Bolsa, mercados y cotizaciones

Lagarde lanza un aviso al mercado: la inflación puede moverse en cualquier dirección y "no podemos comprometernos con ningún camino"

  • El BCE está hecho un lío con la inflación: el euro se fortalece y los salarios se moderan...
  • ... pero las cadenas de suministro corren el riesgo de fragmentarse y romperse...
  • ... mientras que el gasto en defensa sube con fuerza y presiona al alza los precios

"No nos comprometemos de antemano con ninguna trayectoria de tipos de interés en particular". Dos veces ha repetido Christine Lagarde, presidente del Banco Central Europeo (BCE) la misma frase en un discurso de 7 minutos. Esta redundancia deja una evidencia clara: el BCE no sabe qué va a pasar con la inflación. Hay fuerzas que la van a impulsar al alza, como el mayor gasto en defensa y unos déficits públicos altos, mientras que hay otros factores que pueden reducir los precios, como la apreciación del euro o la ralentización de la economía global. De este modo, puede que hoy haya sido la primera reunión de muchas en las que el BCE no vuelva a bajar los tipos... o no. El shock inflacionario es cosa del pasado. Ese shock que afectó a Europa (y el mundo) entre 2021 y 2023, pero nadie niega que otro tipo de shock pueda estar en camino.

La inflación está ahora en el objetivo, pero en el futuro parece que puede estar en cualquier sitio menos en el 2%. Entre los factores que podrían elevar la inflación, Lagarde señaló en primer lugar el desmantelamiento de las cadenas de suministro globales: "La inflación podría resultar más alta si una fragmentación de las cadenas de suministro globales eleva los precios de importación y añade cuellos de botella en la economía doméstica". Este escenario se ve agravado por las tensiones comerciales y los conflictos geopolíticos, como la guerra en Ucrania o en Oriente Medio, que están afectando al comercio y a la confianza empresarial.

Otro de los elementos que podrían alimentar las presiones inflacionistas es el aumento del gasto público, especialmente en defensa e infraestructuras. Lagarde apuntó que "un impulso del gasto en defensa e infraestructuras podría también aumentar la inflación a medio plazo". Este tipo de inversión eleva la demanda agregada y puede presionar los precios al alza, sobre todo si la capacidad productiva no se ajusta a tiempo.

Además, el BCE subraya el papel del cambio climático y sus consecuencias sobre la inflación. "Los fenómenos meteorológicos extremos y, en general, la crisis climática en desarrollo, podrían hacer subir los precios de los alimentos más de lo previsto", advirtió Lagarde. En los últimos meses ya se ha constatado que las anomalías climáticas están afectando al suministro agrícola en varias regiones del mundo, provocando repuntes puntuales en los precios alimentarios.

Moderación de salarios y el euro

Sin embargo, también hay fuerzas que están empujando en la dirección contraria. Una de las más importantes es la moderación de los costes laborales. "Los costes laborales han seguido moderándose", señaló Lagarde, destacando que el crecimiento interanual de la compensación por empleado se desaceleró al 3,8?% en el primer trimestre. Este dato contrasta con el 4,1?% del trimestre anterior y refleja una tendencia de relajación de las presiones salariales.

La presidenta del BCE también hizo referencia a la fortaleza del euro como un freno potencial a la inflación. "Un euro más fuerte podría reducir aún más la inflación de lo esperado", afirmó. Esto se debe a que un tipo de cambio apreciado abarata las importaciones, reduciendo el precio de bienes y servicios adquiridos fuera de la eurozona.

En ese sentido, a pesar de que Luis de Guindos dijera que a partir de 1,2 dólares por euro sería ya un nivel preocupante que llevaría al BCE a actuar, Lagarde ha dado una de cal y otra de arena. Por un lado ha comentado que "estamos monitoreando la situación" y se ha referido directamente de los comentarios de De Guindos diciendo que "coincidimos es que hay que seguir esto y tiene una importancia directa en las previsiones". Sin embargo ha desechado ese límite de 1,2 diciendo que "no hay ningún nivel en particular".

Otro riesgo a la baja para la inflación sería el impacto de los aranceles sobre el comercio. Aunque se tiende a pensar que los aranceles encarecen los productos, Lagarde explicó que "la inflación podría ser más baja si los aranceles más altos reducen la demanda de exportaciones de la zona euro e inducen a países con exceso de capacidad a redirigir sus exportaciones hacia Europa". Es decir, una combinación de caída de la demanda externa y mayor competencia en el mercado europeo.

Respecto a qué esperar con los aranceles, la presidenta ha comentado que al no tener ningún poder en las negociaciones "actuamos con los supuestos arancelarios que teníamos en junio" y ha pedido que se resuelva cuanto antes. "Cuanto antes acabe, mejor será para nosotros porque acabará la incertidumbre".

Por otra parte, la caída de las expectativas de inflación a corto plazo también sugiere un entorno menos inflacionista en los próximos meses. Lagarde detalló que "las expectativas de inflación de los consumidores a corto plazo bajaron tanto en mayo como en junio, revirtiendo el repunte observado en los meses anteriores".

Finalmente, los riesgos sobre la inflación se ven amplificados por la incertidumbre geopolítica y financiera. Lagarde subrayó que "las tensiones comerciales y la mayor aversión al riesgo en los mercados financieros podrían afectar negativamente a la demanda interna y reducir así la inflación". Esta volatilidad genera prudencia en los hogares y en las empresas, que tienden a reducir su gasto e inversión.

En definitiva, el BCE mantiene la cautela, consciente de que los factores que inciden en la inflación están más fragmentados y cambiantes que nunca. "Seguiremos un enfoque dependiente de los datos y decidiremos reunión por reunión", concluyó Lagarde, dejando claro que la política monetaria no está comprometida con una senda fija, sino que se adaptará a la evolución de los riesgos y las presiones inflacionistas en ambas direcciones.

A pesar de la postura prudente de Lagarde, la presidenta del BCE se ha mostrado más convencida que nunca del éxito que están teniendo sus políticas. "Estamos en un buen punto, porque la inflación está en el 2% y nuestro objetivo es la inflación a medio plazo, y también está en el 2%. Estamos en el buen lugar porque nuestras previsiones apuntan a una estabilización de la inflación en el medio plazo. Siempre he destacado la importancia de los salarios, y van en la buena dirección, y aseguran esta tendencia bajista que esperamos. Los beneficios empresariales están acolchando parte de la subida salarial", explica Lagarde.

Además, la presidenta saca pecho por haber sido capaces de cumplir con su objetivo, sin hacer descarrilar la economía de la zona euro, el principal peligro al que se enfrentaba el BCE. "Hemos visto el crecimiento desarrollándose de una forma relativamente favorable. Si miras el primer trimestre en concreto fue un sorprendente 0,6%. Si miras lo que está generando este aumento del crecimiento, en parte es porque los operadores económicos anticiparon el aumento de aranceles, y se adelantaron, pero no es solo eso, es también un aumento del consumo y de la inversión, y no solo en Irlanda. El crecimiento se esta desarrollando mejor de lo que esperamos. Como dije la última vez, estamos convencidos de que el shock inflacionista del pasado ya es cosa del pasado", señala Lagarde.

Tras ser preguntada por las críticas que ha hecho Fernando Navarrete, eurodiputado del Partido Popular europeo, esta semana, al euro digital, Lagarde ha querido dejar claro lo que es el euro digital para ella: "Tengo un entendimiento muy simple de lo que es el euro, y para mí, es la expresión digital del efectivo", ha señalado Lagarde. "Todos tenemos efectivo; yo, al menos, sí lo tengo, y me gusta el efectivo. El euro digital es dinero soberano, del banco central. Pero a medida que las tecnologías evolucionan, y las preferencias de pago evolucionan, tenemos que responder a la demanda de nuestros compatriotas europeos. Y yo veo el euro digital como la expresión digital del efectivo", explica.

Lagarde ha frivolizado con las críticas que se están llevando a cabo a su proyecto: "Se puede argumentar que será más caro, o que la privacidad no es total… blablá (sic), pero, en esencia, eso es lo que es. Decir que el efectivo digital es una bomba nuclear, creo que eso es un poco exagerado. No guardamos bombas nucleares en nuestros bolsillos", ha señalado Lagarde, evadiendo responder a las críticas sobre la imposición de una divisa, que, para muchos, supone una amenaza para la privacidad de los ciudadanos europeos.

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