Jefa de Redacción de Bolsa & Inversión de elEconomista

El presidente de EEUU, Donald Trump, ha sumido al mundo en un caos al declarar una guerra comercial sin precedentes. Sus amenazas (anunciando aranceles desorbitados a todos los países), primero, y su paso atrás (pausándolos temporalmente para negociar), después, dejan muchas incertidumbres, dudas de a qué responden estos giros de guion en los que mantiene el pulso a China, sobre cuáles son sus verdaderos objetivos y qué consecuencias traerá todo ello. Los mercados financieros están reflejando este caos con subidas y bajadas desmesuradas. Esta vez es diferente a otros momentos de pánico, aunque se repiten algunos patrones. Lo que ha ocurrido en las últimas jornadas en los activos financieros explica mucho de lo que está pasando y lo que puede estar por venir, dejando hitos para la posteridad. El mundo desconfía ahora de la mayor potencia económica como destino para invertir.

Cuando el pánico entra agresivamente en los mercados financieros arrasa con casi todo. Las últimas dos sesiones, después de conocerse los detalles de los aranceles con los que Donald Trump declara la guerra comercial a todo el planeta, prácticamente no dejaron títere con cabeza, tumbando a bolsas como la española que hasta ahora había estado brillando en Europa. Los inversores recogieron sin miramientos las ganancias que llevaban acumuladas en muchas firmas del Ibex este año, sobre todo, en la banca, cuyo gran peso en el índice lo arrastró el viernes a su peor sesión desde los desplomes que vivió en 2020 con el Covid. El miedo es irracional. Las caídas a cuchillo asustan. Y mantener la calma no es nada fácil. Pero los expertos consultados coinciden en que los descensos vistos son desorbitados, salvo que de verdad llegue una recesión profunda que de momento descartan, y es la bolsa española la que precisamente señalan como la que podría seguir comportándose mejor que otros mercados en los próximos meses.

La lista de empresas que quieren dejar de cotizar en la bolsa española se amplía mientras no hay candidatas oficialmente en el calendario para debutar en el parqué y compensar esta huida. En los últimos 12 meses las cifras vuelven a ser desalentadoras, pese al gran estreno de Puig y a que el año pasado se saldó con más estrenos que exclusiones por primera vez desde 2017. Todos los implicados y actores que participan en los mercados financieros están tratando de reanimar las colocaciones y para ello se está trabajando ya en un nuevo sistema, una especie de listing técnico que adelantó la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) hace unos meses para tratar de evitar que los procesos de salidas acaben yéndose al traste.

En el calendario hay una fecha marcada para las bolsas europeas: octubre de 2027. Es el momento en el que se ha fijado el objetivo de recortar el tiempo que pasa entre la compra y venta de acciones y la liquidación posterior, que es cuando realmente se finaliza la operación. La Unión Europea ya está trabajando para que ese periodo transitorio sea de solo un día, frente a los dos actuales (es lo que se conoce como pasar a T+1 o D+1), cuya finalidad es reducir los riesgos y problemas que puedan darse durante ese ciclo. Antes de llegar a esa meta, que se alcanzó el año pasado en Estados Unidos, España se está preparando para armonizar los procesos con otras bolsas europeas. La Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) acaba de dar un paso adelante al completar la reforma para armonizar esta post-contratación, que a grandes rasgos implica eliminar barreras que solo existen en el mercado nacional.

Las bajadas de los tipos de interés estaban reduciendo el atractivo de los activos financieros con menos riesgo, aquellos que buscan los inversores más conservadores. Las populares Letras del Tesoro hace meses que dejaron de ofrecer rentabilidades superiores al 3%, por ejemplo. Pero algunos factores inesperados, como el mayor gasto público que se autoimpone ahora la Unión Europa, han despertado a la renta fija. Eso sí, solo a los plazos más largos. Los bonos vuelven a ofrecer rendimientos más elevados, permitiendo que algunos inversores no tengan la necesidad de asumir el riesgo que conlleva la bolsa. Dar ese salto a la renta variable compensa menos que antes. A pesar de ello, muchos expertos siguen siendo optimistas, en general, con la bolsa europea y no ven un fuerte trasvase hacia la deuda que la ponga en jaque.

ArcelorMittal está siendo una de las empresas protagonistas en el arranque del mes de marzo en el Ibex 35. Solo Indra, aupada por el aumento del gasto en defensa propuesto por Europa, sube más. El gigante internacional del acero está recuperando estos días interés en la bolsa española, aunque lleva meses en los que la acción se ha intercambiado mucho menos de lo habitual. El grupo mantiene su sede en Luxemburgo, cotizando en diferentes bolsas, y en España las acciones cada vez mueven menos dinero hasta el punto de ser ya el valor menos negociado del Ibex 35 en los últimos seis meses. Esta caída de la liquidez, de hecho, podría dejarlo fuera del índice español a medio plazo si hay una candidata clara para entrar.

Si algo aprendieron los mercados financieros durante el anterior mandato de Donald Trump en la Casa Blanca es que él y sus políticas son impredecibles. Eso obliga a estar preparados y a ser capaces de ajustarse a un entorno cambiante en el que la inflación, por ejemplo, puede volver a repuntar. Es cierto que no todos los inversores están dispuestos a asumir riesgos; en España el dinero que entra en fondos de inversión sigue dirigiéndose claramente a productos de renta fija, más conservadores. Pero eso no implica renunciar a ser flexibles para amoldarse a lo que pueda venir. Dentro del universo de la deuda hay activos muy dispares y algunos gestores no están atados a la hora de invertir como sí ocurre en algunos productos más específicos.

España necesita revitalizar sus mercados de capitales. Hace un par de meses que la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) presentaba en Madrid un informe con 32 recomendaciones para impulsarlos tanto por la parte de las empresas (la oferta) como de los pequeños inversores (la demanda). Para tratar de reavivar las salidas a bolsa, el supervisor del mercado español ya anunció que trabaja en un nuevo proceso para evitar que los planes de empezar a cotizar de algunas compañías se vayan al traste como sucedió recientemente con Europastry o Tendam. Este miércoles, Carlos San Basilio, presidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), ha adelantado que "es posible" que todo esté listo para que pueda ponerse en marcha antes del verano. Como tarde, sería en la segunda parte del año.

Hace justo un año que Naturgy era expulsada, junto a Acciona Energía, de varios índices bursátiles de MSCI, un proveedor referente para muchos productos de inversión que utilizan estos indicadores. Ahí saltaron las alarmas. Quedarse fuera de ellos supone salir del radar de grandes fondos de inversión y de pensiones que se fijan exclusivamente en ese caladero de compañías y de vehículos indexados que directamente replican a estos índices. Ahora Naturgy ha lanzado una opa por el 10% del capital que facilitará su regreso. La eléctrica pondrá más acciones en circulación para mejorar su liquidez y esto le permitirá también reforzar su posición en el Ibex 35 para no correr el riesgo de salir. Aunque todavía no estaba ante un peligro real de ser excluida del índice español a corto plazo, en este arranque de año sí se ha producido un deterioro que la sitúa ya entre los seis valores menos negociados.

Las empresas están aprovechando que desde este miércoles los inversores están dando una tregua a la renta fija, después de conocer el dato de inflación de Estados Unidos, para buscar financiación en los mercados. En España, Telefónica y CaixaBank han lanzado deuda en las que son sus primeras emisiones del año. BBVA y Banco Santander fueron los que abrieron la ventana de colocaciones a principios de la semana pasada.