
¿Hasta dónde puede llegar el Banco Central Europeo con los tipos negativos? Quizá todavía haya algo de recorrido aunque éste no será muy largo mientras siga existiendo el dinero en efectivo. El BCE ya está cobrando un 0,4% (al estar la tasa sobre la facilidad de depósito en el -0,4%) a los bancos por el exceso de liquidez que tienen aparcado en la institución, mientras que los bancos comerciales aún no han trasladado a los depósitos ese tipo negativo (todavía no pagamos por dejar el dinero en el banco), lo que está lastrando sus resultados y rentabilidad. La banca teme que los clientes conviertan sus depósitos en efectivo si empiezan a cobrar por ellos, lo que podría causar un auténtico shock en el sector financiero y en la economía. Sin embargo, el BCE y la banca podrían tener todavía algo de margen, porque mantener el dinero en efectivo también tiene un coste y un riesgo, sobre todo para las empresas y las grandes fortunas. El riesgo de sufrir un robo y el coste de almacenar (en un lugar físico) y asegurar ese dinero. Ese coste monetario y de inseguridad puede ser el límite del BCE y la banca a la hora de seguir bajando tipos y la remuneración de los depósitos.
En un mundo sin efectivo, el BCE lo tendría más fácil. La banca podría trasladar los tipos negativos a los clientes (como ya hace en algunos casos) y estos a su vez se lanzarían a invertir o consumir para evitar que sus ahorros siguiesen perdiendo valor, lo que en principio impulsaría el crecimiento económico y los precios hasta el objetivo del banco central. Pero volviendo a la realidad (en la que existe el efectivo y los colchones y cajas fuerte para guardarlo), "el último límite del banco central está en el coste de almacenar y asegurar el dinero efectivo fuera del sector financiero", explica Dirk Schumacher, economista de la firma de inversión Natixis.
A pesar de este límite, todavía se espera que el BCE reduzca la tasa de depósito hasta dos veces más este año, dejándola en el -0,6%, lo que incrementaría el coste para la banca hasta los 11.000 millones de euros anuales, unos 3.000 millones más de lo que paga ahora con ese tipo en el -0,4%. Una opción es que la banca comience a trasladar los tipos negativos a los grandes clientes: "Según nuestras estimaciones, los hogares y las empresas empezarían a retirar su dinero de los bancos de una forma significante con un tipo negativo de entre el -0,75 y -2%". Si estos cálculos son buenos, el BCE aún tiene margen para reducir la tasa sobre la facilidad de depósito y la banca para trasladársela a sus clientes.
Marion Amiot y Sylvain Broyer, economistas de S&P ratings, explican también que "el BCE se enfrenta a la posibilidad de que las familias conviertan grandes cantidades de depósitos en efectivo. Aún así, creemos que el BCE aún tiene espacio para recortar los tipos al menos en 10 puntos básicos". Estos expertos esperan que los bancos sigan trasladando este coste a los depósitos de las empresas, que tienen mayores dificultades para convertir toda su liquidez en efectivo.
Pero si la banca empieza a cobrar por los depósitos, ¿por qué empresas y familias podrían seguir guardando sus ahorros en el banco perdiendo dinero?. Por un lado, guardar el dinero en una caja fuerte o bajo el colchón tiene riesgos importantes, sobre todo si esta práctica se extendiese. Asaltar una casa sería una opción mucho más atractiva sabiendo que cada familia guarda sus ahorros debajo del colchón. La otra opción es pagar por guardar el dinero y asegurarlo, lo que también tiene un coste económico. Por último, tener el dinero en efectivo impediría el uso de los cómodos sistemas de pago digitales.
"Estimamos que el 'break even' de los tipos negativos podría rondar entre el -0,75% y el -2%. Obviamente, el coste de mantener el dinero en efectivo es menor para los hogares que para las empresas. Lo que es evidente es que si la Eurozona se convirtiese en una economía dominada por el efectivo sería muy negativo y por eso no creemos que el BCE se plantee siquiera llegar a un punto cercano", explica Schumacher.
Ya en 2016, cuando el BCE anunció que bajaba los tipos hasta el -0,4% hubo empresas que amenazaron con retirar el dinero del sistema financiero y guardarlo en bóvedas acoradas. El presidente saliente de Munich Re, Nikolaus von Bomhard, dijo durante una presentación de resultados en 2016 que la política de tipos de interés negativos del Banco Central Europeo estaba teniendo "efectos desastrosos para todo el sector y para los ahorradores en Alemania". "Solo lo estamos probando, pero se puede comprobar lo seria que es la situación", añadió. Bomhard explicó que llevan un tiempo guardando oro en sus cajas fuertes y en ese momento iban a añadir esta pequeña cantidad de efectivo para probar si es conveniente. Munich Re tiene unos 231.000 millones de euros en inversiones.
El caso de los bancos alemanes
Precisamente es en Alemania donde la banca ha comenzado a cobrar a algunas empresas por sus depósitos, aunque las cantidades aún se encuentran muy lejos del nivel que desencadenaría la retirada masiva de depósitos. Según los datos que maneja Natixis, las empresas no financieras están pagando un -0,03% por sus depósitos, que llevan en territorio negativo desde 2017.
Schumacher vuelve a incidir en la diferencia entre empresas y familias: "Los depósitos de las familias continúan en un territorio levemente positivo. La diferencia es que los hogares pueden transformar sus depósitos en efectivo de una forma mucho más manejable que las empresas".
Lo normal sería que los bancos vayan trasladando poco a poco los tipos negativos a las empresas. Aunque es difícil vaticinar cuál será la reacción de las firmas, las opciones son pocas. Por un lado, las empresas pueden asumir el coste y pagar el tipo negativo a la banca viendo mermados sus resultados. Por otro podrían convertir su dinero en efectivo y pagar el coste que supone asegurar ese dinero y almacenarlo en cajas fuertes o bóvedas.
Por último, y lo más deseable desde el punto de vista del BCE, sería que las empresas usasen sus excedentes para invertir en activos físicos o financieros, lo que tendría un efecto positivo sobre la economía y los mercados. No obstante, "todavía es demasiado pronto para sacar una conclusión exacta de la reacción de las empresas ante este escenario". Lo que está claro es que si la banca no lleva los tipos negativos a sus clientes, "sus márgenes de intermediación seguirán estrechándose", sobre todo si el BCE vuelve a bajar tipos tal y como se prevé.