Redactor de Internacional. Aprendí a cubrir economía en Argentina, aunque mi pasión siempre ha estado en Reino Unido y EEUU, en las que me centro actualmente, porque si algo no son precisamente estos dos países es aburridos. Estudio sobre el bitcoin y el universo de ideas y fraudes que ha crecido alrededor en mis ratos libres.

Durante los meses de debate, las claves de la gran reforma fiscal de Trump que se acaba de aprobar se han mantenido constantes, con una fuerte bajada de impuestos concentrada en el 10% más rico y un fuerte recorte de ayudas, especialmente aquellas dirigidas a los más pobres. Pero los mercados se han centrado en cuatro claves que afectarán de forma especial a EEUU, a corto y a medio plazo: el 'techo de la deuda', la 'sección 899', las ayudas a las renovables y el aumento del déficit.

"Todos tenemos que renunciar a nuestras preferencias personales". Así de filosófico se mostraba de madrugada el presidente del Congreso de EEUU, Mike Johnson, en medio de una negociación agónica con dos decenas de diputados rebeldes que amenazaban con tumbar la gigantesca reforma fiscal si no lograban cambios. Pero una persona sí que ha conseguido lo que quería: Donald Trump ha conseguido el que probablemente sea su mayor triunfo legislativo de su segundo mandato, con una gigantesca bajada de impuestos para los más ricos que disparará el déficit, recortará el gasto sanitario y aumentará los fondos para su programa de deportaciones masivas. Por 4 votos, 218 a 214, el Congreso ha aprobado la votación definitiva tras una nueva sesión maratoniana.

Temblores en la deuda británica tras una imagen que ha dejado en shock al país: la ministra de Finanzas, Rachel Reeves, conteniendo las lágrimas en medio de la sesión de control al Gobierno en el Parlamento. Una imagen que llega justo después de que el Ejecutivo se llevara un duro golpe ayer martes, al verse obligado a retirar unos recortes en ayudas públicas que han dejado descuadradas las cuentas. Una tormenta que resucita los miedos a una crisis en un Gobierno que ganó las elecciones con una mayoría absoluta aplastante hace apenas 363 días.

Tras más de 26 horas de negociaciones y un récord histórico de enmiendas, el Senado de EEUU ha logrado aprobar la reforma fiscal de Donald Trump con el voto de desempate del vicepresidente, JD Vance. La gigantesca rebaja de impuestos de más de 4 billones de dólares salva así su penúltimo obstáculo a duras penas y con múltiples cambios, con el objetivo de cumplir el deseo del presidente de poder firmar la ley el 4 de julio, día de la Independencia de EEUU.

En la reunión de banqueros centrales en el Foro de Sintra, Jerome Powell, presidente de la Fed, ha puesto sobre la mesa la posibilidad de bajar tipos en la reunión de julio. "No voy a poner ninguna reunión sobre la mesa o a descartar ninguna fecha", ha asegurado. Y ha dejado claro que "una mayoría clara considera necesario empezar a bajar tipos durante las próximas cuatro reuniones". El momento en que se decidan a dar el paso dependerá de "los datos, los efectos de los aranceles y la situación del mercado laboral", asegura.

El Senado de EEUU ha empezado a debatir la reforma fiscal de Donald Trump, la "gran y bella ley", en una sesión que se prevé maratoniana y que puede terminar bien entrada la noche o en la mañana del martes. Este es el penúltimo gran obstáculo del texto, y el presidente ha ordenado a sus legisladores que aprueben la ley antes del viernes. Pero el texto sigue fluctuando cada hora, con negociaciones permanentes para intentar sacarlo adelante con los márgenes minúsculos con los que cuentan los republicanos. Y los mercados están pendientes de cada uno de los cambios, que pueden tener efectos de cientos de millones de dólares sobre la economía.

La guerra comercial ha vuelto. Donald Trump ha anunciado que detendrá "con efecto inmediato" las negociaciones con Canadá ante la decisión del país vecino de aprobar un impuesto a las tecnológicas. "En los próximos siete días les informaremos de los aranceles que tendrán que pagar para hacer negocios con nuestro país", ha dicho en un tuit. Un mensaje que ha asustado a las bolsas, aunque no ha logrado evitar que el S&P 500 logre batir sus máximos históricos, en una jornada que pintaba con grandes subidas hasta ese fatídico momento.

La "Gran y Bella Ley" de reforma fiscal, el proyecto estrella de Donald Trump, sigue chocándose contra todos los obstáculos posibles. El objetivo del magnate es tener la ley aprobada por las dos cámaras para el 4 de julio, aniversario de la independencia de EEUU. Pero a falta de una semana, los letrados del Senado han tumbado una gran parte del proyecto, que dejaría un agujero adicional de 250.000 millones de dólares en sus ya delicadas cuentas. Un golpe de última hora que puede hacer descarrilar al plan, o al menos retrasarlo hasta bien entrado el verano.

El plazo que se impuso a sí mismo Donald Trump para cerrar los acuerdos sobre los aranceles se acerca: a partir de hoy, quedan exactamente dos semanas para que se deje de aplicar el arancel base del 10% para todos los países, y para que la administración estadounidense imponga, si no se cierran los acuerdos, los aranceles que presentó Trump el Día de la Liberación. Entonces se resolverá la "incertidumbre" que ha impedido a la Reserva Federal bajar tipos, algo que ayer reconoció Jerome Powell, su presidente, al admitir que ha sido uno de los motivos que los ha llevado a pausar el recorte de tipos de interés en los últimos meses. Y de fondo, el mercado espera a lo que ocurra el 9 de julio como el siguiente gran bache que habrá que sortear.

Donald Trump ha dejado clara su furia con España por no querer cumplir el objetivo de inversión del 5% del PIB en Defensa, amenazando con "hacer pagar" a España con un arancel doble en el acuerdo comercial que está negociando con la UE, y ha asegurado que se sentará él mismo a negociar con Pedro Sánchez. Pero aquí el presidente español tiene una carta bajo la manga: los tratados de la UE prohíben que los países miembros negocien acuerdos comerciales individuales. Sánchez puede escudarse en Bruselas para evitar el castigo, trasladando la tensión política a la Comisión Europea.