Bolsa, mercados y cotizaciones

La Fed baja tipos 11 años después: ¿qué han hecho la bolsa, los bonos y el dólar desde entonces?

Jerome Powell, presidente de la Fed, baja los tipos por primera vez desde 2008

La Reserva Federal (Fed) bajó ayer los tipos de interés por primera vez desde 2008. El mercado lo daba por descontado. También asume que habrá más rebajas este año. Aunque su presidente, Jerome Powell, sembró ayer el desconcierto al descartar que este sea "el inicio de un largo ciclo de recortes".

El contexto económico es muy distinto al de hace 11 años, aunque la Fed, con dos miembros votando en contra, redujo el precio del dinero justificando su decisión en el debilitamiento de la economía mundial y la inflación moderada. Pero, ¿qué ha ocurrido en los mercados desde el recorte anterior, de 2008? ¿Se han resentido desde que se activó una política más restrictiva en 2015?

El S&P gana más del 240% 

Hasta ayer, Ben Bernanke era el último presidente de la Reserva Federal que decidió recortar el precio del dinero. Lo hizo en diciembre de 2008, solo un mes después de poner en marcha otra de las medidas que ha permitido a Wall Street sostener una vertiginosa subida hasta máximos históricos: el Quantitative Easing (QE). A esta primera ronda de compras de deuda pública y privada le siguieron otras dos, en noviembre de 2010 y septiembre de 2012.

En ese diciembre, tres meses después de la caída de Lehman Brothers, el S&P 500 cotizaba en torno a los 870 puntos. La respuesta inédita del banco central provocó un repunte del 5% ese día, pero no logró contener la sangría y el índice llegó a perder más de un 25% adicional en los 30 días siguientes. Casi 11 años después, ronda los 3.000 puntos, disparándose más de un 240% desde el recorte. El Dow Jones ha escalado un 215%; y el Nasdaq 100 se apunta una subida meteórica del 573%.

Con aquella rebaja de tipos, Bernanke los dejó en un nivel nunca testado antes, el 0%. Y así permanecieron hasta que su sucesora en el cargo, Janet Yellen, decidió activar la primera subida a finales de 2015. Este hito, que puso fin a una era, no lo fue como tal para la bolsa. Al mes siguiente, el S&P 500 retrocedió en torno a un 10%, pero pronto digirió el alza. Un año después, coincidiendo con una segunda subida de tipos, el índice estadounidense se había repuesto y repuntaba un 9,5% desde el primer movimiento.

Tras casi cuatro años de una política más restrictiva, Wall Street sigue en máximos históricos. El S&P gana en torno a un 47 por ciento. "Esperamos que unas tasas más bajas sigan respaldando un aumento de las valoraciones", señalan desde Goldman Sachs. La clave estará en si, en esta ocasión, realmente no se produce otra recesión.

Al bono se le exige el mismo interés

El mercado llevaba meses descontando que la Fed bajaría los tipos este mes de julio. Esta presión se ha reflejado en la rentabilidad a la que cotiza la principal referencia de deuda americana. En los últimos dos meses, el rendimiento del bono a 10 años se ha mantenido en el entorno del 2%, frente al 2,5% que rondaba entre marzo y mayo y el más del 3% al que se movió durante parte del último trimestre de 2018. 

Si se echa la vista atrás, a la última rebaja de tipos en EEUU en 2008, la rentabilidad de un bono a una década, según se compraba y vendía en el mercado secundario, se situaba en niveles similares a los actuales. El interés bajó hasta esa cota justo a finales de diciembre, a raíz de que la Fed activase su primer programa de compras de deuda el mes previo. Anteriormente, el bono venía de cotizar a rentabilidades superiores al 4%. E incluso de más del 5% en 2007, justo cuando empezó a pincharse la burbuja en el mercado inmobiliario en EEUU y con unos tipos que también superaron el 5% de la mano de Ben Bernanke, quien los situaría por primera vez en la historia en el 0 por ciento en poco más de un año. 

"Si, como creemos, las expectativas de mercado han ido demasiado lejos deberíamos ver retornos de volatilidad en renta fija"

Pero en la era de tipos cero, la rentabilidad del bono no se mantuvo siempre en estos niveles. Rozó de nuevo el 4% en 2010, antes de anunciarse un nuevo QE. ¿Y a partir de ahora? "Si, como creemos, las expectativas del mercado han ido demasiado lejos, deberíamos ver algunos retornos de volatilidad a renta fija para reajustar precios a las expectativas", creen en Amundi. "Los rendimientos de los bonos del Tesoro a 2 y 5 años podrían aumentar y la curva de rendimiento puede reanudar el aplanamiento", apuntan en Ostrum AM (gestora filial de Natixis IM).

El dólar cuestiona la teoría económica

La teoría y la historia dicen que una bajada del precio del dinero en una economía implica debilidad de su divisa. Desde el primer punto vista, se explica porque un estrechamiento de los tipos de interés respecto a otros mercados desincentiva invertir en activos denominados en dicha moneda. Desde la parte de la estadística, se puede observar el ejemplo del 20% que llegó a depreciarse el dólar en su cruce con el euro la última vez que la Fed inició un ciclo de reducción de las tasas oficiales a finales de 2007, hasta que la divisa comunitaria registró sus máximos históricos en la zona de los 1,6 dólares.

La parte teórica choca en esta ocasión con el BCE, que también prepara una ronda de estímulos monetarios, y con la mayor fragilidad de la economía de la eurozona, lo que podría postergar la debilidad del euro, al menos en el corto plazo, pese que la Fed continúe bajando los tipos de interés. A medio y largo plazo, la tendencia del dólar dependerá de la profundidad con la que afronten la nueva vuelta de tuerca acomodaticia cada banco central.

Actualmente, el euro perdió este miércoles los 1,11 dólares por primera vez en 2019. La depreciación de la moneda común es de más del 10% desde los 1,25 que llegó a registrar en 2018. Una meta que al presidente de EEUU le gustaría que se alcanzara para que el billete verde eliminara la ventaja competitiva con la que dice que cuentan la eurozona o China.

Su aspiración es contar con una divisa débil para compensar los desequilibrios generados por su agresiva política comercial y no tiene complejos en presionar públicamente a una institución independiente como la Fed para conseguirlo.

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