Jefa de Redacción de Bolsa & Inversión de elEconomista

El supervisor español de los mercados bursátiles inició una nueva etapa el pasado mes de diciembre, cuando Carlos San Basilio recogió el testigo para presidir la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Seis meses después, San Basilio ha trazado las líneas estratégicas y las prioridades que tendrá su mandato durante los próximos seis años, entre las que destacan algunas como la protección al inversor frente a nuevas formas de comercialización y nuevos productos; mejorar la competitividad de los mercados y fomentar la participación del minorista; adaptar las medidas de gobernanza al nuevo entorno económico; o la simplificación del marco regulatorio y de supervisión de los mercados españoles. Así lo ha explicado durante su comparecencia ante la Comisión de Economía, Comercio y Transformación Digital del Congreso de los Diputados este miércoles.

Hace prácticamente un año de la última incorporación al Ibex 35. Puig entró al principal índice de la bolsa española el julio pasado, después de un 2023 en el que por primera vez no hubo ningún cambio en todo el ejercicio. La compañía de belleza premium, que se había estrenado como cotizada en el mes de mayo previo, rompió con una racha en la que la falta de debuts bursátiles, unido a las caídas en los volúmenes de negociación entre las firmas de fuera del índice, dejaba sin empresas candidatas claras a formar parte del Ibex 35. Este 2025, de momento, va por el mismo camino en lo que ausencia de aspirantes respecta. No hay ningún valor que tenga opciones de entrada en la revisión que se celebrará este próximo jueves, 12 de junio.

El gran atractivo de muchas cotizadas de la bolsa española es, desde hace décadas, el dividendo que reparten entre sus accionistas. Aunque lo más habitual es que las empresas premien a los inversores con pagos en efectivo, son muchas las opciones distintas para retribuir y a las que han recurrido las firmas nacionales en los últimos años. Todas las fórmulas suponen un beneficio para el accionista de una u otra forma, pero no todas tienen las mismas implicaciones fiscales. En algunos casos incluso se llega a diferir la tributación, sin tener que incluirlo en la Declaración de la Renta de ese año.

Entrevista

Con sus viajes familiares a países como Tanzania, Camboya o Guatemala es fácil recorrer el mundo de la mano de María Ángeles León y sus experiencias, que la han llevado a creer firmemente en la inversión en impacto, aquella que actúa positivamente en la sociedad. Es una convencida de que la mejor manera de ayudar al desarrollo y luchar contra la pobreza es apoyando a modelos de negocio para incluir a las personas más vulnerables "en el círculo de la economía tradicional", y por eso defiende dos conceptos que no tienen por qué estar enfrentados: la inversión y lo social. "Si en un sitio en el que hay trabajo, mano de obra, y materias primas pones capital, las cosas suceden", es así de sencillo y difícil a la vez. Hoy en día es socia fundadora y CEO de Global Social Impact Investments (GSI), una gestora especializada en fondos de impacto social que pertenece al Grupo Santa Comba, holding liderado por el matrimonio María Ángeles León y Francisco García Paramés que incluye a Cobas (de la que también es cofundadora).

Queda poco más de un año para que las empresas cotizadas de más de 500 millones de euros de valor bursátil deban tener al menos a un 40% de mujeres en los consejos de administración. Es un objetivo que está marcado para el 30 de junio de 2026, mientras que la obligación para las cotizadas más pequeñas se extiende un año más, hasta finales de junio de 2027. Aunque muchas compañías no han dilatado estas decisiones y ya han incorporado a nuevas consejeras, todavía hay algunas empresas que están exprimiendo el plazo. Aún faltarían 59 de las 114 cotizadas, según recopila la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) teniendo en cuenta los datos de cierre de 2024 aportados por las compañías en los informes de gobierno corporativo.

Dos cambios sustanciales llegarán al mercado de capitales español, afectando a toda la industria de inversión. Uno de ellos tiene una fecha totalmente definida y el otro lleva décadas de espera pero podría estar cerca de culminarse. Se trata, por un lado, de recortar el tiempo que pasa entre la compra y venta de acciones y la liquidación posterior, que es cuando realmente se finaliza la operación (es lo que se conoce como el paso de T+2 a T+1). España, junto al resto de la UE así como Reino Unido y Suiza, implementarán esta primera transformación el 11 de octubre de 2027. Y el otro gran cambio, muy esperado, es el de permitir que los inversores, principalmente fondos, puedan ceder sus acciones temporalmente a un tercero a cambio de una rentabilidad, el llamado préstamo de valores que sí tienen muchos otros países de Europa y no España. La industria reclama que este último llegue con anterioridad al T+1 y el consejo de la UE se pronunciaba hace unos días para que esa mayor rapidez al liquidar las operaciones no perjudique esta práctica.

El presidente de EEUU, Donald Trump, ha sumido al mundo en un caos al declarar una guerra comercial sin precedentes. Sus amenazas (anunciando aranceles desorbitados a todos los países), primero, y su paso atrás (pausándolos temporalmente para negociar), después, dejan muchas incertidumbres, dudas de a qué responden estos giros de guion en los que mantiene el pulso a China, sobre cuáles son sus verdaderos objetivos y qué consecuencias traerá todo ello. Los mercados financieros están reflejando este caos con subidas y bajadas desmesuradas. Esta vez es diferente a otros momentos de pánico, aunque se repiten algunos patrones. Lo que ha ocurrido en las últimas jornadas en los activos financieros explica mucho de lo que está pasando y lo que puede estar por venir, dejando hitos para la posteridad. El mundo desconfía ahora de la mayor potencia económica como destino para invertir.

Cuando el pánico entra agresivamente en los mercados financieros arrasa con casi todo. Las últimas dos sesiones, después de conocerse los detalles de los aranceles con los que Donald Trump declara la guerra comercial a todo el planeta, prácticamente no dejaron títere con cabeza, tumbando a bolsas como la española que hasta ahora había estado brillando en Europa. Los inversores recogieron sin miramientos las ganancias que llevaban acumuladas en muchas firmas del Ibex este año, sobre todo, en la banca, cuyo gran peso en el índice lo arrastró el viernes a su peor sesión desde los desplomes que vivió en 2020 con el Covid. El miedo es irracional. Las caídas a cuchillo asustan. Y mantener la calma no es nada fácil. Pero los expertos consultados coinciden en que los descensos vistos son desorbitados, salvo que de verdad llegue una recesión profunda que de momento descartan, y es la bolsa española la que precisamente señalan como la que podría seguir comportándose mejor que otros mercados en los próximos meses.

La lista de empresas que quieren dejar de cotizar en la bolsa española se amplía mientras no hay candidatas oficialmente en el calendario para debutar en el parqué y compensar esta huida. En los últimos 12 meses las cifras vuelven a ser desalentadoras, pese al gran estreno de Puig y a que el año pasado se saldó con más estrenos que exclusiones por primera vez desde 2017. Todos los implicados y actores que participan en los mercados financieros están tratando de reanimar las colocaciones y para ello se está trabajando ya en un nuevo sistema, una especie de listing técnico que adelantó la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) hace unos meses para tratar de evitar que los procesos de salidas acaben yéndose al traste.