Correlación no implica causalidad. Vicente Nieves lleva buscando explicaciones a los movimientos de los mercados y de la economía desde la crisis financiera de 2007. Aún no tiene la respuesta.
Divisas

En un solo mes el euro ha perdido un 2,2% frente al dólar. A pesar de las quejas de Donald Trump por la fortaleza del dólar y el recorte cantado de tipos de la Reserva Federal de EEUU este mes, la evidencia de una Eurozona que pierde altura de forma preocupante ha llevado al euro a a caer hasta los 1,114 dólares, mínimos de mayo de este año. Los malos augurios económicos y la respuesta dovish del Banco Central Europeo (BCE) a esta debilidad están llevando a la divisa única a sufrir el peor mes desde octubre de 2018.

Divisas digitales

La implantación de cualquier criptodivisa como método de pago extendido y fiable podría amenazar el poder de la banca central. Aunque las divisas digitales que se han creado hasta hoy han sido muchas, ninguna ha amenazado el monopolio de la banca central en la creación de dinero y, por lo tanto, en la transmisión de la política monetaria. Sin embargo, la irrupción de la Libra de Facebook podría tener un final bien diferente. Las poderosas empresas que respaldan a esta divisa digital, la presumible aceptación entre el público y la estabilidad de la que gozará desde el principio podrían convertir a la libra en un rival más duro la inflación para algunos bancos centrales. Si Libra triunfa, eludir los tipos negativos de la banca será prácticamente gratis.

Política monetaria

El consenso de los expertos cree que Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo (BCE), hará uso de la reunión de este jueves simplemente para allanar el camino a una la bajada de tipos de septiembre, que será de 10 puntos básicos. Sin embargo, desde la última reunión del instituto monetario la situación económica en la Eurozona se ha debilitado, el propio BCE ha reconocido que el crecimiento del PIB en el primer trimestre ha estado impulsado por factores temporales y que ahora se espera otra desaceleración. Entonces, ¿tiene sentido esperar cuando la inflación está muy por debajo del objetivo? Así piensan los expertos del banco germano Commerzbank, que ven al BCE poniendo toda la carne en el asador ya este mismo jueves, en el que podría ser el último movimiento de Mario Draghi.

Política monetaria

Este jueves tendrá lugar el próximo cónclave monetario del Banco Central Europeo (BCE). La banca mira de reojo con terror a esta reunión y las que vienen. El instituto monetario está preparando al mercado con su lenguaje para la llegada de nuevos recortes de la tasa de sobre la facilidad de depósito, que ya está en territorio negativo y funciona como un impuesto para la liquidez que las entidades aparcan en el BCE. El mercado ya descuenta dos recortes más de este tipo (de diez puntos básicos cada una) que se encuentran en el -0,4% en lo que resta de año. Si el BCE no introduce un sistema que suavice este 'impuesto', cada nuevo recorte podría costarle a la banca alrededor de 1.800 millones de euros más al año, lastrando aún más la rentabilidad de un sector tocado por el entorno de bajos tipos de interés, la 'materia prima' de la banca.

Política monetaria

¿Hasta dónde puede llegar el Banco Central Europeo con los tipos negativos? Quizá todavía haya algo de recorrido aunque éste no será muy largo mientras siga existiendo el dinero en efectivo. El BCE ya está cobrando un 0,4% (al estar la tasa sobre la facilidad de depósito en el -0,4%) a los bancos por el exceso de liquidez que tienen aparcado en la institución, mientras que los bancos comerciales aún no han trasladado a los depósitos ese tipo negativo (todavía no pagamos por dejar el dinero en el banco), lo que está lastrando sus resultados y rentabilidad. La banca teme que los clientes conviertan sus depósitos en efectivo si empiezan a cobrar por ellos, lo que podría causar un auténtico shock en el sector financiero y en la economía. Sin embargo, el BCE y la banca podrían tener todavía algo de margen, porque mantener el dinero en efectivo también tiene un coste y un riesgo, sobre todo para las empresas y las grandes fortunas. El riesgo de sufrir un robo y el coste de almacenar (en un lugar físico) y asegurar ese dinero. Ese coste monetario y de inseguridad puede ser el límite del BCE y la banca a la hora de seguir bajando tipos y la remuneración de los depósitos. 

Materias primas

Cuando la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) acordó recortar la producción de crudo a finales del año pasado probablemente no esperaba cumplir con sus compromisos de una forma tan contundente ni contar con tanta ayuda de los países que quedaron exentos del acuerdo (Irán, Libia y Venezuela). En la primera mitad del año las interrupciones no planificación de la producción de crudo han alcanzado máximos desde 2015, superando los recortes voluntarios del cártel.

Política monetaria

La Reserva Federal de EEUU abonó en 2018 unos 36.000 millones de dólares entre todos los bancos que guardan sus reservas en la institución. Por el contrario, en la Eurozona los bancos europeos tuvieron que pagar alrededor de 7.500 millones de euros (8.400 millones de dólares) al Banco Central Europeo por el mismo concepto. En EEUU habrá sectores que acusen a la Fed de regalar dinero a los ricos banqueros, mientras que en Europa la banca clama por el fin de esta 'tasa' que pagan las instituciones por aparcar el dinero en el BCE. Lo cierto es que el tipo de interés sobre las reservas se ha convertido en una de las herramientas más importantes de los bancos centrales desde la Gran Recesión y sin estas decisiones sería casi imposible controlar el precio del dinero.

Mercado de divisas

Un crecimiento económico débil, ausencia de inflación y la cercaría de las elecciones presidenciales en EEUU: este puede ser el escenario perfecto para que la 'guerra fría' de divisas se convierta en un conflicto en toda regla con intervenciones directas en el mercado. Hasta ahora, la armas usadas durante esta 'guerra fría' han sido la palabra, las bajadas de tipos de interés y las compras masivas de activos. Todos ellos han sido movimientos enfocados a llevar la inflación hasta el objetivo de cada bloque monetario, pero con el resultado 'supuestamente no intencionado' de debilitar la divisa para alcanzar dicho nivel de precios y de paso revitalizar la economía a través de las exportaciones. Hoy, con la mirada puesta en las elecciones de 2020 y en los movimientos de los bancos centrales de otras regiones, Trump podría llevar la guerra fría hacia una zona mucho más caliente.

Política monetaria

Asumir el cargo de presidente del Banco Central Europeo en este momento es como recoger la mítica patata caliente del Grand Prix cuando está a punto de estallar. Desde la Gran Recesión a esta parte, el BCE ha agotado todas las balas convencionales y no convencionales que tenía a su disposición. Sin haber comenzado a recargar la munición, la inflación y la economía de la Eurozona se están desacelerando al tiempo que las incertidumbres globales suben un escalón más. Christine Lagarde deberá tomar decisiones controvertidas y que contarán con la oposición de amplios y poderosos grupos dentro del BCE y la Eurozona, pero la decisión correcta podría ser vital para evitar que la patata caliente acabe estallando en la cara de la francesa.