Japón tiene que pagar la cuenta por los esfuerzos que ha hecho en las últimas décadas para evitar la deflación y estimular la economía, y el bono del país lo sabe. Desde el año 2013, Japón ha sido el paradigma de los estímulos monetarios y los tipos de interés bajos, con un banco central que ha comprado masivamente deuda del país, fondos cotizados de bolsa (ETFs) y hasta activos inmobiliarios. Ahora, los mercados están haciendo pagar al país las cuentas de los estímulos de los últimos años, con un incremento de la rentabilidad a vencimiento del bono japonés hasta máximos del año 2008: el título a 10 años ha aumentado su rentabilidad en el arranque de la semana hasta el 1,595% en el intradía del lunes, un nuevo máximo no visto desde 2008. Con un Gobierno y una oposición que no logran plantear un recorte profundo del gasto, la tendencia de un aumento de la rentabilidad del bono continúa y amenaza al resto de mercados mundiales. Eso sí, para el CEO de uno de los mayores bancos de Japón, Mizuho Financial, el bono se establecerá en el entorno del 2%, sin graves consecuencias, pero advierte del peligro si el título supera el 3%.