
El Banco de Inglaterra ha decidido bajar los tipos de interés 25 puntos básicos en la reunión de agosto, en una decisión que ha confirmado que la división no es cosa sólo de la Reserva Federal: la votación se ha tenido que repetir en la reunión del banco central británico, por un primer empate técnico. Finalmente queda con 5 miembros votando bajar los tipos 25 puntos básicos y 4 optando por mantenerlos sin cambios, por temor a espolear más a una inflación que en junio ha sido más fuerte de lo esperado. El mercado asume la decisión como un giro agresivo del banco central, y se lanza a comprar libras y a vender bonos británicos.
El Banco de Inglaterra ha sido este jueves el mejor ejemplo de lo que supone para un político monetario enfrentarse a la amenaza de la estanflación. Por un lado, Reino Unido está lidiando con un frenazo de su economía, que ha generado una contracción en los meses de abril y mayo, por el incremento de los impuestos y la incertidumbre arancelaria. Por otro, la inflación del mes de junio ha sido sorprendentemente fuerte, del 3,6%, lejos del objetivo del 2%, y eso ha dividido por completo al banco central.
El dilema que existe ahora en el seno del Banco de Inglaterra es grande, y ha llegado al punto de forzar una repetición de la votación en la decisión de este jueves. En la primera votación, 4 miembros se inclinaron por bajar los tipos 25 puntos básicos, otros 4 por mantenerlos sin cambios, y un último miembro, Alan Taylor, votó por recortar 50 puntos básicos. Tras repetirse la votación, este último cambió su voto para romper el empate y lo dejó en 25 puntos básicos.
El problema para los políticos monetarios es que, por un lado, tienen que velar por evitar que la economía se estanque, y por otro, tienen que tratar de contener a una inflación que está corriendo más de lo que se esperaba. Así, cualquier decisión que tomen corre el riesgo de castigar una parte importante de la economía: si se bajan muchos los tipos, puedes disparar la inflación, pero ayudar al crecimiento, y viceversa, ya que, si no se bajan, o se incrementan, se puede contener la inflación, pero a costa del crecimiento.
Es una situación similar a la que está viviendo ahora la Reserva Federal, que se encuentra dividida como no lo estaba desde hace décadas, y en el encuentro de julio hubo dos miembros que disintieron del voto del presidente de la Fed, algo que no ocurría desde 1993. El dilema es el mismo: inclinarse por apoyar a la economía, o por contener a la inflación, en un momento en el que las dos variables están dando malas señales.
"Ha sido una decisión finamente equilibrada" ha comunicado el Gobernador del Banco de Inglaterra, Andrew Bailey. "Los tipos de interés siguen en una senda de bajadas, pero cualquier futuro recorte se tendrá que hacer gradualmente, y con mucho cuidado", ha señalado el Gobernador.
El mercado, por su parte, ha recibido el resultado de la votación con ventas de bonos británicos y compras de libras, por lo que deja claro que esperaba un mayor consenso a favor de bajar los tipos de interés. La libra, que cotizaba plana frente al euro antes de conocerse la decisión del Banco de Inglaterra, se ha disparado más del 0,4%, y recupera los 1,15 euros por libra que perdió a principios de mes.
El mercado de renta fija también ha dejado claro que los inversores esperaban un mayor apoyo a bajar los tipos: tras la votación se están produciendo ventas de bonos británicos, con incrementos de la rentabilidad a vencimiento de 5 puntos básicos en la parte corta de la curva (2, 3 y 5 años de vencimiento), y del entorno de los 3 puntos básicos en el titulo con vencimiento a 10 años.