Redactor de elEconomista
Industria

Los rumores que apuntaban a una división de la empresa Kraft Heinz, una década después de la histórica fusión, se han confirmado: el grupo estadounidense de alimentación ha comunicado su escisión en dos empresas independientes y cotizadas en bolsa, una enfocada en salsas y productos untables y la otra en alimentos, con el objetivo de "desatar el poder de nuestras marcas y desbloquear el potencial de nuestro negocio", según ha explicado Carlos Abrams-Rivera, CEO de la compañía. La decisión de separar Kraft y Heinz pone fin a una fusión que se produjo en 2015 y que terminó siendo un completo desastre. La operación terminó siendo un problema para la compañía, ya que no se logró alcanzar el objetivo de sinergias que se esperaba, ni tampoco se consiguió que Kraft se beneficiase de la cadena de distribución internacional de Heinz.

La crisis de deuda en Francia no para de dejar titulares en los últimos meses, y ahora, al cierre del verano, la situación se ha vuelto a recalentar y promete un otoño complicado para el mercado de deuda francesa. La prima de riesgo de Francia se está disparando y el bono del país acaba de tocar el 3,53% de rentabilidad a vencimiento, el nivel más alto que se ha visto desde abril de 2011. La desconfianza de los inversores tiene que ver con la actualidad política, pero la tendencia de fondo, que lleva ya varios años consolidándose, se basa en unas cuentas públicas que no cuadran en un país que se está viendo incapaz de recortar gastos por las presiones políticas y electorales. Con todo, los inversores extranjeros también están jugando un papel, con Japón como uno de los protagonistas. Desde 2020, las ventas de deuda francesa por parte de inversores japoneses han movido al bono francés, y ahora la historia se vuelve a repetir.

Argentina no sólo parece estar en camino para dejar atrás los años de estancamiento y crisis inflacionista: el país está dando pasos adelante para convertirse en un gran productor de materias primas, y ahora tiene como objetivo recuperar la producción de uno de los metales industriales más codiciados en este momento en todo el mundo: el cobre. Después de conseguir dar un impulso a la producción de petróleo, con las reformas legislativas que han terminado generando un aumento en la actividad de Vaca Muerta, el país está convirtiéndose en un punto de interés para las mineras de cobre.

Las actas de la última reunión de política monetaria del Banco Central Europeo, que tuvo lugar el 24 de julio, dejan patente el debate que hubo entre los miembros del BCE sobre el impacto de los aranceles de Trump en la economía europea, y plantean un escenario complicado para las empresas del Viejo Continente en los próximos meses. El BCE teme que se vaya a producir una batalla de precios en el mercado de la zona euro, entre las empresas chinas y las europeas, que se están viendo forzadas a buscar mercados alternativos a Estados Unidos. Este es uno de los factores que pueden contribuir a frenar el crecimiento de la eurozona de los próximos meses, en un momento en el que el BCE considera que su objetivo de inflación está cumplido, pero no descarta bajar los tipos una última vez para apoyar a la economía europea.

La Reserva Federal ha aprovechado el evento en Jackson Hole para explicar el cambio de estrategia que ha aprobado el Comité Federal del Mercado Abierto en la revisión de 2025, un giro importante para el futuro, ya que determinará cómo actuará el banco central en los próximos cinco años cuando se produzcan ciertos escenarios macroeconómicos. En 2020 la revisión estratégica supuso una revolución en varios frentes y ha quedado claro que los miembros de la Fed no estaban nada contentos con los cambios que se adoptaron. Powell ha reconocido que algunos cambios generaron confusión, y que otros fueron irrelevantes. El gran error de la Fed en el repunte inflacionista de 2021 y 2022, que tardaron en reconocer como un problema ya que lo consideraron "transitorio", también fue consecuencia de su nueva estrategia, y ahora el banco central da marcha atrás con claridad, con la esperanza de que todo quede enterrado como un mal recuerdo.

A pesar de que Jerome Powell admitió en Jackson Hole, el viernes pasado, que el deterioro en el empleo de Estados Unidos inclina al banco central hacia un recorte de tipos en septiembre, el proceso de recortes de tipos que proyecta ahora el organismo es muy tranquilo. Powell ha dejado claro que las proyecciones de tipos que se publicaron en junio siguen siendo válidas, y estas apenas contemplan 100 puntos básicos de recortes en los próximos 2 años y medio, un proceso de bajadas paulatinas, y nada agresivas, a diferencia de lo que suele ser habitual. Hay un precedente de este tipo de recortes por parte del banco central: el periodo entre 1995 y 1999, en el que la bolsa estadounidense dejó enormes ganancias. Sin embargo, los inversores están dejando claro que no se creen que el ciclo de recortes que hay por delante vaya a ser así de suave.

Todos los años, a finales de agosto, el valle de Jackson Hole, en Wyoming, es el centro de atención mundial para los banqueros centrales y para quienes siguen con interés la política monetaria. La Reserva Federal de Kansas City organiza en este paraíso natural un encuentro de tres días con las principales figuras del planeta en materia de política monetaria, en un simposio que tendrá lugar entre el 21 y el 23 de agosto y todos los años tiene como protagonista al presidente de la Reserva Federal. Si bien el evento suele girar en torno a una temática que no tiene por qué estar ligada a la mayor actualidad de los bancos centrales, es habitual que el presidente de la Fed deje titulares interesantes para los inversores.

La industria del petróleo se encuentra en un momento complicado por la caída de precios que se está produciendo este año, y todo apunta a que el descenso continuará en los próximos meses si se cumplen las previsiones de oferta y demanda que acaba de lanzar la Agencia Internacional de la Energía (IEA). El organismo ha publicado su informe mensual de agosto y las cifras son preocupantes: si nada cambia en la situación actual del mercado, el año que viene los inventarios mundiales crecerán a un ritmo de 2,96 millones de barriles diarios, la mayor sobreoferta que se ha visto en toda la historia en un año completo, incluso superando el año 2020, en plena pandemia de Covid-19.

La crisis que está presionando a Rusia, y que se está contagiando a la banca del país, ya empieza a tener algunas cifras públicas. El segundo mayor banco del país, VTB, controlado por el Gobierno, ha publicados sus resultados para la primera mitad del año, y confirma en cifras oficiales un deterioro significativo de sus ingresos por préstamos. Los ingresos de VTB se han recortado hasta casi la mitad de lo que eran el año pasado en el mismo periodo: descienden un 49%, hasta los 1.900 millones de dólares, y hay gestores del banco que admiten de puertas para adentro que la situación es peor de lo que se está reportando, según explica la agencia Bloomberg. Esta caída en los ingresos está relacionada con el esfuerzo bélico de Rusia, y con una crisis de mayores dimensiones que se está fraguando en el país.

La inflación estadounidense del mes de julio finalmente ha sido más baja de lo esperado: los analistas pronosticaban un crecimiento del 2,8% ese mes, y finalmente se mantiene en el 2,7%, el mismo dato del mes de junio. Eso sí, la inflación subyacente sube más de lo previsto, hasta el 3,1%, frente al 3% esperado, y por encima del 2,9% que se publicó en junio.