Redactor de Internacional. Aprendí a cubrir economía en Argentina, aunque mi pasión siempre ha estado en Reino Unido y EEUU, en las que me centro actualmente, porque si algo no son precisamente estos dos países es aburridos. Estudio sobre el bitcoin y el universo de ideas y fraudes que ha crecido alrededor en mis ratos libres.

Europa está sumida en una crisis eléctrica desde hace semanas. Y, por si necesitara algo más en medio de la sacudida económica que está viviendo el Reino Unido, el mercado mayorista británico ha alcanzado este jueves cifras estratosféricas: a las 15:00 horas, el precio de la electricidad llegó a tocar el precio estratosférico de 2.530 libras por megavatio/hora, 2.966 euros, en medio de una tormenta perfecta de desconexiones y calma chicha en los aerogeneradores del mar de Irlanda.

El primer ministro británico, Boris Johnson, ya tiene el aval de la Cámara de los Comunes para una nueva subida de impuestos, en la segunda ronda de alzas en menos de un año, para paliar la falta de fondos del Sistema Nacional de Salud (NHS, en inglés) y los crecientes gastos del cuidado de mayores, en una decisión que llevará la presión fiscal a máximos de 70 años. El impuesto que ha decidido subir -las cotizaciones sociales, que pagan los trabajadores y los empresarios- ha desatado fuertes críticas de la oposición, que ve una creciente brecha generacional entre los contribuyentes del país. No ha resultado fácil para Johnson esquivar la importante oposición interna en su partido para aprobar esta medida y se especula con cambios en el Gobierno tras salir reforzada su autoridad al ganar la votación.

Durante la campaña del referéndum del Brexit, cuando el entonces ministro de Economía británico, George Osborne, hablaba de que la salida de la UE provocaría una falta de suministros, subidas de precios y despidos, el líder del la opción de salir, Boris Johnson, denunciaba aquellas predicciones como "la campaña del miedo", y su mano derecha, Michael Gove, decía que los británicos "hemos tenido ya suficiente con los expertos y sus predicciones". Cinco años después, y con la ayuda inestimable de una pandemia que ha sacudido las economías de medio mundo, el actual primer ministro y su ministro del Brexit, Johnson y Gove, se enfrentan a una realidad tan preocupante como la que pronosticaba Osborne: falta de suministros, un mercado laboral completamente desajustado y una inflación que está recalentándose a marchas forzadas. Una situación que deja al actual premier con dos opciones muy duras: permitir un ajuste natural, o dar marcha atrás a algunos de sus principios del Brexit.

El Brexit y el covid se han puesto de acuerdo para asestar un duro golpe al sector de la alimentación británica. Las exportaciones a la UE en el primer semestre se han desplomado en unos 2.000 millones de libras (2.330 millones de euros) con respecto a 2019, el último año de normalidad comercial en el país. España, Alemania e Italia son, precisamente, los tres países que más han dejado de consumir alimentos británicos, con caídas del 50% en las exportaciones a estos tres.

Cuando el Gobierno de China tachó hace poco más de una semana a los videojuegos como "el opio digital" del siglo XXI, las empresas del sector se echaron a temblar en bolsa. Y este lunes, las advertencias por fin se han convertido en medidas drásticas contra el sector. Desde esta semana, los menores de 18 años solo podrán jugar online una hora al día los viernes, sábados y domingos, de 20.00 a 21.00 horas, además de los festivos. Una restricción que busca ahogar una afición que el Ejecutivo de Xi Jinping considera "peligrosa para la economía del país".

El Brexit ya está aquí desde hace casi nueve meses, pero las ventajas prometidas para las empresas británicas por el primer ministro, Boris Johnson, se están haciendo de rogar. Tanto, que los propios empresarios están presionando al Gobierno para aplazar la entrada en vigor de dos de los cambios provocados por la marcha de la UE: el abandono de la marca de calidad europea y la Regulación General de Protección de Datos (RGPD). Dos elementos burocráticos que el Reino Unido quiere duplicar, aumentando el papeleo al que están sometidas sus propias empresas.

Jornada clave en el Congreso de EEUU. Este martes, la Cámara de Representantes de EEUU dio el primer paso para sacar adelante el programa económico de la administración de Joe Biden. Tras horas de debate y negociaciones internas, los demócratas impusieron el rodillo y aprobaron por 220 a 212 el proyecto de presupuestos que acompañará el plan de infraestructuras aprobado con los republicanos en el Senado. Un día clave con muchísimo dinero en juego que Biden salvó gracias a su ajustada mayoría en la Cámara Baja.

Las llamadas 'stablecoins', criptomonedas cuyo valor está atado a algún activo, normalmente el dólar, están convirtiéndose en uno de los principales focos de atención en el mundo de las criptomonedas. Sin ir más lejos, las grandes subidas de precio del bitcoin de estos días ocurren poco después de que la principal stablecoin, tether, inyectara miles de millones de 'dólares' en el mercado de criptodivisas en la última semana. Uno de los principales riesgos que se les achacan es que estén creando dinero de la nada, sin nada que lo respalde, lo que podría suponer una manipulación de los mercados. Y la segunda mayor stablecoin del mundo, USDCoin, ha anunciado que, a partir de ahora, sí estará respaldada.

EEUU

¿Qué será antes: el billón de dólares en infraestructuras o los 3,5 billones en gasto público y otras inversiones? Para Joe Biden, sacar adelante los principales puntos de su programa electoral en su primer año de mandato sería un éxito sin paliativos. Pero en la Cámara de Representantes, que debe refrendar ambos textos y donde su partido tiene un margen muy ajustado, ha surgido una pelea interna que amenaza a los planes: diversos grupos de diputados, de tendencias distintas, amenazan con tumbar uno de los dos proyectos si el otro no se vota y ratifica antes.

Tal y como se esperaba, el Comité del Mercado Abierto de la Reserva Federal decidió mantener la pólvora seca en su última reunión antes de las vacaciones. El presidente de la Fed, Jerome Powell, anunció que los tipos se mantendrían estables en el entorno del 0% al 0,25% y emplazó a próximos encuentros para comenzar con la retirada de estímulos.