El Banco Central Europeo (BCE) ha recortado este jueves los tipos de interés por séptima reunión consecutiva y por octava vez en el actual ciclo de bajadas, emprendido el pasado verano. Con este nuevo recorte de 25 puntos básicos, la magnitud habitual, la tasa de depósito desciende hasta el 2% (el tipo de referencia ahora mismo, el que reciben los bancos por aparcar su exceso de liquidez), el tipo aplicable a las operaciones principales de financiación queda en el 2,15% y la facilidad marginal de crédito en el 2,4%. Esta bajada de tipos del BCE estaba ampliamente descontada ante un contexto marcado por la debilidad económica, el sólido descenso de la inflación y una amenaza comercial por parte de EEUU que puede exacerbar una caída de los precios (más deterioro de la actividad y más oferta de baratos productos chinos) ya empujada por los menores costes de la energía (mención especial el acusado descenso del petróleo). Tanto es así que, en la actualización de sus proyecciones trimestrales, el BCE ha corregido hasta 0,3 puntos porcentuales a la baja las relativas a la inflación. Aunque esto se podía interpretar como que hay margen para nuevas bajadas, el mensaje del organismo que ha calado es que el final del ciclo de bajadas está muy cerca. La reunión también ha servido para que la presidente del BCE, Christine Lagarde, aclare su futuro profesional, subrayando que no abandonará su cargo antes de expirar su mandato para presidir el célebre Foro de Davos.
"La decisión de rebajar el tipo de la facilidad de depósito -el tipo mediante el cual el Consejo de Gobierno orienta la orientación de la política monetaria- se basa en su evaluación actualizada de las perspectivas de inflación, la dinámica de la inflación subyacente y la solidez de la transmisión de la política monetaria", justifica el Consejo de Gobierno en su comunicado con la decisión.
Los funcionarios se escudan en la actualización de sus proyecciones trimestrales de inflación y crecimiento. Según las nuevas proyecciones de los expertos del Eurosistema, la inflación general se situará en la eurozona en un promedio del 2% en 2025, el 1,6% en 2026 y el 2% en 2027. Las revisiones a la baja de 0,3 puntos porcentuales tanto para 2025 como para 2026 respecto a las proyecciones de marzo reflejan principalmente la revisión a la baja de los supuestos sobre los precios de la energía y la apreciación del euro, señalan. Los expertos prevén que la inflación, excluyendo energía y alimentos, se sitúe en un promedio del 2,4% en 2025 y del 1,9% en 2026 y 2027, prácticamente sin cambios desde marzo.
Junto a estas proyecciones de inflación, están las de crecimiento, en las que la fotografía no cambia tanto: para 2025 se mantiene en el 0,9% que ya esperaba en marzo; la estimación de 2026 es la única que cambia, con un recorte de una décima, y pasa del 1,2% hasta el 1,1%. De cara a 2027 el organismo espera un crecimiento del 1,3%, sin cambios desde la previsión de marzo. "La proyección de crecimiento sin revisar para 2025 refleja un primer trimestre más sólido de lo previsto, junto con perspectivas más débiles para el resto del año", reza el comunicado.
"Las presiones inflacionarias en la eurozona están cediendo más rápido de lo previsto. El presidente estadounidense, Donald Trump, no solo devolvió la prosperidad a la economía europea -durante un trimestre, gracias a que la concentración anticipada de las exportaciones y la producción industrial impulsó la actividad económica-, sino que también hizo que la inflación prácticamente desapareciera. El fortalecimiento del tipo de cambio del euro y la caída de los precios del petróleo debido a la errática política económica estadounidense han incrementado las presiones desinflacionarias en la eurozona", explica Carsten Brzeski, economista de ING.
En el otro frente, el BCE ha defendido que mantiene su visión sobre el crecimiento económico dado que el golpe de los aranceles quedaría compensado por el mayor gasto en defensa e infraestructura de la Unión Europea. "Aunque se espera que la incertidumbre sobre las políticas comerciales afecte a la inversión empresarial y a las exportaciones, especialmente a corto plazo, el aumento de la inversión pública en defensa e infraestructuras respaldará progresivamente el crecimiento a medio plazo", explica en el escrito. Por otra parte, "un aumento de las rentas reales y un mercado de trabajo sólido permitirán a los hogares gastar más, lo que, unido a unas condiciones de financiación más favorables, debería reforzar la capacidad de resistencia de la economía frente a las perturbaciones mundiales". En cualquier caso reconocen que la incertidumbre es máxima y han explicado que publicarán previsiones para escenarios alternativos próximamente.
Durante la rueda de prensa posterior al comunicado, Lagarde ha ahondado en su diagnóstico sobre la situación en la que se encuentra la economía de la UE. En particular, ha hablado de que aún no se están sintiendo los aranceles porque "los pedidos al sector manufacturero se han adelantado en previsión a los gravámenes". Sin embargo, se espera que "un sector servicios desacelerándose, los mismos aranceles y un euro fuerte, dificulten la actividad de las empresas". Lagarde ha señalado que "hay varios factores que mantienen la economía fuerte. El mercado laboral, las condiciones financieras (por los recortes de tipos) y las ganancias empresariales nos permiten resistir al volátil entorno económico mundial". En el contexto actual "es cada vez más urgente medidas que hagan a la economía de la UE más competitivas y resilientes. Hay que completar la unión financiera y preparar el terreno para el euro digital", ha completado.
Lagarde, tras el recorte: "Estamos llegando al final del ciclo de política monetaria"
Pese a que las partes del puzzle puestas sobre la mesa avalan nuevos recortes de tipos, en el turno de preguntas, Lagarde ha hecho una clara alusión al final de los recortes de tipos a la vez que ha deslizado una posible pronta pausa. "Estamos llegando al final de un ciclo de política monetaria que respondía a shocks acumulados, como el covid, la guerra ilegítima en Ucrania y la crisis energétic", ha remarcado la francesa. Aunque es una frase que otros funcionarios han estado repitiendo y las previsiones eran que el BCE apenas bajara los tipos una vez más este año, el tono de Lagarde al decirlo ha causado cierta sorpresa. Tanto es así, que la reacción en los mercados ha sido nítida: los operadores han empezado a descontar menos de 25 puntos básicos de recorte (menos de una bajada) de los tipos en lo que queda de 2025, apreciándose con fuerza el euro hasta los 1,14 dólares y picando notablemente al alza el rendimiento del bund alemán a diez años, el bono soberano de referencia en la región, por encima del 2,5%.
"Estamos en una buena posición para navegar entre las dificultades actuales", ha defendido Lagarde en lo que se puede interpretar como un llamado a, como mínimo, una pronta pausa en los recortes, si no el final de los mismos. "Estamos en una buena posición, para enfrentarnos a la incertidumbre que vienen. Pero, como ha dicho, iremos decidiendo reunión a reunión, con los datos que salgan, y analizaremos, cuando los datos vayan saliendo, si la posición es segura, para cumplir con nuestro objetivo del 2%. Estamos en buena posición hoy", ha insistido.
En la misma contestación, la francesa ha revelado que la decisión ha sido unánime excepto por un miembro del Consejo de Gobierno. No obstante, Lagarde ha evitado dar más detalles y en otra pregunta sobre este 'disidente' la presidenta ha optado por responder sobre si ya se puede cantar victoria sobre la inflación, algo que todavía no cree que sea prudente: "Siempre hay otra batalla".
Buscando acabar con el morbo sobre su posible salida del BCE antes de acabar su mandato, Lagarde ha aprovechado la primera respuesta para aclarar que cumplirá su mandato completo (hasta octubre de 2027). "Estoy completamente comprometida a cumplir mi misión y a completar mi mandato en el BCE", ha enfatizado.
ING: "Las declaraciones de Lagarde sugieren que el BCE no tiene prisa por seguir recortando los tipos"
"De cara al futuro, las declaraciones de Lagarde en la rueda de prensa de hoy sugieren que el BCE no tiene prisa por seguir recortando los tipos. Por ahora, el BCE considera que la aceleración de la presión desinflacionaria es principalmente transitoria debido a los precios de la energía y la fortaleza del euro. A menos que las tensiones comerciales reaparezcan con fuerza, ya sea al final de la actual pausa de 90 días o en otro momento, sospechamos que el BCE se mantendrá expectante durante el verano. Llevará un tiempo comprender si los riesgos desinflacionarios actuales son solo puntuales o si indican una tendencia más amplia", opinan desde el departamento de análisis de ING.
"Prevemos otro recorte de tipos, pero no lo recomendamos. Tras el recorte de hoy, el tipo de depósito del BCE se sitúa significativamente por debajo de nuestra estimación del tipo neutral, que estimamos en torno al 3%, considerando las perspectivas de crecimiento a largo plazo de la eurozona (poco menos del 1%) y el objetivo de inflación del BCE del 2%. En consecuencia, el BCE ya no está frenando el crecimiento económico ni la inflación, sino que los está estimulando. Por lo tanto, nuevos recortes de tipos son arriesgados", tercian desde Commerzbank.
El escenario que venían manejando el grueso de los análisis y la mayor parte de los inversores era el de un BCE que recortara tipos en junio hasta la 'zona de seguridad' del 2% y después procediera con otro recorte más en la segunda mitad del año, guardándose esa 'bala' en la recámara ante la volatilidad de las negociaciones comerciales con EEUU. Este 2% en la tasa de depósito se considera 'zona segura' en la medida en la que representa el punto medio de la horquilla en la que los expertos del banco central situaron el tan debatido y discutido tipo neutral (1,75%-2,25%) y permite darse cierto margen antes de percutir de nuevo.
Según explican en Caixabank Research, este tipo neutral es "el nivel de interés en el que se equilibra la demanda y oferta agregada en una economía. Es decir, un tipo de interés que ni estimula ni restringe el crecimiento económico". Proceder con un nuevo recorte dejaría al BCE en la frontera con la zona de estímulo de la economía, un paso para el que todavía no hay suficiente consenso en el seno del Consejo de Gobierno.
Isabel Schnabel, batuta intelectual entre los halcones en el ciclo de subidas, ha argumentado que una guerra comercial podría ser inflacionaria. La alemana ha destacado tres factores que podrían impulsar los precios al alza: las represalias de la UE, los elevados aranceles entre EEUU y China, que elevarían los costes de producción en ambos países; y la sustitución de productos chinos por productos europeos por parte de los importadores estadounidenses, lo que impulsaría la demanda en Europa.
Al otro lado del ring, otros funcionarios como el portugués Mário Centeno (enardecida paloma que defiende perforar el tipo neutral) y el belga Pierre Wunsch (habitualmente más hawkish), parecen estar a favor de nuevos recortes. Sin embargo, como prueba de la división existente, hay incluso palomas que han puesto en duda la necesidad de una mayor flexibilización de la política monetaria. El gobernador del banco central griego, Yannis Stournaras, habitualmente dovish, ha afirmado que el BCE "recortará los tipos de interés una vez más en junio y luego preveo una pausa", telegrafiando la cercanía del fin de las bajadas. El economista jefe del BCE, Philip Lane, 'cabeza pensante' del eurobanco, trazó hace poco una raya en el suelo señalando al 1,5% como la frontera entre el tipo neutral y el estímulo de la economía. Esto facilita el aterrizaje en el 1,75% e incluso da el comodín de una bajada extra 'por si acaso'.
De ahí la necesidad de ganar tiempo y parapetarse en los datos entrantes. El último dato de alcance conocido ha sido esta misma semana el IPC adelantado de la eurozona en mayo. Y sus guarismos avalan esta hoja de ruta. La cifra principal ha retrocedido hasta el 1,9% interanual, menor de lo esperado y por debajo del siempre presente objetivo del 2% del banco central. La cifra subyacente (sin energía, alimentos, alcohol y tabaco), más pegajosa y más vigilada en los últimos tiempos, se anotó en mayo un 2,3% interanual, la cifra más baja desde enero de 2022. Dentro de la misma, destacó la sonora desaceleración de los servicios (del 4% al 3,2%).
Esta moderación, tras meses y meses en el doble del objetivo, trae mucho alivio para unos funcionarios que han tenido pesadillas con las presiones salariales y, por ende, inflacionarias del sector. En esta línea, el crecimiento anual de los salarios negociados en la eurozona se redujo drásticamente en el primer trimestre de 2025, hasta tan solo el 2,4%, tras el 4,1% del cuarto trimestre de 2024 y el 5,4% del tercer trimestre. Esto podría convencer al BCE de que las fuerzas desinflacionarias se están fortaleciendo.
"El crecimiento salarial se mantiene elevado, pero continúa moderándose visiblemente, y los beneficios están amortiguando parcialmente su impacto en la inflación. Se ha disipado la preocupación de que el aumento de la incertidumbre y la volatilidad de la respuesta del mercado a las tensiones comerciales de abril pudieran endurecer las condiciones de financiación", recoge el BCE en su comunicado de este jueves.
Oportunidad para el euro
La presidenta del BCE también se ha pronunciado sobre la oportunidad que se le abre ahora al euro de aprovechar el rechazo que se está apreciando por parte de los mercados hacia el dólar estadounidense, en un momento de alta incertidumbre por las políticas que está adoptando Donald Trump.
Lagarde reconoce que "ahora se está abriendo una ventana de oportunidad para fortalecer al euro como divisa internacional, e incluso para que gane enteros en la carrera por ser la moneda elegida por el mundo como reserva. Mi conclusión es que no se puede dar por hecho, y los miembros del Consejo Europeo, del Gobierno y de las instituciones tendrán que tomar decisiones para consolidar el rol político de Europa, y para simplificar y desarrollar la unión de mercados de capitales", ha dicho.
La presidenta añade que seguirán "sosteniendo los esfuerzos para hacer de Europa un lugar donde se respeta el imperio de la ley, y que sea un lugar fiable para hacer negocios. No es una cuestión de "sí o no", [que el euro termine siendo la moneda de reserva], sino un debate largo que hemos tenido en los últimos días. Creemos que hemos hecho nuestra parte, y hay una ventana de oportunidad", ha subrayado.