Redactor de elEconomista

A pesar de que Jerome Powell admitió en Jackson Hole, el viernes pasado, que el deterioro en el empleo de Estados Unidos inclina al banco central hacia un recorte de tipos en septiembre, el proceso de recortes de tipos que proyecta ahora el organismo es muy tranquilo. Powell ha dejado claro que las proyecciones de tipos que se publicaron en junio siguen siendo válidas, y estas apenas contemplan 100 puntos básicos de recortes en los próximos 2 años y medio, un proceso de bajadas paulatinas, y nada agresivas, a diferencia de lo que suele ser habitual. Hay un precedente de este tipo de recortes por parte del banco central: el periodo entre 1995 y 1999, en el que la bolsa estadounidense dejó enormes ganancias. Sin embargo, los inversores están dejando claro que no se creen que el ciclo de recortes que hay por delante vaya a ser así de suave.

Todos los años, a finales de agosto, el valle de Jackson Hole, en Wyoming, es el centro de atención mundial para los banqueros centrales y para quienes siguen con interés la política monetaria. La Reserva Federal de Kansas City organiza en este paraíso natural un encuentro de tres días con las principales figuras del planeta en materia de política monetaria, en un simposio que tendrá lugar entre el 21 y el 23 de agosto y todos los años tiene como protagonista al presidente de la Reserva Federal. Si bien el evento suele girar en torno a una temática que no tiene por qué estar ligada a la mayor actualidad de los bancos centrales, es habitual que el presidente de la Fed deje titulares interesantes para los inversores.

La industria del petróleo se encuentra en un momento complicado por la caída de precios que se está produciendo este año, y todo apunta a que el descenso continuará en los próximos meses si se cumplen las previsiones de oferta y demanda que acaba de lanzar la Agencia Internacional de la Energía (IEA). El organismo ha publicado su informe mensual de agosto y las cifras son preocupantes: si nada cambia en la situación actual del mercado, el año que viene los inventarios mundiales crecerán a un ritmo de 2,96 millones de barriles diarios, la mayor sobreoferta que se ha visto en toda la historia en un año completo, incluso superando el año 2020, en plena pandemia de Covid-19.

La crisis que está presionando a Rusia, y que se está contagiando a la banca del país, ya empieza a tener algunas cifras públicas. El segundo mayor banco del país, VTB, controlado por el Gobierno, ha publicados sus resultados para la primera mitad del año, y confirma en cifras oficiales un deterioro significativo de sus ingresos por préstamos. Los ingresos de VTB se han recortado hasta casi la mitad de lo que eran el año pasado en el mismo periodo: descienden un 49%, hasta los 1.900 millones de dólares, y hay gestores del banco que admiten de puertas para adentro que la situación es peor de lo que se está reportando, según explica la agencia Bloomberg. Esta caída en los ingresos está relacionada con el esfuerzo bélico de Rusia, y con una crisis de mayores dimensiones que se está fraguando en el país.

La inflación estadounidense del mes de julio finalmente ha sido más baja de lo esperado: los analistas pronosticaban un crecimiento del 2,8% ese mes, y finalmente se mantiene en el 2,7%, el mismo dato del mes de junio. Eso sí, la inflación subyacente sube más de lo previsto, hasta el 3,1%, frente al 3% esperado, y por encima del 2,9% que se publicó en junio.

La encuesta a gestores de fondos que lanza todos los meses Bank of America deja claro en agosto el miedo de los gestores por los niveles en los que se mueve Wall Street, que dejan a la bolsa de Estados Unidos en el nivel más alto de sobrevaloración que se ha visto jamás desde que la encuesta empezó a recoger esta percepción en 2001. Aunque las compras de bolsa americana han continuado en agosto, los inversores se están centrando en los mercados emergentes, hasta el punto de que ya son su principal apuesta. Los gestores también lanzan sus pronósticos sobre la próxima presidencia de la Fed, y consideran que el presidente Trump contará con un aliado en el banco central que le ayudará a moderar la carga de la deuda con un nuevo 'QE' o con una estrategia de control de la curva de intereses.

La crisis está llegando a Rusia por todos los frentes. La economía del país se está viendo asediada por la amenaza de una recesión, una inflación de casi el 10%, un incremento preocupante en los préstamos con alta probabilidad de impago que acumulan los bancos, y ahora, por el mayor déficit fiscal que ha experimentado el país desde que hay registros. En los primeros seis meses del año, el Gobierno ha tenido un saldo negativo de 61.800 millones de dólares, muy por encima de los niveles que se llegaron a alcanzar incluso durante la pandemia, y confirma que el país no puede permitirse el gasto que está asumiendo por la guerra. Las sanciones al país están haciendo mella en las cuentas públicas, después de que los ingresos por la venta de petróleo se hayan hundido en el último año. La guerra en Ucrania está pasando factura por distintos frentes y las presiones son cada vez más altas para terminar ese conflicto, en un momento en el que las sanciones al país por parte de Europa y Estados Unidos están surtiendo efecto.

El Banco de Inglaterra ha decidido bajar los tipos de interés 25 puntos básicos en la reunión de agosto, en una decisión que ha confirmado que la división no es cosa sólo de la Reserva Federal: la votación se ha tenido que repetir en la reunión del banco central británico, por un primer empate técnico. Finalmente queda con 5 miembros votando bajar los tipos 25 puntos básicos y 4 optando por mantenerlos sin cambios, por temor a espolear más a una inflación que en junio ha sido más fuerte de lo esperado. El mercado asume la decisión como un giro agresivo del banco central, y se lanza a comprar libras y a vender bonos británicos.

El miércoles de la semana pasada, el día en el que la Reserva Federal celebró su última reunión de política monetaria, el mercado se fue a dormir convencido de que el banco central estadounidense estaba enfriando las expectativas de bajar los tipos de interés. Dos días después todo cambió: la publicación de un dato de empleo sorprendentemente débil hizo cambiar de opinión a los inversores, y poco a poco, se ha ido asumiendo que la Fed recortará los tipos dos veces este año, y otras tres antes de julio de 2026. Las últimas declaraciones de Mary Daly, y Neel Kashkari, miembros del Comité Federal del Mercado Abierto de la Fed, apoyan la posibilidad de un recorte de tipos temprano, y se suman así a Michelle Bowman y Christopher Waller, los dos miembros que ya votaron la semana pasada por bajar el precio del dinero, en contra de la opinión de Jerome Powell.

El presidente estadounidense ha impuesto nuevos aranceles a India, del 25%, que se suman al 25% ya anunciado, en un movimiento que tiene como objetivo presionar a Rusia de cara a terminar la guerra de Ucrania. Donald Trump había advertido a India, y en los últimos días ha amenazado con un nuevo castigo al país asiático, por estar financiando a Rusia y, por lo tanto, haberse convertido en “gasolina para la maquinaria de guerra”, en palabras del propio Trump. Al no llegar a un acuerdo con el país hindú, el presidente estadounidense ha firmado una orden ejecutiva que aumenta los aranceles a India otro 25%, y que entrará en vigor dentro de 21 días. El precio del petróleo sube hoy más del 1,5% por temor a que el crudo ruso desaparezca del mercado, y se ajuste más la ecuación de oferta y demanda.