Correlación no implica causalidad. Vicente Nieves lleva buscando explicaciones a los movimientos de los mercados y de la economía desde la crisis financiera de 2007. Aún no tiene la respuesta.
Rentabilidad de la deuda

Algo que para los mercados financieros parecía hace unos años una auténtica quimera es hoy una realidad: Grecia (el país que ha sido tres veces rescatado y está endeudado hasta las trancas) está pagando menos por colocar su deuda que EEUU, el país más seguro del mundo. El bono griego a 10 años cotizó ayer con una rentabilidad del 2,049%, por debajo del interés del bono de EEUU. Si no fuera por la Rerserva Federal que redujo este miércoles 31 de agosto  25 puntos básicos los tipos de interés, Atenas podría financiarse a un coste inferior que EEUU, algo que a priori parece una proeza pero en realidad es el reflejo de unas expectativas de inflación mucho más bajas y de la debilidad de la Eurozona (y de Grecia), entre otros factores, que hacen del sorpasso de Grecia a EEUU algo más bien anecdótico.

Economía

La desaceleración del PIB y de la inflación están poniendo en bandeja el próximo recorte de tipos del Banco Central Europeo. El área euro no despierta y la recuperación que se preveía en la segunda mitad del año ni está ni se la espera. El IPC ha retrocedido dos décimas en el mes de julio hasta situarse en el 1,1%, muy lejos del objetivo que se marca el BCE cercano al 2%. Este dato es el más bajo desde marzo de 2018, mientras que en el caso de la inflación subyacente (no pondera ni alimentos ni energía) el dato se ha situado en el 0,9%, también por debajo de lo esperado.

Ingresos públicos

Una vez que los bancos centrales han cruzado la frontera de los tipos negativos, la lógica que ha imperado durante décadas parece perder todo su sentido. A veces da la sensación de que el mundo de las finanzas está al revés: los depósitos no dan nada salvo comisiones a pagar, los inversores 'pierden' dinero por tener letras del Tesoro, los bancos pagan por su exceso de liquidez mientras que a veces reciben dinero por pedir financiación al banco central (TLTRO). Tal es el giro que si esta situación se prolonga (como parece que ocurrirá) los gobiernos podrían terminar recibiendo más dinero por la deuda (gracias a los tipos negativos) del que pagan en intereses, convirtiendo a la deuda pública en un contribuyente neto de Hacienda y ayudando a incrementar los ingresos públicos.

Política monetaria

Una gran parte de la banca europea esperaba como agua de mayo algún tipo medida que redujera el coste que está pagando por su exceso de liquidez, que actualmente alcanza los 7.500 millones de euros al año para todo el sector de la Eurozona. Ahora, el BCE parece dispuesto a estudiar e implementar un sistema de tramos que despenalice parte de esa liquidez (creando diferentes tramos), lo que podría suponer una pequeña ayuda, sobre todo, para la banca alemana, francesa y holandesa, que son las que más pagan al BCE por los tipos negativos. Este sistema, probablemente, no es la panacea para una banca lastrada por fuerzas estructurales que han diezmado sus márgenes por intereses, pero sí podría ahorrar al sector miles de millones de euros al año, sobre todo si el BCE decide volver a rebajar el tipo sobre la facilidad de depósito.

política monetaria

Finalmente el BCE no ha tocado los tipos de interés pero ha lanzado un mensaje contundente de lo que está por venir a partir de septiembre. El banco ha exhibido todo se arsenal y hasta donde está dispuesto a llegar para evitar que la economía caiga en una recesión por las tensiones comerciales. El comunicado ha descrito una a una las medidas que ha comenzado a estudiar para aplicarla en los próximos meses: adoptar un objetivo simétrico de inflación, aumentar la potencia y composición del programa de compra de activos, modificar la perspectiva de tipos, que incluye implícitamente bajar los tipos de interés, y ayudar a la banca con un sistema de tramos para los tipos negativos en la tasa de depósito.

Política monetaria

Finalmente no ha habido sorpresa con los tipos de interés pero sí con el discurso, con un giro que abre la puerta a medidas más agresivas, de las que sin embargo no se han dado demasiados detalles, posteriormente en rueda de prensa. Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo, ha asegurado que el organismo está listo para actuar hasta que la inflación alcance su objetivo de forma simétrica (por lo que podrá superar el 2% cuando haya estado por debajo de este nivel previamente, una especie de compensación). "A partir de ahora la inflación no tendrá un tope, se podría desviar hacia arriba o hacia abajo, pero promediando un nivel cercano al 2% en el medio plazo", ha señalado el italiano. Draghi también ha revelado que el BCE podría implementar un sistema de tramos que compense la tasa que pagan los bancos por su exceso de liquidez aparcada en el banco central y reducir así los costes del sector. Además, el instituto se ha mostrado dispuesto a ampliar la gama de activos que puede comprar, lo que abre la puerta que el BCE adquiera acciones en el futuro. No obstante, Draghi ha dejado a inversores y periodistas con la miel en los labios. El banquero no ha querido dar pistas sobre futuros recortes de tipos o sobre la gama de activos que podría incluir en futuros programas de compras (QE por sus siglas en inglés), enfriando las expectativas que había generado el comunicado previo.