
El primer ministro británico, Boris Johnson, ya tiene el aval de la Cámara de los Comunes para una nueva subida de impuestos, en la segunda ronda de alzas en menos de un año, para paliar la falta de fondos del Sistema Nacional de Salud (NHS, en inglés) y los crecientes gastos del cuidado de mayores, en una decisión que llevará la presión fiscal a máximos de 70 años. El impuesto que ha decidido subir -las cotizaciones sociales, que pagan los trabajadores y los empresarios- ha desatado fuertes críticas de la oposición, que ve una creciente brecha generacional entre los contribuyentes del país. No ha resultado fácil para Johnson esquivar la importante oposición interna en su partido para aprobar esta medida y se especula con cambios en el Gobierno tras salir reforzada su autoridad al ganar la votación.
Esta subida, de un 1,25%, afectará especialmente a los trabajadores que cobren entre 30.000 y 60.000 libras al año, unas cifras en las que se sitúa claramente toda la clase media del país. Este grupo tendrá que pagar entre un 9% y un 11% de su salario en cotizaciones, frente al 7% de la franja que gana más de 100.000 libras, por ejemplo. A eso se le sumará un impuesto del 1,25% a los dividendos, que espera recaudar unos 600 millones anuales. En total, el Gobierno espera recaudar 12.000 millones de libras al año con estas dos subidas.
La oposición ha denunciado que, al contrario que el impuesto sobre la renta, las cotizaciones recaen exclusivamente sobre los menores de 65 años, mientras que el dinero recaudado irá principalmente a cuidar de los mayores, en una transferencia de dinero generacional que se une a las que ya existen. Por ejemplo, este año las pensiones van a subir al nivel del IPC, lo que puede suponer más de un 4% de alza. Mientras, el salario mínimo solo ha subido un 2,2% y las empresas esperan aumentar el salario de sus trabajadores un 2,9% de media, según un estudio de Willis Towers Watson. El resultado es que la mayoría de los trabajadores verá caer su poder adquisitivo, antes incluso de esta subida de impuestos, mientras que los pensionistas lo tienen garantizado por ley.
Eso se suma a una larga lista de tensiones económicas, como la dificultad de los jóvenes para comprar piso -un 63% de los propietarios de vivienda en Inglaterra tiene más de 65 años, y la edad media de los dueños de vivienda es de 68 años, según los datos del Gobierno- o el alto coste de la educación universitaria -unas 9.000 libras al año-. Dos campos básicos en los que las generaciones anteriores se enfrentaban a barreras económicas mucho menores que las actuales.
Mientras tanto, la Federación de Pequeñas Empresas del Reino Unido ha calculado que esta subida de impuestos costará unos 50.000 empleos, ya que las empresas tendrán que costear unos 5.700 millones, cerca de la mitad del coste. "El aumento regresivo de los impuestos del Gobierno pondrá en riesgo miles de puestos de trabajo y sofocará la creación de empresas", denunció su presidente, Mike Cherry.
"Hacer algo"
El Gobierno ha defendido la medida por la necesidad de hacer algo para cerrar el creciente agujero al que se enfrenta la sanidad británica, especialmente por los costes de los cuidados a los mayores, que cada vez necesitan más atención durante más años ante el envejecimiento de la población y a la extensión de la esperanza de vida. "Al menos tenemos un plan", le espetó el primer ministro, Boris Johnson, al líder de la oposición, Keir Starmer, durante la sesión de control de este miércoles. El Partido Laborista, por su parte, apuesta por subir el IRPF, para repartir de forma más justa los costes. "¿Cubrirá este plan la falta de fondos del NHS? No. ¿Hay un plan para el cuidado a largo plazo? No. ¿Va a ayudar esta subida a la recuperación? No", replicó la portavoz de Economía laborista, Rachel Reeves.
A nivel interno, la medida ha suscitado una importante contestación entre los 'tories'. Johnson se presentó a los comicios de 2019 prometiendo expresamente no realizar ninguna de estas subidas, lo que ha despertado críticas entre los diputados más liberales de su grupo parlamentario. "Tampoco llevábamos en el programa una pandemia centenaria", se justificó Johnson ante las críticas de sus filas. Una encuesta de urgencia de Opinium ha mostrado un rechazo del 45% a este alza, frente a un 33%. Johnson sigue dejando claro que él será el líder de los Conservadores, pero que él no es 'thatcherista'.