
La senda de desinflación continuó viento en popa en mayo en la eurozona. El índice de precios al consumo (IPC) registró un avance del 1,9% interanual, por debajo del objetivo del 2% que marca el Banco Central Europeo (BCE) y reflejando tres décimas menos que en marzo y abril, según el dato adelantado publicado este martes por Eurostat. El IPC subyacente, que en este caso excluye a los siempre más volátiles energía, alimentos, alcohol y tabaco, se relajó del 2,7% al 2,3%, anotándose la lectura más baja desde enero de 2022. Algo trascendental en la medida en la que el indicador se ha mostrado muy pegajoso en los últimos años. Ambos indicadores han quedado una décima por debajo de lo esperado y alimentan la tesis de que el BCE tiene margen para proceder con algún recorte más de los tipos de interés. De hecho, se espera que el organismo baje los tipos otros 25 puntos básicos en su reunión de este jueves y lo vuelva a hacer en una ocasión más de aquí a final de año.
Dentro del desglose por componentes, la atención, una vez más, la concitaban los servicios. Tras meses y meses instalado en un abrasivo 4% interanual, siendo un quebradero de cabeza para el BCE por las presiones salariales y, por ende, salariales del sector, el IPC de servicios desaceleró con fuerza en mayo hasta el 3,2% interanual. Tras un descenso al 3,5% en marzo y un regreso al 4% propiciados ambos por el efecto de la Semana Santa (distorsión de la comparativa al haber caído este año en abril y no en marzo) y la subida en partidas como los transportes, los analistas confiaban en que el dato de mayo diera ya una imagen nítida de la tendencia de fondo.
"La inflación subyacente es el principal indicador de precios a tener en cuenta en la publicación de hoy. El retraso de la Semana Santa creó ruido en los datos de inflación subyacente de marzo y abril, ocultando su señal sobre la evolución de la presión subyacente sobre los precios. La razón es la volatilidad del gasto en artículos relacionados con las vacaciones de Semana Santa, en particular las tarifas aéreas y los viajes organizados, que tienden a registrar fuertes subidas de precios en el periodo previo a las vacaciones, seguidas de una corrección una vez que la demanda se normaliza. Dado el retraso de la Semana Santa este año en comparación con el año pasado (20 de abril frente a 31 de marzo en 2024), la variación interanual de los precios de estos dos artículos se debilitó considerablemente en marzo y aumentó fuertemente en abril, contribuyendo decisivamente a las oscilaciones de la inflación subyacente en estos dos meses. Es probable que la publicación de hoy sitúe los datos más cerca de sus tendencias subyacentes, que siguen apuntando al sur, aunque de forma gradual", explican los analistas de UniCredit Research.
Fuera del IPC subyacente, la energía ha vuelto a tener un papel destacada con una nueva lectura interanual negativa (-3,6), la misma que en abril. El efecto base respecto a las lecturas de hace 12 meses y la reciente caída de los precios del petróleo están contribuyendo a llevar a la baja la cifra global de inflación, facilitando al menos uno de los numerosos frentes que tienen siempre ante sí los responsables de la política monetaria de la región.
Terminando el repaso a las diferentes partidas, los alimentos procesados, el alcohol y el tabaco representan la nota negativa al repuntar cinco décimas hasta el 2,9% interanual. En el lado contrario, los alimentos frescos pasaron de un 4,9% a un 4,4%. Los bienes duraderos, por su parte, continúan notablemente por debajo del objetivo de inflación, con un 0,6% interanual por cuarto mes consecutivo.
En el repaso por países, las cuatro grandes economías de la región presentaron un IPC adelantado en mayo prácticamente en el objetivo del 2% o por debajo de él. En Alemania el IPC armonizado (difiere del cálculo nacional, como en los otros países) fue del 2,1%, mientras que en España e Italia fue del 1,9% y en Francia de un 0,6%. Entre el resto de socios, contrasta el 4,6% de Estonia con el 0,4% de Chipre.
"El fuerte descenso de la inflación de los servicios en mayo, hasta su nivel más bajo en más de tres años, confirma que el repunte del mes anterior no fue más que un bache relacionado con la Semana Santa y que la tendencia a la baja de la inflación de los servicios sigue su curso. Esperamos que la inflación siga bajando en los próximos meses y que la tasa general se sitúe cómodamente por debajo del 2% en el segundo semestre del año", se pronuncian los analistas de Capital Economics tras el dato. "Esto no influirá mucho en la decisión del BCE del jueves, que ya parecía casi segura con un recorte de 25 puntos básicos. Pero los datos de la inflación de mayo refuerzan los argumentos a favor de otro recorte en la siguiente reunión de julio", apostillan. No obstante, el debate interno en el banco central y las dudas comerciales (EEUU y la UE aún podrían alcanzar un pacto comercial el 9 de julio, antes de la reunión) crean mucha niebla de cara a esa cita.
"En los últimos trimestres, la debilidad de la demanda ha reducido la capacidad de fijación de precios de las empresas de la eurozona, incluidas las del sector servicios, obligándolas a absorber en sus márgenes de beneficio una parte mayor de los aumentos de los costes laborales. En parte, esto es exactamente lo que el BCE quería conseguir con su política monetaria restrictiva. Ahora que la inflación general está volviendo al 2% de forma sostenible, la desinflación se está ampliando y la guerra comercial ha aumentado los riesgos a la baja tanto para la actividad como para los precios al consumo, la política monetaria tiene que ajustarse más. Esperamos que el BCE recorte el tipo de depósito al 1,75% en septiembre, alcanzando el límite inferior de su rango neutral estimado", completan desde UniCredit.
"Es probable que la tasa subyacente siga bajando en los próximos meses. Además de la ralentización del aumento de los salarios negociados en la eurozona, esto también se ve respaldado por el probable desvío creciente de productos chinos a Europa como consecuencia de los aranceles estadounidenses. No obstante, el precio del petróleo se ha estabilizado en las últimas semanas, lo que significa que los precios de la energía no deberían seguir bajando", destacan desde Commerzbank. En el banco alemán también 'compran' que el BCE bajará los tipos de nuevo antes de final de año hasta un tipo terminal del 1,75%.