Bolsa, mercados y cotizaciones

El milagro de la pasta de dientes de Powell es doble con Trump en escena

El presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, Jerome Powell.

Los agostos bursátiles tienen siempre puesta una cita rotulada en rojo en el calendario: el simposio de Jackson Hole, que es la reunión anual de banqueros centrales de Wyoming. Después de que el año pasado Jerome Powell, comandante en jefe de la política monetaria de EEUU –a disgusto de Trump–, llegase a decir que "ha llegado el momento de ajustar la política" para lograr algo que históricamente es inusual: un aterrizaje suave de los altos tipos de interés y el control de la inflación sin provocar una recesión que desencadene un fuerte aumento del desempleo; la realidad no puede ser más kafkiana.

En la Casa Blanca se ha instalado un presidente sanguíneo, que con recetas simplistas pretende alargar la fortaleza económica de EEUU a costa de un déficit galopante y un endeudamiento excesivo. La némesis de lo que pedía el año pasado Powell en Jackson Hole.

Powell estaba cerca de lograr un milagro económico que es más fácil de entender si se recuerda la metáfora de quien fuera presidente del Bundesbank, Karl Otto Pöhl, para darnos cuenta de la dificultad que tienen los bancos centrales para solucionar el problema de la inflación: "Es como la pasta de dientes: es muy fácil sacarla del tubo, pero casi imposible volver a meterla dentro".

Por desgracia a los banqueros centrales les toca barrer la suciedad que dejan los políticos, y a Powell le va costar meter la pasta en tubo que está dentro de otro tubo. A la inmensa cantidad de dinero dilapidado para que después de una pandemia la principal economía del mundo ni se haya acercado a la recesión, le tocará revertir los efectos de una guerra arancelaria innecesaria y una economía excesivamente endeudada.

En Jackson Hole, Powell deberá resolver cómo gestionaría la Fed una desaceleración del mercado laboral junto con un aumento de la inflación. Si bien ninguna de las dos se encuentra en un extremo ahora mismo, la inflación está subiendo y el mercado laboral está perdiendo fuerza. A la hora de la verdad, la Fed probablemente intervendrá flexibilizando las condiciones financieras si el mercado laboral realmente comienza a deteriorarse, pero, como ya viene ocurriendo, podría no ser tan rápida ni tan flexible si la inflación se mantiene persistentemente alta. El crecimiento del gasto de los consumidores se ha ralentizado, la actividad de la vivienda residencial sigue siendo débil y el crecimiento de la inversión empresarial es modesto, pero los beneficios de Wall Street todavía no se resienten.

Entre las estrategias de inversión que se pueden cocinar con este escenario está el cambio de preferencia de renta fija estadounidense frente a la europea. Lógicamente se trata de un plato mucho más fuerte de digerir para el inversor. Pero todavía ofrece cien puntos básicos más de rentabilidad.

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