
El Banco Central Europeo (BCE) se reunirá la próxima semana para anunciar casi con toda probabilidad una nueva bajada de 25 puntos básicos (pb) los tipos de interés. Este recorte dejaría los tipos oficiales (la tasa de depósito, el más importante) en el 2%. La gran pregunta tras este movimiento es cuántas bajadas de tipos le quedan al banco central. Ya hay respuesta y no proviene de un avezado analista o de unas expectativas de mercado, sino que la respuesta la ha dado ni más ni menos que uno de los miembros más importantes del banco central, la cabeza pensante, el economista jefe Philip Lane. El irlandés ha asegurado que ya hay suelo para los tipos de interés y este se encuentra en el 1,5%. Por tanto, todo invita a pensar que, tras el recorte de junio, el BCE solo podrá ejecutar dos recortes de tipos de 25 pb más hasta llegar a este número mágico que ha quedado al descubierto.
En una entrevista concedida al periódico alemán Frankfurter Allgemeine Zeitung, Lane ha vuelto a sacar el manual de política monetaria para explicar que el fin del viaje de las bajadas de tipos se encuentra en la zona del tipo de interés neutral (el que ni estimula ni contrae la economía y la inflación). "El tipo de interés neutral solo puede estimarse y es un concepto a largo plazo. A largo plazo, podría situarse en torno a su nivel actual. Sin embargo, el mundo no está en equilibrio y el tipo de interés adecuado podría ser diferente a corto plazo. Yo diferenciaría tres zonas de tipos de interés oficiales: una claramente restrictiva, con tipos, por ejemplo, entre el 2% y el 2%, o superiores; y una claramente acomodaticia; a modo de ejemplo, los tipos inferiores al 1,5% son claramente acomodaticios". De este modo, el economista jefe del banco central deja claro que los tipos no bajarán de esa zona casi en ninguna circunstancia.
Aunque el 1,5% parezca un tipo de interés bajo, cabe recordar que, en el pasado reciente, el banco central mantuvo durante años la facilidad de depósito en el -0,5%, la famosa etapa de los tipos de interés negativos. Sin embargo, aunque la situación económica no parece haber cambiado drásticamente respecto a entonces (la economía crece despacio), el banco central no parece dispuesto a volver a esos niveles que pudieron ser la causa de la generación de importantes desequilibrios, pero también porque la inflación parece en la actualidad decidida a mantenerse entre el 1% y el 2% en el mejor de los casos.
La última lectura, correspondiente a abril, muestra un IPC en el 2,2% interanual, igual que en marzo. Muy cerca del objetivo del 2% del banco central. Aunque el IPC subyacente (excluye energía, alimentos, alcohol y tabaco) repuntó tres décimas hasta el 2,7%, esto se debió, según los economistas, al efecto en los servicios de la Semana Santa, corroborando que la senda de desinflación no se ve comprometida.
En su entrevista, Lane señala que "llegar a ese punto (al 1,5%), solo sería apropiado en caso de riesgos a la baja más sustanciales para la inflación o una desaceleración más significativa de la economía. No lo veo en este momento. Existe una zona intermedia, donde se trata más de una cuestión de gestión cíclica. Nos movemos en esa zona en este momento. Este es el foco de las discusiones en el BCE", asegura el banquero central.
Respecto a la fortaleza del euro y su impacto en la inflación, Lane admite que el tipo de cambio influye en los precios y, por ende, en las decisiones de política monetaria: "El tipo de cambio es, por supuesto, un factor importante en el desarrollo de la inflación, incluso si no aplicamos una política cambiaria explícita. Sin embargo, la mayor parte del comercio en la eurozona se realiza entre países que comparten el euro como moneda común y, por lo tanto, el tipo de cambio no influye tanto", explica.
Mientras tanto, "el comercio con EEUU y otras regiones del mundo es importante, pero no es el factor dominante. Al mismo tiempo, debemos analizar el impacto de las fluctuaciones del tipo de cambio en una situación como la actual", sentencia el experto. Esto ha sido una forma elegante de Lane de señalar que la fortaleza del euro no les va a llevar, por ahora, a recortar más los tipos.
Commerzbank: "A corto plazo, es probable que la inflación en la eurozona caiga hacia el objetivo del BCE del 2%. Con un poco de suerte, podría incluso situarse por debajo de este en julio"
Aunque el debate sigue siendo el de siempre en el Consejo de Gobierno del BCE (los halcones pidiendo pausar ya las bajadas de tipos, las palomas más beligerantes abogando por perforar el tipo neutral), parece haberse impuesto a los puntos (hay algún halcón que insiste en que no) la tesis de que los aranceles de EEUU serán deflacionarios: por un lado golpearán a un crecimiento ya débil de por sí y por otro facilitarán que China inunde Europa con más mercancías a precio de derribo. Las recientes amenazas de Trump (tempranos aranceles del 50%), aunque posteriormente suavizadas, incrementan esos temores.
"La política arancelaria de Trump está reduciendo el riesgo de inflación en la eurozona a corto plazo, lo que también justifica la reducción de los tipos de interés clave. Es probable que China intente vender en la eurozona algunos de los bienes que ya no puede exportar a EEUU. La mayor oferta tiende a reducir los precios. Además, los precios del petróleo han caído drásticamente recientemente porque las empresas demandan menos energía debido al enfriamiento económico provocado por los aranceles, y los países de la OPEP están produciendo más petróleo en un intento por ganar cuota de mercado. Finalmente, los planes arancelarios de Trump también han debilitado el dólar. La correspondiente apreciación del euro abarata las importaciones y reduce aún más la inflación. A corto plazo, es probable que la inflación en la eurozona caiga hacia el objetivo del BCE del 2%. Con un poco de suerte, podría incluso situarse por debajo de este en julio", fotografía con precisión Jörg Krämer, economista de Commerzbank.
Por ahora, las apuestas del mercado apuntan a dos recortes de tipos más este año (incluyendo el de junio), hasta un tipo terminal del 1,75%, si bien la segunda bajada se descuenta para el tramo final de 2025. Sin embargo, las palabras de Lane dejan el comodín de un recorte adicional si la situación lo exige y acerca la visión de que en julio los tipos podrían volver a bajar, previsión de la que ha abjurado alguna paloma como el griego Yannis Stournaras.
Las últimas pistas, no obstante, parecen estar encajando en el puzzle de Lane. "Francia publicó ayer un IPC intermensual negativo para mayo, lo que refuerza la idea de un impacto deflacionario inicial de los aranceles en la UE. Si los datos del viernes de otros Estados miembros (España y Alemania) confirman esta tendencia, los swaps podrían empezar a descontar una mayor probabilidad de que los tipos del BCE bajen del 1,75 %", planteaban esta misma mañana los analistas de divisas de ING en una nota para clientes.