
El efecto dominó de la presión regulatoria china continúa acelerando una debacle bursátil que los expertos estiman que todavía no ha tocado fondo. Después de que la revisión del sector educativo con ánimos de lucro la semana pasada provocara un desplome de casi un 70% para los valores relacionados en tan solo dos días, algo que a su vez contagió a los índices tecnológicos del gigante asiático, las autoridades fijan su atención ahora a lo que consideran "el opio de la mente".
Al menos así se refería el diario estatal Economic Information Daily a la industria del gaming en un crítico artículo que alimentó la preocupación de los inversores por la posibilidad de que populares juegos online de gigantes como Tencent se vean atrapados en el puño de los reguladores del país. De hecho, Tencent avisó que introduciría controles más estrictos para los usuarios más jóvenes.
Pese a que al cabo de unas horas, el artículo dejó de estar disponible en el portal del periódico para posteriormente ser publicado de nuevo tras una revisión que eliminó su lenguaje más duro, las acciones de las compañías relacionadas con este sector que cotizan en Hong Kong sufrieron una hecatombe en sus cotizaciones.
Así, al cierre del mercado del martes en Hong Kong, las acciones de Tencent se hundieron un 6,11% mientras que Netease y Bilibili cayeron un 7,77% y un 3,44%, respectivamente. El índice tecnológico Hang Seng bajó un 1,47%, hasta los 6.696,66 puntos.
Estas ventas parecen una reacción obvia, dado el golpe que han recibido las acciones chinas que cotizan en Estados Unidos en las últimas semanas, ya que China ha tomado medidas enérgicas contra empresas como Didi Global (DIDI) y ha obligado a las empresas educativas con fines de lucro, como Tal Education Group (TAL) y New Oriental Education & Technology Group (EDU), a convertirse en organizaciones sin ánimo de lucro.
Presiones sin precedentes
"China siempre ha sido un mercado impulsado por la política. Pekín regula el capital para dar prioridad a los sectores favorecidos por las políticas y penalizar a los que perjudican los objetivos nacionales", explica Rory Green, estratega de TSLombard. Según justifica, a nivel macro, esto condujo al auge y posterior caída del mercado entre 2015 y 2016. Por aquel entonces los sectores afectados fueron los bienes de lujo y las compañías de bebidas alcohólicas así como la vivienda. "La diferencia ahora es la velocidad y el alcance sin precedentes de la represión regulatoria", avisa.
La pregunta que corre en estos momentos por la mente de muchos inversores es si las ventas de la última semana, que ha borrado casi un billón de dólares en capitalización, representa una oportunidad atractiva de compra. Desde BCA Research estiman que la presión de los reguladores seguirán pesando sobre las acciones chinas en un horizonte de seis a doce meses.
Al respecto recalcan que estos acontecimientos forman parte del 14º Plan Quinquenal de Pekín, con el que los responsables políticos pretenden que China se convierta en una "gran nación socialista moderna". Pekín trata de aliviar las cargas financieras de los hogares con ingresos medios mediante la reducción de las empresas tecnológicas orientadas al consumidor, el sector educativo privado y los servicios médicos. El alivio de las cargas financieras de las familias chinas también respalda las ambiciones demográficas de China de aumentar la tasa de natalidad.
La naturaleza a largo plazo de estos objetivos implica que los riesgos regulatorios siguen siendo elevados y aumenta las probabilidades de que la represión continúe.