana. La colación de gobierno actual permanece en el entorno del 36% entre los dos partidos (20% PD y 16% M5S) y no se aprecia desgaste por la gestión actual.

Tenemos más ejemplos. En Países Bajos, se ha producido un crecimiento espectacular del voto del VVD que lidera el Primer Ministro Mark Rutte. En Francia, el Presidente Macron se ha recuperado en intención de voto. En el caso de España, también se observa una cierta vuelta al bipartidismo, con mejora de las perspectivas electorales de los dos grandes partidos. Ello refuerza la posición del Partido Socialista en la coalición de gobierno.

Hay sus excepciones. En Reino Unido los conservadores han perdido parte del apoyo que parecían tener antes de pandemia, pero quizás sea más debido a la elección del nuevo líder laborista que a un castigo del electorado; los tories mantienen porcentajes no muy lejanos a los de las elecciones anteriores. En Estados Unidos y Canadá el apoyo del lectorado parece estar más ligado a la situación económica que en los demás países mencionados.

La conclusión que podemos obtener es que al menos en esta fase de la pandemia, en la que predomina la preocupación por la salud, los electorados prefieren en general no hacer experimentos y no reclaman cambios en sus gobiernos en la mayoría de los países. Al menos por el momento, en tiempos de tribulación mejor no hacer mudanza.

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